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El Planeta de los Simios: Confrontación


por Julio César Durán

 

Por fin, tras calentar mucho la secuela de El planeta de los simios: (R)evolución (Rise of the Planet of the Apes, Wyatt, 2011), la nueva “adaptación” –o mejor dicho, las nuevas inspiraciones– de la novela de culto del escritor galo, Pierre Boulle, se devela ya como una franquicia a largo plazo que genera demasiada expectativa, en primer lugar por ser obras que basan su razón de ser en tecnología digital de punta para filmar y postproducir, y en segundo por tener toda una tradición en celuloide detrás.

El planeta de los simios: Confrontación (2014) –de nombre original y más atinado “el amanecer del planeta de los simios” (Dawn of the Planet of the Apes)– es dirigida en ésta ocasión por el realizador Matt Reeves, el cual con éste que es su cuarto largometraje, precedido por Cloverfield (2008) y por la versión norteamericana de Déjame entrar (2010), se muestra como un buen director-por-pedido. Las películas hasta ahora hechas bajo el mando de Reeves son obras que se mantienen en un código de conflictos simples, entendibles, desarrollados para un público específicamente gringo (me parece) que quizá no deseé nada más que entretenimiento y que simpatice con ideas y preceptos bastante norteamericanos. Sin duda, se trata de un cineasta maleable que consigue el objetivo y logra un muy buen producto, desafortunadamente hasta ahora no ha mostrado un estilo particular.

Con esto en mente, podemos pasar al argumento. En esta segunda parte de la “saga”, el chimpancé inteligente que lidera a una potencial civilización simia, César, ha llevado a los suyos a construir todo un pueblo en los bosques californianos. Con 10 años lejos de los humanos que aparentemente han sido arrasados por una pandémica enfermedad, el idilio de los monos (en crecimiento, por cierto) parece estable. Todo hasta que un grupo de sobrevivientes homo-sapiens se tope con ellos y ambas especies tengan que enfrentarse. El conflicto se desarrollará en el momento en que los hombres consideren un peligro a los simios y viceversa; los primeros necesitarán la energía producida por una presa en la zona de los segundos, sin embargo, ante la aparente cordialidad en principio, las dudas y las desconfianzas llevarán a todos a iniciar una guerra. No será necesario decir más, el argumento camina sin sorpresas ni algún momento inesperado, todo va conforme lo establecido por el canon veraniego de estrenos.

El planeta de los simios: Confrontación sí nos regala algunos detalles que más de un fanático agradecerá, por ejemplo el mantener cierta cercanía con la saga iniciada en 1968 (El planeta de los simios de Franklin Schaffner), donde el grueso de la población está conformada por chimpancés, donde los guerreros (quizá la incipiente armada) es representada con gorilas y finalmente tenemos al personaje Maurice, el orangután, quien es el sabio guardián del conocimiento de los macacos. A esto le podríamos sumar el que César se imponga como lider político y guía revolucionario de la cultura simia, y también leitmotiv de este filme, retomado por supuesto de las viejas cintas, que será uno de los elementos dramáticos fundamentales para la presente obra: la frase/ley suprema “simio no mata simio”.

En esta ocasión, mucho más que en la primera entrega de la nueva franquicia, la prosopopeya está invertida, lo cual es un acierto. Es decir, los humanos son meros objetos animados, utilería que acompaña y promueve la acción (ni si quiera la breve aparición de Gary Oldman irá más lejos), y es en los simios donde se encuentra todo el peso dramático, llámese conflictos emocionales, psicológicos, incluso generacionales. Todo el drama, cuyo exceso de diálogos sorprende en un filme protagonizado por primates, ocurre en la aldea de éstos, en ella se desenvuelven los cuasi shakespearianos nudos dentro de un constructo familiar que se tambalea con la llegada de un elemento ajeno: quienes muestran problemáticas internas y externas son Koba, Ash, Maurice, Rocket, el joven Ojos Azules y César.

A este último vale la pena ponerle atención y pensar en si existe algo tal (o no) como interpretación. El héroe del relato es encarnado de nuevo por el británico Andy Serkys, uno de los actores que pasarán a la historia sin mostrar su rostro, sin embargo no a la manera de camaleónicos tipos como Emil Jannings, sino porque están siendo la base –principalmente Serkys por tratarse del primero– de un juego digital donde pareciera que es la animación computarizada la que tiene el primer plano y el actor es el accesorio mas no al revés, piénsese en sus King Kong, Gollum o el Capitán Haddock.

No obstante, a final de cuentas y de la misma manera que la película que la antecede, …Confrontación es un espectáculo visual que pone su peso en la parte técnica del arte cinematográfico, (R)evolución supuso el perfeccionamiento de una serie de aparatos que llevan años en marcha. Como decía antes, se han impuesto códigos muy precisos, claro está gracias a los avances técnicos que también colocan una marca por la cual creadores y espectadores ya están limitados en la actualidad. El valor de este filme está en ser un muy bien logrado producto de la gran industria que tiene sus miras a no volver la cara a filmes como The Master (Anderson, 2012) o Nebraska (Payne, 2013) y sí a obras como la presente o Guardianes de la Galaxia (Gunn, 2014).

El propósito se cumple. El planeta de los simios: Confrontación es una buena pieza de entretenimiento que se sostiene con su objetivo conseguido, contiene todo lo que se puede esperar para chicos –la repetida fórmula del cine reciente para niños con su conflicto padres-hijos (véase Lluvia de Hamburgesas, Cómo entrenar a tu Dragón, Valiente, etc.)– y grandes –el dramón de proteger lo que más se ama de manos de la siniestra otredad–. Como punto final, la artesanía/maquillaje digital y los efectos especiales son insuperables, pero la exhibición en 3D no le aporta nada, véala en el formato de su preferencia sin sentirse presionado por pagar un precio elevado por ello.

 

24.07.14



Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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