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Deadpool, reivindicador del amor

por Paola Parra

 

En 1991, sin mayor intención que un esbozo burlesco de lo que sería un villano desenfadado, Deadpool vio la luz. Sus creadores Fabián Nocieza y Rob Liefield diseñaron un personaje desaliñado, inapropiado y bocón. Cuyo futuro era su presencia esporádica en apariciones de diversas publicaciones de la firma Marvel.  Pese a que es incluido como personaje secundario con pinta desagradable, la escancia este maloliente cabronazo resulta ser tan agradable que uno siempre termina queriendo saber más de él.

Lo lógico entonces sería que los fans solicitaran una franquicia exclusiva de antihéroe especialista en romper a caderazos la cuarta pared. Lo cual, nos lleva  a la película, que es justo el resultado de las exigencias de un público ansioso de trasladar sus fantasías  más groseras con Wade Wilson a la pantalla grande. El deseo de verle decir y hacer pendejadas, gracias a la dirección del debutante Tim Miller, se ha cristalizado favorablemente.

Es innegable que  el éxito que ha representado en taquilla, en su primer fin de semana de exhibición, es consecuencia del trabajo arduo de un ambicioso equipo de marketing. No obstante 20th Century Fox no apostaría, después del desastre que le representó cierto filme de cierto cuarteto de súper héroes, a un posible fracaso. Consciente de la simpatía que podría generar el encaminar adecuadamente al grotesco sentido del humor del maleducado Deadpool, reclutó quizá en uno de sus más atinados aciertos a Rhett Reese y Paul Wernick, quienes se encargaron de escribir no sólo un guión cumplidor con la parvada de fans, si no que lleva al filme a lo que podría ser el primero de muchos taquillazos sobre el mercenario bocazas. Anticipando, con esto, trabajo de planta para Ryan Reynolds quien, dicho sea de paso, se apropió del personaje para demostrar que además de sexy y nalgón, también pude ser buen actor.

Deadpool es una historia de amor cortés situada en la era del tweet y el hashtag. Aunque Wade Wilson no es propiamente un caballero al puro estilo Carreño, sí es un entusiasta enamorado. Enfocado a hacer orgasmo-feliz a Vanessa (una dama dedicada a la prostitución) y llevar a cabo su labor de mercenario, transcurre el tiempo vital de Wilson. La ruptura ocurre cuando su idílica vida se ve trastocada por un cáncer en etapa terminal que lo obliga a abandonar al amor de su vida y unirse, con la promesa de ser curado, a una serie de tortuosos experimentos que además de dejarlo ultramegaduper poderoso, también lo deja sensualmente desfigurado y, por añadidura, bastante resentido.

Confinado a vivir en el sótano de una yonqui ciega de la tercera edad, Wilson, que ahora con ayuda de su amigo freak aliado de la crema y nata de la criminalidad se hace llamar Deadpool busca encarecidamente vengarse de Ajax, su verdugo en el campo de experimentación que acaba secuestrando a Vanessa. Armado con cuantimil pieza de guerra nuestro enamorado antihéroe, entallado en un revelador traje de plasticuero rojo, se lanza a la tarea de rescatar a su hermosa doncella del tubo. Acompañado de una preadolecente darks y el comandante moralín de hojalata, montado en un taxi de un simpático conductor de origen hindú, el mercenario bocazas está dispuesto a salvar el día y quizá, sólo quizá, terminar la velada replicando el kamasutra con su amada.  

Deadpool resulta un acierto a muchos niveles. Es un filme que nos regala momentos de humor ingenioso, desenfadado y políticamente incorrecto. Ver Deadpool es un acto liberador, catártico, considerando que un vasto número de películas del “género” superhéroe, producidas hasta ahora, juegan un papel molarizador que no contempla los parámetros reales en los que vierte las sociedades moderna.

Esta cinta calza a la perfección con el lenguaje contemporáneo, a través del cruce de la cuarta pared, logrando transmitir a modo de relato una historia cuyo simplismo pasaría desapercibido de no ser por los puntuales gags y el excelente gusto para colocar lo soez en sincronía con lo narrado. No está demás decir que es una película que reivindica a las historias de amor, dando a estas, un foro más allá de la típica escena cursifadera de estereotipos absolutos e inaccesibles.

Deadpool no prentede, Deadpool hace, y lo hace mejor que muchas. Deadpool nos invita de una fórmula distinta, revolucionaria. Es una película, a pesar de lo que sus detractores podrán decir, inteligente, para público exigente. Porque el humor, hasta donde se tiene entendido, demanda más que mero heroísmo. Para fortuna del cine de entretenimiento es un filme que, sin quererlo, rompe paradigmas. Una película que pinta para más que favorita.

 

25.02.16

Paola Parra


@polapathe
Miss Paola Parra es la Jefa del departamento de limpieza y desintoxicación en la revista F.I.L.M.E.....ver perfil
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