por Omar Villaseñor

El espectador promedio del llamado séptimo arte está habituado a contemplar en la pantalla una historia lineal, con su respectivo planteamiento, confrontación y desenlace. En última instancia se interesará en acudir a la presentación de una cinta que incluya más de una historia que converge con otras o aquellas que juegan con los tiempos y las realidades.

Pero ¿qué pasa cuando el cine se convierte en más que esto? Cuando esta forma de expresión audiovisual se utiliza para algo más que contar una historia, cuando se convierte en el trampolín para lanzar una serie de argumentos, para sostener una tesis. A partir de diferentes recursos como la entrevista y el documental, el multifacético director Sebastián Hiriart (A Tiro de Piedra, 2010) logra exponer su ensayo: Filosofía natural del amor (2014).

¿Cuál es el punto de partida? El amor, pero no el amor filial, ni victoriano –mucho menos el romántico (y aspiracional) que tanto nos quieren vender las monótonas películas hollywoodenses–, sino el amor erótico, el pasional, aquel que se puede asemejar al natural o animal.

De tal suerte que a lo largo de 80 minutos, aproximadamente, podemos ver entrelazadas secuencias estilo “Nat Geo” sobre la reproducción de los insectos, testimoniales de parejas acerca de su relación amorosa, además de 4 historias ficticias (que resultan tan verosímiles) sobre parejas por demás peculiares.

Estas historias ponen sobre la mesa la pederastia (bajo la terminología griega), la homosexualidad, el compromiso, el odio, la pasión, la soledad, la reproducción, la fidelidad. Conceptos que son asociados metafóricamente con las conductas sexuales del reino animal. De modo que lo humano se confronta con lo irracional, el instinto con la inteligencia, las emociones con el pensamiento, lo natural con lo moral, lo personal con lo social.

Pongámonos un poco a tono con el contexto teórico que expone este ensayo audiovisual. Aristóteles define el amor como aquella condición humana que transforma su juicio afectando su sensación de placer y dolor. Freud, padre del psicoanálisis, lo concibe como la necesidad instintiva de búsqueda de placer y eliminación de dolor. Por su parte, Erich Fromm, en su obra El Arte de Amar, expone que el amor erótico implica el acto de superar el aislamiento mediante el contacto físico sexual.

Es decir, desde la teoría de la praxis, la búsqueda del amor, no es otra que la de satisfacer ciertas necesidades afectivas y fisiológicas, que por otra parte al no verse complacidas pueden llevar al individuo hacia un cúmulo de sufrimiento y frustración, situación que en potencia lleva al odio. Punto que veremos de igual manera reflejado en Filosofía natural del amor.

La tesis final de la película pudiera ser entonces que la sexualidad humana se encuentra básicamente ligada a la animal. Pero a partir de la definición filosófica del hombre como un ser histórico-social, convierte está interacción en un concepto complejo, que se ve alterado por limitaciones personales y morales en función de una estructura precisamente social.

Como mencionaba en el inicio del texto, este filme como tantos otras del llamado “cine independiente” evoca a otra manera de expresión, más allá de la narrativo convencional, es ahí donde, de alguna manera, este tipo de películas (en el ámbito económico) pueden hacer frente a las grandes producciones, ofreciendo algo diferente al espectador, otorgándole reflexión en lugar de llanas historias, colocando una idea por encima de los objetivos monetarios.

25.08.14