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La elocuencia de lo ilegal

Better Call Saul

por Adriana Marusia

 

Después de un año y medio por fin regresó el personaje lingüísticamente más elocuente de la televisión, Saul Goodman, abogado de humor referencial y poco oportuno que alguna vez dijo: “A mí no se me daba la química. Era más bien un chico de humanidades”. Su reciente aparición en Better Call Saul (2015) está cumpliendo, por el momento, con las expectativas de todos aquellos que ya conocíamos al personaje.

Los creadores Vince Gilligan y Peter Gould comentaron que este spin-off tiene un toque cómico, aunque por momentos tendría sus tintes dramáticos y hasta ahora ya se han transmitido seis capítulos, titulados One, Mijo, Nacho, Hero, Alpine Shepherd Boy y Five-O

Sinceramente me resulta difícil hablar de esta serie sin mencionar el punto de fuga, la matriz de las tragedias azules, es decir de Breaking Bad (2008-2013), dado que, evidentemente, hay rasgos de factura (edición,  fotografía, secuencias, planos, etcétera), de producción, de argumentos, de personajes. No obstante, el entramado discursivo tiene otro género y, por lo tanto, otro tono.

Ahora bien, por un lado tenemos el inicio de la serie. El primer capítulo, titulado One, arrancó con la sucesión del final de este abogado en Breaking Bad. A pesar de que sabíamos lo que le deparaba –si hacemos memoria recordaremos que en su última aparición Saul le dice a Walt lo siguiente: “De ahora en adelante soy el Sr. Perfil bajo... Un idiota con un trabajo y tres pares de pantalones Dockers. Si tengo suerte, en un mes (en el mejor de los casos) seré gerente de un Cinnabon en Omaha”– no fue ni tedioso ni reiterativo ver a Saul en esas circunstancias. Más bien, este principio cumplió con la continuidad narrativa, y esto es un punto a su favor porque ofreció al televidente una suerte de solución al relato que esperábamos ver.

El recurso del presente en blanco y negro; sin ningún diálogo, sin ninguna voz en off, muestra a Saul en su monótona y reformulada vida. De pronto, viendo el rostro angustiado y fracasado del ahora gerente de Cinnabon, se escucha: “No dejen que falsos argumentos los lleven a una pelea injusta. Hola, soy Saul Goodman y lucharé por ti. No hay acusación demasiado grave para mí. Cuando la ley te tenga acorralado, mejor: ¡Llama a Saul! [...]”. Corte y comienza la retrospectiva.

En cuanto a las presentaciones del programa (breves y musicalizadas por Dave Porter, quien también creó la banda sonora de Breaking Bad), éstas cambian en cada capítulo y me parece que es un rasgo muy original que no había visto en otra serie. En el primer y segundo episodios, hay un encuadre de la cabeza de la Estatua de la Libertad inflable que adorna y anuncia las oficinas de Saul Goodman; la evidencia de una justicia risible. En el tercero, hay un close up a unas manos con uñas rojas que tiran la ceniza de un cigarro en una balanza. Y en el cuarto, la toma de los muchos celulares que usaba Saul.

Hay elementos que ya son conocidos, sin embargo, no son cansados. Los personajes principales son, por un lado el escenario, quien alberga la trama es Albuquerque.; por otro lado Saul, quien es elocuente, perspicaz, temeroso y valiente al mismo tiempo, sincero. Él es un hombre de edad madura que en el camino de la ética y la moral laboral no encuentra los frutos económicos que sí le proveería el recorrido de los caminos de la estafa, de la corrupción y de lo ilegal. El prototípico abogado de traje y portafolio pero que resulta encantador por su manera de resolver o intentar persuadir a los otros, por su humor negro y sobre todo por las analogías que establece para demostrar al cliente que está completamente perdido ante lo que cree que los códigos y las leyes le dictan para ser un buen ciudadano. Saul Goodman es un hombre que maniobra las leyes a favor de sus clientes y de su cartera. Es un abogado al que seguramente Lionel Hutz temería por la manera en que confronta a sus enemigos.

Otro de los puntos importantes del éxito que está cobrando la serie es la aparición de personajes emblemáticos que surgieron en Breaking Bad, como Tuco. Este sujeto desquiciado con insaciables ganas de derramar sangre emerge desde el primer episodio de Better Call Saul y sale de la serie en el segundo capítulo. No sabemos si volverá a intervenir en la historia pero, indiscutiblemente, Tuco aseguró la atención de los televidentes.

La aparición de Tuco justifica el encuentro de Saul con los grupos pesados de la delincuencia pero también, y sí, aquí viene la adversativa, resulta un poco desgastado el desarrollo de tal suceso, ya que ocurre en el escenario desértico que en Breaking Bad siempre se representó como el entorno de lo ilegal y de lo amenazante. Lo que quiero decir es que fue un poco predecible.

El otro personaje importante de la serie es Mike, quien era el jefe de seguridad de Gus Fring y el investigador privado de Saul. Hasta el 4° episodio no se ha mencionado el nombre del dueño de los Pollos Hermanos, pero si lo integran a la serie, sería un elemento muy explosivo. En fin, tendremos que esperar el giro en la narración donde proyecten cómo se establece la relación de trabajo entre Saul y Gus.

En los capítulos Nacho y Hero, empezamos a conocer más las habilidades de Saul para enredarse y desenredarse de todo tipo de líos, así como la manera en que comienza a mostrar sus virtudes histriónicas.

Así es como Better Call Saul ha tenido un excelente arranque como una serie de comedia ácida que involucra a personajes emblemáticos de la serie antecesora. Esperemos que este relato televisivo mantenga su registro casi fílmico y siga ofreciendo un entretenimiento de calidad y de divertimento al público.

 

14.03.15

Adriana Marusia


Literatura, cine y traducción. Lacónica por excelencia.....ver perfil
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