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De Barry Lyndon o la vida como duelo

por Samuel Rodríguez 

 

En el límite del bosque dos hombres se baten en duelo, una bala ha atravesado ya el cuerpo de uno de ellos. El suave silencio de la campiña acompaña la escena; Stanley Kubrick nos ha revelado su visión del mundo. 

Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975) es la poética del enfrentamiento; el filme esta marcado por el duelo, por el azar inmisericorde que a cada instante, obsesivamente, nos lleva a límite de nuestras fuerzas, en donde irremediablemente tendremos que encarar nuestro destino.

Kubrick parece decir que estamos condenados a existir en un instante privilegiado, el instante exacto donde ocurre un duelo, donde no dependemos más que de nosotros mismos, de nuestra dosis de fortuna,  y de la mano invisible del azar que  nos muestra a un tiempo lo mejor y lo peor de nosotros mismos. No hay ni un momento de calma, el mundo se mueve en una vorágine de actos que desemboca en  enfrentamientos. Éste es el sello de Barry Lyndon, ésta su suerte y ésta su desgracia.

El duelo nos fascina. En el duelo la respiración se corta, el universo entra en pausa, los individuos se congregan para ver cómo la vida se  condensa en un momento relampagueante y  atroz en el que dos hombres tendrán que batirse y del que resultara un  vencedor y un derrotado. Esta visión del ser humano se hunde en los tiempos, es tan antigua y tan actual que no podemos más que encantarnos con el fenómeno que Kubrick lanza desde su mirada.

La cantidad  y la variedad de duelos que presenta el filme es vertiginosa y nos pone enfrente de nosotros mismos. Nos dice que estamos condenados a enfrentarnos y que esos desafíos interminables, quizá desemboquen en la esterilidad y en la frustración. Tal vez peleamos para nada, quizá nuestra vida sea solo una gran cadena de enfrentamientos sin sentido de la que no podemos huir y que no nos llevaran jamás a un puerto seguro. Esto es lo que nos une con los demás hombres, la tragedia de estar constantemente confrontados unos con los otros.

En “El sur”, uno de los cuentos más brillantes de Borges, se plantea algo muy parecido. Un hombre busca en los arrabales del sur el descanso y la felicidad, se ha enfrentado a la muerte y ahora desea descansar, el enfrentamiento ha sido terrible, pero ha conservado la vida. La tranquilidad del campo se abre ante él como la posibilidad de  una tierra prometida en donde podrá, por fin, ser libre. El destino, sin embargo, no cambia de rostro;  justo al llegar al sur, un nuevo duelo se abre ante sí. La historia nos da a entender que todos los acontecimientos de su vida parecían desembocar en ese duelo final.

El protagonista es retado a luchar a cuchillo por un desconocido en un pueblo perdido de la llanura. El final del cuento es uno de los momentos más altos de la literatura universal:

Vamos saliendo- dijo el otro.

Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado.

Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura.[1]

Kubrick y Borges han visto claramente nuestro destino; el mundo es, según esta visión, una gran arena en la que tarde o temprano tendremos que batirnos en duelo con los rivales más inesperados y de todas las formas posibles, lugar en el que tendremos que probar nuestra fuerza y nuestra resistencia.

La voz de Kubrick es clara y contundente: estar vivo es experimentar continuamente la angustia y la soledad del desafío. Nuestros deseos nos llevan directamente a la arena. Debemos estar alerta, el universo prepara ya nuestro siguiente duelo.

 

08.09.14

 

[1] Ficciones, 1944, Jorge Luis Borges.

Samuel Rodríguez


www.rodriguezsamuel.wordpress.com
Master en Filosofía Contemporánea por la Universidad de Granada y profesor de estética en el Tec de Monterrey, campus Monterrey. ....ver perfil
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