por Qornelio Reyna
Parte I. 1969- 1979
Todos sabemos que el recién fallecido David Robert Jones (1947-2016), mejor conocido como David Bowie, es uno de los músicos más importantes del siglo XX y una figura pop de talla internacional. También es bien sabido que se trataba de un personaje muy teatral. Incluso, el mismo Bowie, era el alter-ego de David Jones (como lo decía su ahora viuda, la modelo somalí, Iman), por lo que no se puede dejar pasar esta faceta de su vida.
En una declaración durante la gira de Ziggy Stardust, dijo: “era más un actor que un rockero”. Todos sus grandes personajes fueron el montaje de un hombre multifacético, así que merece la pena una semblanza que recopila su andar por el cine.
El David Bowie actor tuvo una carrera interesante, pero muy desafortunada, pues sus participaciones son más de culto que reconocidas por los cinéfilos y los críticos, pero no por eso menos válidas, pues así como fue de diverso en su andar musical, codeándose con los mejores de su tiempo, también lo vivió en el plató al lado de directores como David Lynch, Nicolas Roeg o incluso Christopher Nolan.
Todo comenzó en 1969, año en que apareció su disco Space Oddity, cuando tuvo un pequeño papel de extra –sin crédito- , en la película The Virgin Soldiers (John Dexter), ambientada durante la Emergencia Malaya de los años 50. Para principios de los 70, Bowie tomó clases con el actor, mimo y bailarín Lindsay Kemp, una leyenda viviente del teatro británico, quien además de instruirle en el arte actoral, también le ayudó a preparar sus shows de Ziggy Stardust, personaje que le tomó años en perfeccionar.
Su pequeño paso (o gran salto) a la pantalla grande, oficialmente, fue de la mano del infravalorado Nicolas Roeg en 1976 con la película El hombre que cayó a la tierra (The Man Who Fell to Earth) drama sci-fi basado en la novela homónima de Walter Tevis. Tan espectacular como triste, la película le valió los aplausos del escritor Phillip K. Dick aunque no tuvo mucha impronta dentro del circuito comercial. Sin embargo se ganó el corazón del público y un título como filme de culto rápidamente.
El filme cuenta la historia de Thomas Jerome Newton, un alienígena que llega a la tierra en busca de agua para su planeta, pero termina fundando su propia compañía de tecnología, misma que tiene que abandonar por sus adicciones. Tan a gusto estaba Bowie con el resultado que tomó gran parte del concepto para su álbum Station to Station y el posterior Low, con el que iniciaba su “trilogía de Berlín”.
En 1978 regresaría en un drama de entreguerras dirigido por David Hemmings, Just a Gigolo, donde interpreta a un desdichado militar que termina trabajando como gigoló y en sus tiempos libres ayuda a edificar el gobierno Nazi en Alemania.
El filme tuvo problemas durante su producción. Entre otros, destaca el hecho de que la ansiada escena en la que Bowie y la mítica Marlene Dietrich se encuentran, fue hecha con técnicas de montaje, para desdicha del músico, y la aparición de una Kim Novak muy en forma. La película tampoco tuvo éxito comercial y es considerada de culto, a pesar de sus faltas.
Durante estos años alcanzaría el éxito musical, no a nivel comercial pero sí a nivel artístico y conceptual, tanto en sus años glam como en sus experimentaciones junto a Brian Eno en Alemania.
Parte 2. 1980 -1989
La década de los 80 estaría marcada por un par de aciertos mayores, nuevamente no tan exitosos comercialmente –en comparación como lo fue su carrera tras el álbum Let’s Dance de 1983-, pero sí trascendentes en las generaciones posteriores. A comienzos de la década, durante el estreno de su álbum Scary Monsters, estrenó en Broadway una representación de El Hombre Elefante con la compañía de teatro de Kemp con la que se ganó corazón de la crítica. Interpretó el papel principal unas 157 veces.
En 1981, haría el primero de sus famosos cameos en el filme Christine F. (Uli Edel), la historia de una adicta, donde se interpretaría a sí mismo cantando uno de sus temas. Después vendría un hit de culto gótico con la participación de una banda predilecta por Bowie en esa época: Bauhaus. Dirigida por el fallecido hermano de Ridley Scott, Tony, El ansia (The Hunger, 1983) unió a David, Susan Sarandon y Catherine Deneuve en un filme erótico sobre vampiros.
A pesar de que la participación del músico dura menos de una tercera parte de la película, resulta impactante su presencia durante los primeros minutos, lo que lo volvió aún más un referente para la pululante escena gótica de aquellos tiempos.
Durante ese mismo año actuaría en el filme japonés Merry Christmas Mr. Lawrence del realizador Nagisa Oshima, conocido autor de la Nuberu Bagu, una especie de “Nueva ola” japonesa muy popular los 50 y los 70.
De nuevo interpretaría a un militar, pero esta vez sería un prisionero australiano durante la segunda guerra mundial. Una historia interesante que gira en torno a la homosexualidad oculta del Capitán Yonoi (Ryuichi Sakamoto), quien se enamorará de Jack Celliers (Bowie), además del choque de la mentalidad oriental frente a la occidental.
Finalmente durante ese año y después de dos grandes aciertos, participaría en un filme (olvidado afortunadamente) de los Monthy Pyton, comediantes icónicos de aquella época en Inglaterra: Yellowbeard película donde prestaría su voz a ¡un tiburón! Dos años después haría una participación minúscula al lado del consagrado John Landis en Into the Night (1985) donde su carácter de villano, aunque fugazmente, quedaría demostrado al lado de Michelle Pfeiffer y Jeff Goldblum.
Posteriormente el año de 1986 sería poco más que escabroso. Con su carrera cuesta abajo durante la segunda mitad de la década con la llegada de discos como Tonight (donde tiene una colaboración reggae con Tina Turner) y Never Let Me Down, en aquel año vino para él una de sus mejores y una de sus peores películas pero también una de sus mejores canciones.
Primero, al lado de Jim Henson, creador de los Muppets, y una muy joven Jennifer Conelly, Bowie interpretó a Jareth, el rey de los duendes, en el filme de fantasía Laberinto (Labyrinth, una especie de La historia sin fin junto a Alicia en el país de las maravillas). Película de la que se arrepentiría en el futuro pero que lo colocó de nuevo dentro del imaginario colectivo y lo acerco a las generaciones de infantes de entonces.
Seguido de esto y junto al rockero director Julien Temple filmaría Absolute Begginers, un clásico musical olvidado que también incluía a otros artistas como Sade, Ray Davies (The Kinks) y Patsy Kensit de los Eight Wonder y ex pareja de Liam Gallagher (Oasis). Competidora de Cannes en su momento, lo más inolvidable resulta ser el tema homónimo que Bowie compuso para la película.
En 1988 el neoyorkino Martin Scorsese ficharía con el británico para la adaptación de La Última Tentación de Cristo en un filme homónimo estelarizado por Williem Dafoe, donde el histrión tendría un papel pequeño pero poderoso como Poncio Pilatos. Poco más que interesante esta interpretación de la vida de Jesús, decide mostrarlo como un hombre y no como el salvador, cosa que le valió su director la nominación al Óscar y el premio de la crítica en el Festival de Venecia.
Parte 3. 1990 -2008
Si bien los años 90 comenzarían desastrosamente con la comedia romántica The Linguini Incident (Richard Shephard, 1991), mejorarían con la colaboración de Bowie y David Lynch, uno de los directores más respetados de todos los tiempos. Para 1992 Lynch había terminado su serie Twin Peaks, misma que traduciría al cine con Twin Peaks: Fire walks with me, donde el camaleón haría una aparición como el enloquecido detective Phillip Jeffries.
Afortunadamente no tendría más tropiezos hacia final de la década y regresaría con su (no tan) inesperada interpretación que homenajea al rey del arte pop, Andy Warhol, en la biopic Basquiat (Julian Schanbel, 1996). También tendría en 1998 una participación como productor y actor en Gunslinger’s Revenge (Giovanni Veronesi), un olvidado western italiano donde sería de nueva cuenta un villano asesino.