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FIC San Cristóbal: El capital de Costa-Gavras

 

por Julio César Durán

 

Un cine con compromiso social, dedicado a temas como la libertad, la justicia, pero también el cinismo y las relaciones de poder es lo que ha representado la filmografía de Konstantinos Gavras, mejor conocido como Costa-Gavras. En el marco del primer Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas se le rinde tributo al realizador griego con una retrospectiva a parte importante de su obra y con dos galardones por parte de las instituciones culturales mexicanas.

Miguel Camacho, director del FIC San Cristóbal, presentó el homenaje a Costa-Gavras quien recibió la Medalla Cineteca Nacional (primer galardonado con éste mérito) de manos de Rafael Tovar y de Teresa, director del CONACULTA, y por supuesto de Alejandro Pelayo, director general de la Cineteca. También, el mismo Festival lo distinguió con el Premio Ámbar, tras lo cual el cineasta mencionó sentirse honrado al estar como invitado a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, lugar al que se encuentra atraído gracias al Subcomandante Marcos, “un mito presente internacionalmente” –mencionó. Acto seguido se dio paso a la exhibición del más reciente filme del cineasta.

 

El Capital

Estrenada en 2012 y con la participación de Gad Elmaleh, Gabriel Byrne y Bernard Le Coq como protagonistas, Le capital es un filme de intrigas y acción vertiginosa sobre el mundo financiero internacional. Cuando la edad y el cáncer en los testículos del director general del banco francés, Phenix, se elegirá al delfín Marc Tourneuil como capitán del gigantesco navío monetario, que tiene intereses a lo largo y ancho del globo. Pero claro, tanto los accionistas principales como los “aliados” norteamericanos querrán el pastel completo, cosa que desatará una serie de chantajes, espionajes, traiciones y por supuesto compra/venta de lealtades hasta llegar a la frase culminante de la película: Soy su Robin Hood, seguiremos robando a los pobres, para darle a los ricos.

El filme de Costa-Gavras es una ágil y divertida obra anti-capitalista que llega justo tras las horas más oscuras de la crisis financiera mundial, donde los grandes corporativos se tambalearon por causa de sus especulaciones, dejando a su paso a millones de personas sin trabajo y sin recursos para sostenerse. Precisamente esta cinta cuestiona el valor de las gigantescas instituciones bancarias mundiales que han sido, de manera obscena, recatadas por sus gobiernos y mantenidas a flote con el sudor y sangre de miles de trabajadores.

Aquí queda muy claro, en voz del multimillonario norteamericano, que para el mundo contemporáneo existe un todopoderoso móvil: el dinero. Éste no es un medio como muchos piensan, dice Dittmar Rigule (Byrne), sino que es el maestro. Así el capital, como leviatán hobbesiano, se vuelve el principio y fin de todas las acciones gestadas entre el héroe postmoderno que representa Tourneuil (Elmaleh) y los banqueros sedientos de poder.

La narrativa es por demás vertiginosa y dinámica. La cámara con finos movimientos nos acerca y aleja constantemente de Tourneuil y siempre pone la atención en las miradas y gestos de los cerdos financieros. El montaje se acerca mucho a la velocidad de estilos estadounidenses más jóvenes como el de Fincher o Nolan, con el atrevimiento formal de romper con la cuarta pared y hacer que el discurso mental de nuestro protagonista (algunas veces en aparente retrospectiva y otras no) salga de la pantalla para hablarle directamente al espectador. El descaro y la progresiva pérdida de valores del nuevo director del banco Phenix dialogan con nosotros a través de las miradas que él pone sobre la cámara.

La ruindad y la inmoralidad en El capital no se encuentran en los excesos, en el filme no hallamos más que sugerencias de la grandilocuencia económica y miramos de forma escueta el glamour de los multimillonarios. Costa-Gavras permite que toda la acción, sus consecuencias, sus reveses, sus despropósitos laborales, mentiras y demás, aparezcan envueltas en sencillos (pero costosos, claro) trajes, camisas y corbatas. Las oficinas y vehículos oscuros con casi imperceptibles choferes, son los campos de batalla así como representaciones de un universo ajeno al mundo de la persona de a pie, donde el dinero no sólo es el común denominador sino que es al mismo tiempo la música y el orquestador para los intérpretes que trabajan para él.

 

18.01.15

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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