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Situación crítica


por Mark Cousins

Traducción: Milena Estrada
Foto de portada: Iranyela

 

Los pesimistas están convencidos de que el final está cerca para la crítica de cine en la era digital –pero tal vez la crítica no es lo que ellos piensan que es.

 

¿Estamos “en” el internet cual peces “en” el agua? ¿Acaso se ha vuelto la materia en la que vivimos, nuestro lente, nuestro medio? ¿Acaso ha asesinado a ciertos tipos de vida, como la era glacial lo hizo? ¿Es entonces una buena era o una era de vicio?

A juzgar por las charlas en una pequeña baldía que conozco –la crítica cinematográfica–, la respuesta a estas preguntas es una variación de un “sí”. Cada festival de cine, cada revista fílmica, cada universidad se está preguntando: “¿cuál es el futuro de la crítica cinematográfica en la era del internet?”.

Pienso que están sobreestimando la revolución. El aroma de la pólvora se les ha ido a la cabeza. La crítica trata cosas de primer orden como la creatividad, el saber, la expresividad, la protesta, el juego, la defensa, el encanto, la pasión, el activismo y el arte. Ninguna de las anteriores fue inventada en el internet. La mayoría de éstas son lo que –el internet, objeto de segundo orden– añora.

Para ver a lo que me refiero, piensen en la relación entre el crítico, el texto, la crítica y el mundo. El crítico ve el texto –una película por ejemplo– lo compara con el mundo y luego, fuera de la comparación, hace la crítica. La crítica dice que el texto es bueno porque se relaciona bien con el mundo, y también, de alguna manera es –por su ingenio, velocidad o lentitud, interioridad o sorpresa, o su dolor– bello en sí.

Si la crítica concuerda con el libro de Terry Eagleton, La función de la crítica, el crítico puede decir que el texto debe criticar el mundo por sus fallas –o por lo menos, no debe replicarlas. “Ella” creerá que debe de ser cautelosa del mundo que está criticando pero tampoco debe de dejar que la preocupación se convierta desilusión. La crítica, si es buena, tendrá que darse cuenta que no responde meramente al arte, ella hace arte.

Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo es que el crítico hace arte, como evitar la banalidad? La crítica empieza por ponerse gafas para rayos x; “ella” busca en el texto/película. El escritor italiano, Roberto Silvestri, dice que un crítico debe “aplastar el fuselaje de la película” para ver lo que yace debajo.

Hay una gran ilustración en el libro de Rudolf Arnheim, Pensamiento Visual, para mostrar lo que esto significa. El autor sitúa una pintura de Jean-Baptiste-Camille Corot, de una madre y un hijo al lado de una escultura de Henry Moore para demostrar que, en composición, son exactamente la misma cosa. Rudolf dice que dentro de Corot hay un Moore. El crítico debe de ver lo que yace debajo. Esto es lo que el artista Douglas Gordon hizo en su trabajo Psicosis 24 horas. Ralentizó la famosa película de Alfred Hitchcock –que trata sobre lentitud y repentina velocidad– a un cuadro por latido, para revelar cómo hipnotiza.

Entonces, como críticos, buscamos en el mundo para ver cómo es que la película se relación con él, y vemos dentro de la película. Todo lo que debemos de hacer ahora es hacer crítica. Noten que no digo: Escríbanla. Por supuesto que la crítica no es sólo sobre escribir. Puede ser un evento, un lugar, una película, pensando, jugando, defendiendo o escribiendo. Les mostraré a lo que me refiero desde mi vida y mi trabajo, pero los ejemplos abundan.

Tomemos los eventos. “Un peregrinaje”, en el cual Tilda Swinton, la audiencia y yo sacamos un cine de 37 toneladas a través de una parte de Escocia, fue crítica cinematográfica. Expresó visualmente nuestro sentir sobre que el cine es una experiencia colectiva, casi religiosa para nosotros y para los amantes del road movie. El mes pasado, en el Festival de Cine de Estocolmo, otro evento: muchos de nosotros fuimos fotografiados con antifaces negros para hacer notar el hecho de que al director iraní, Mohammad Rasoulof, se le negó el permiso de asistir al festival.

¿Y qué decir sobre lugares? El acto más elocuente de crítica cinematográfica que he experimentado fue el cine Obala, que abrió durante el espantoso asedio de Sarajevo, en el cual más de 10,000 personas fueron asesinadas. Obala era underground y muy básico, pero insistió de manera desafiante que, especialmente cuando los tiempos son duros, la parpadeante vitalidad del cine te hace sentir vivo. Su ilusión refuerza la realidad.

Otro lugar que es, o más bien podría ser, un gran acto en la crítica cinematográfica, es el cine Glen en Paisley, Escocia. En la víspera de año nuevo, 1929, 71 niños murieron aglomerados dentro del cine como resultado del pánico causado por el humo proveniente de la lata de una película. Alguien debería de hacer algo brillante sobre éste lugar de horror y amor.

Obviamente las películas pueden ser un acto de crítica fílmica –piensen en la película de Tom Andersen, Los Angeles plays itself, Mi viaje a Italia (Il mio viaggio in Italia) de Scorsese, Devotion: a film about Ogawa productions de Barbara Hammer o El ocaso de una vida (Sunset Boulevard) de Billy Wilder. Fundamentalmente, lo más importante es pensar. El filósofo Karl Popper dijo, parafraseando: “si estoy mal, estoy bien”. Él sugirió que deberíamos de intentar refutar aquello que pensamos saber. Como críticos deberíamos de tomar nuestra ignorancia seriamente. Deberíamos de encaminarnos mentalmente en aquellos aspectos del cine que nos son poco familiares.

El pensar y jugar van de la mano. La crítica fílmica debería de tocar como los DJ lo hacen. Deberíamos de pinchar discos, de fluir de una película a la otra, mantener la pista de baile llena. El crítico David Thomson es un gran jugador, dejando de lado las “s” en la palabra “películas” para que suene mal, así la mera disonancia se vuelve una bomba de pensamiento.

Defender también puede ser juego, es el más moral y serio imperativo en la crítica. He dicho esto antes, pero los críticos son abogados defensores, de pie en la corte, representando a una obra que ha sido embargada. La cultura fílmica no es meritocracia. La mesa no está nivelada. Las personas y las películas están marginadas por su clase, raza, nacionalidad, presupuesto, género y forma.

Finalmente hay un tipo de crítica que estoy haciendo ahora: escritura. Incluso la escritura fílmica puede ser poligénica. La escritura crítica puede reseñar libros, ensayos y entrevistas, claro, pero pueden ser cartas, hipótesis y manifiestos también, y mucho más.

Incluso en mi trabajo, éste es el caso. Mi próximo libro, Querido Orson Wells, será una serie de cartas para directores de cine, muchos de los cuales están muertos. Chris Marker me responde en una de ellas para decirme por qué le gustaba la frase “Él me escribió”. Llevo a Welles alrededor del mundo. Escribo un ensayo sobre el cine que Sergei Eisenstein realizó sobre Manhattan (que no hizo), e hice manifiestos: sobre ensayos fílmicos, formas de festivales de cine y el futuro de las películas. Todos estos son intentos de jugar con el punto de vista sobre escribir el cine, los modos discursivos, la realidad, la seriedad o de otra manera, la expectativa.

Combinen juego con aquello que no sabemos e invención formal y deseo de interrumpir, y obtendrán algo como la exhortación de Hélène Cixous:

Deberíamos de tratar y escribir como nuestros sueños nos enseñan, sin vergüenza ni miedo, y enfrentando lo que está dentro de cada ser humano –pura violencia, desagrado, terror, mierda, invención, poesía… En nuestros sueños somos criminales; matamos… Pero también somos las personas más felices en la tierra

El internet no dirige nuestros sueños, miedos, inventos, poesía ni protestas. Los sigue, los sirve.

 

* Agradecemos el permiso del BFI para publicar la presente traducción de Dispatches: Situation critical. Publicada originalmente en la revista internacional SIGHT & SOUND en su volumen del mes de febrero de 2014.

 

14.03.14

Mark Cousins


@markcousinsfilm

Cineasta, vagabundo. Autor, curador... amateur, aprendiz, niño. Crítico, historiador y teórico del arte cinematográfico, con base en Edimburgo; realizador de obras como La historia del Cine: Una Odisea, ¿Qué es esta película llamada ....ver perfil

Comentarios:
18.04.14
Silvia Colín dice:
Creo que la crítica tiene un papel determinante en la historia del cine, ya que sin ella el cine no habría tenido la posibilidad de realizar esta auto observación que es tan necesaria. Se requiere de la crítica porque sin ella, el cine puede volverse cotidiano y como un neurótico, vomitar palabras, en este caso imágenes, sin saber realmente por qué y para qué se dice lo que se dice. Sin embargo, existe la crítica vacía y la crítica constructiva e inteligente; ¿qué es la crítica sin el bagaje cultural? ¿sin el sentimiento y la sensibilidad de un artista criticando a otro? No nos confundamos, existe el crecimiento y por otro lado, lo que no funciona, es decir: la crítica que censura y coarta.
29.10.14
Remus dice:
Sí, la censura no es crítica de cine o de arte, la crítica es lo contrario.
comentarios.