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Stop Making Sense, un concierto sensorial

Los Talking Heads en Ambulante

Muchas veces, el cuerpo entiende antes que la cabeza…

David Byrne

por Alma Aguilar Funes

 

Apenas unos veinte pasos y él se detiene: “¡Hola! Voy a poner una cinta”. El cuadro se eleva hasta la cintura, dejando ver todo su cuerpo en movimiento, las manos rasgando una guitarra clásica y un rostro con mirada absorta y extática…. Los primeros versos suenan:

I can’t seem to face up to the facts

I’m tense and nervous

And I can’t relax

I can’t sleep ‘cause my bed’s on fire

El emplazamiento de la cámara cambia a su espalda para ver en un plano abierto la figura de David Byrne, vestido con un traje gris, frente a un auditorio oculto en la sombra...

Don’t touch me I’m a real live wire

Psycho killer

qu’est-ce que c’est

La letra sigue, el ritmo aumenta y la formidable interpretación de Byrne transmite su euforia al público del Teatro Pantages en Los Ángeles, pero también a cualquiera que mire el espectáculo que fue filmado por Jonathan Demme en 1983. Tres noches bastaron al director para crear una película sobre el concierto con el que los Talking Heads promovieron su álbum Speaking in Tongues. Un clásico musical que captura uno de los mejores momentos de la banda y la concepción artística que el cineasta venía produciendo desde sus colaboraciones al lado de Roger Corman en los años setenta.

Su estilo: una sensación áspera en el desarrollo visual del documental-rock, Stop Making Sense (Estados Unidos, 1984), que encumbra la figura de Byrne y que tres décadas después aún se mantiene vigente. Aunque no muy vistoso cinematográficamente, uno de los grandes aciertos de esta obra es la facilidad con la que nos remonta a la gloriosa época de los ochenta en la que el rock se transformó con la fusión de otros géneros como el folk, el pop y el punk. Demme registra una gran cantidad de éxitos del famoso grupo neoyorquino mediante una propuesta formal que va de planos cerrados a algunos muy abiertos, capturando todas las emociones de un escenario que  también está en transformación. Así se percibe y siente una explosión de adrenalina en “Psycho Killer” que después se detiene con la reflexiva “Heaven”, tocada en acústico por Byrne en la guitarra y Tina Weymouth en el bajo.

Las imágenes cobran vida gracias al trabajo estético de Jordan Cronenweth, el reconocido fotógrafo de Blade Runner (1982) o U2: Rattle and Hum (1988). Su uso de colores encendidos y contrastados fuertemente con las sombras que destacan al frontman es clave en el desarrollo visual. Y aunque a Demme le importa la imagen, su objetivo primordial es puramente sensorial, se trata de sentir. Como Byrne refiere acerca del título del documental: “…es un buen consejo. Porque la música y la interpretación no tienen sentido”. Así, la música de este protagonista, consagrado por completo a las emociones, hace vibrar igualmente al público. Es un viaje de sensaciones sin importar qué se ve detrás o frente a él.

 

 

Cada una de las apariciones del excéntrico Byrne, la energía de Frantz en la batería, la sensualidad de Weymouth e incluso los grandes momentos de las coristas, Lynn Mabry y Ednah Holt, resaltan y manifiestan el trabajo previo a la aparición en público. Así trasciende Byrne en “Girlfriend is Better”, donde viste un enorme traje, estandarte del filme, y el cual explica de la siguiente manera: “quería que mi cabeza se viera más pequeña y lo más fácil para conseguir eso era hacer mi traje más grande, porque la música es muy física y muchas veces, el cuerpo entiende antes que la cabeza”.

El filme incluye las bailables “Burning Down the House” y “Life During Wartime”, exigiendo cada vez más al espectador, involucrándolo en la misma propuesta que incrementa el impacto visual mediante el juego de luces en el escenario. También se presenta la experimental “Swamp” donde Byrne, contra un fondo rojo, regala una mirada directa a la cámara; o “This Must Be The Place (Naive Melody)” iluminada por una lámpara de piso para crear una atmósfera de intimidad entre los Talking Heads y su público. En tanto, los ritmos africanos que los distinguieron desde su álbum More Songs About Buildings and Food (1978) producido por Brian Eno, reaparecen en el cover de Al Green que los llevó a la fama: “Take Me to the River”.

Stop Making Sense es el resultado del gran trabajo de tres grandes figuras: Demme, Byrne y Cronenweth, cuyo desarrollo artístico comenzó por separado en los setenta y llegó diez años más tarde a esta grandiosa puesta en escena. Uno de los últimos recitales cinematográficos que también fue el parteaguas de una nueva generación: la industria del videoclip y el nacimiento de MTV en 1981, el cual a su vez marcó la forma en que apreciamos sensorialmente a un concierto.

 

Click aquí para revisar las exhibiciones de este documental en Ambulante.

 

14.02.14

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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