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El pasado

El pasado de los intrigantes integrantes

 

por Amado Cabrales

El pasado es algo tangible y persistente, toma lugar en los objetos y lugares que habitaron y habitamos en ese instante y que continúan –continuamos en ellos– en el ahora, rodeándonos infatigablemente, llenándonos de recuerdos enquistados. En ocasiones estas representaciones se vuelven amuletos que llaman a otros tiempos, quizá mejores, quizá no, o sucede que su presencia en tanto obvia en ocasiones se oculta en la “normalidad” del día.

El pasado (2013) de Asghar Farhadi nos narra un divorcio, un embarazo y un estado de coma (y no es spoiler, es lo que es), acontecimientos intrincados en una cadena de silencios y omisiones que se van desenvolviendo desde la primera escena, pues las imágenes, las acciones y gestos de los personajes son definidas inexorablemente por sus decisiones pretéritas.

La historia es rica en giros y develaciones, en regresos de último minuto para terminar la frase suspendida, en dolores que se liberan con aromas de colonia, coreografía intrincada de intrigantes integrantes, pues si bien el tema es, por decirlo de alguna manera, un drama familiar, el desarrollo es un thriller de suspenso, una inquietud creciente que culmina en más incógnitas.

Marie busca el divorcio con Ahmad pues se quiere volver a casar, ahora con Samir; Ahmad duerme con el hijo de Samir, quien vive en casa de Marie después de clases; Fouad, hijo de Samir, no quiere dormir con Ahmad en la habitacion que es de Lucie y prefiere dormir abajo, con Léa, la hija más joven de Marie; Lucie no quiere llegar a casa por que está Samir, quien no quiere llegar a casa, a su vez, porque está Ahmad, y se presenta hasta la noche, después de trabajar con Naima, su empleada en la tintoreria. La casa es, entonces, espacio de batallas y de paredes sin pintar, de muebles plastificados y de desagues tapados, con alamcenes atiborrados de cosas y juguetes en el jardín.

Personajes complejos, todos ellos ocultando por su cuenta piezas que resolverían los múltiples conflictos en su entorno. Familia putativa de extranjeros, de desconocidos y los hijos de desconocidos, todos ellos “normales”,  todos ellos fuera de París, del bullicio cosmopolita que se enfrentan a los despojos de las desiciones que tomaron en el pasado.

En la trama existe un rico lenguaje visual orquestado por Mahmoud Kalari (que también trabajó con el realizador en Una separación (2011) como director de fotografía, en donde las miradas y los espacios cobran gran relevancia. El pasaporte caído de la camioneta de la tintorería; el camino hacia el trabajo de los futuros esposos, la senda hacia la tintorería, hacia la farmacia, relación que se inicia por la cercanía laboral, por posibles miradas del rabillo del ojo; la coreografía que toma lugar en el hogar, punto donde todos convergen y se definen a partir de su relación con el espacio.

Ahmad, en todo esto, es el agente del pasado que viene a remover las cosas o sacarlas a flote. No por azar, sino por mandato obtuso de Marie, pues no se sabe si su nueva pareja (tambien iraní) suplanta a Ahmad, o sólo es una suerte de venganza tal embrollo, forma de reproche por una partida jamas declarada en sus porqués.

A momentos intrincado dilema, a momentos melodrama, El pasado construye un vínculo para quien se deja adentrar en sus recovecos, entregarse a las miradas y sorprenderse en sus revelaciones, y si no es así, ¿quien se atreve a decir que no tiene issues sin declarar en el seno de sus propias familias, que no sean mejor explayar en la butaca?

 

17.07.14



Amado Cabrales


@Amado4
Artista plástico, cinéfilo y estudioso del cine autodidacta, amante de toda expresión libre y consiente de la fuerza de la imagen, interesado en las formas y significados que encierra el uso de la información y el ocio.....ver perfil
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