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FICG 32 | Guadalajara abre con Tschick

por Julio César Durán

 

El decimoprimer largometraje del realizador alemán (de ascendencia turca), Fatih Akin, fue el encargado de abrir la edición 2017 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, y supone la atinada elección de un filme ágil, desenfadado y por supuesto de una considerable calidad.

Fatih Akin, quien a lo largo de su filmografía de ficción ha optado por representar a personajes cuyos orígenes son multiculturales o en su caso a migrantes en la Europa del siglo XXI, ahora aterriza en una aventura adolescente, con trazos de humor ácido, road movie y la ligereza del cine industrial para adaptar la novela homónima de Wolfgang Herrndorf.

Tschick (2016) es un viaje de ida y vuelta a la manera de las epopeyas clásicas, quizá una Odisea adolescente o incluso un Tom Sawyer, muy en el tono de las películas coming of age que tantas palomitas venden en Estados Unidos, donde el puberto Maik, quien es el apestado de su clase en la secundaria, conoce al chico nuevo, Andrej Tschichatschow alias Tschick, un extraño joven a quien nadie dirige la palabra y de quien se corre el rumor de que tiene familia en la mafia rusa.

El imberbe Maik tiene entre sus preocupaciones cotidianas a una madre alcohólica, un padre ausente, está enamorado de la niña más linda de la clase, Tatjana, quien por supuesto no repara en su existencia, y también debe soportar que se le relacione con el nuevo freak de la escuela. Sumado a todo eso, se encuentra el fin de clases y el comienzo del verano, que arrancará con la fiesta de cumpleaños de su amor platónico.

Hasta aquí todo está puesto para un filme más sobre los avatares de la adolescencia y cómo tener confianza en uno mismo, pero inmediatamente, tras la confianza que Maik comienza a depositar en Tschick, la película se convierte en una road movie donde sí encontraremos el rito de madurez que deberá atravesar el protagonista, pero termina siendo muchas cosas más.

Los jóvenes protagonistas interpretados por Tristan Göbel y Anand Batbileg abren el relato visual siendo prototípicos pero conforme el largometraje avanza se van convirtiendo en personajes complejos, con los deseos de cualquier otro chavo de su edad sin embargo emocionalmente interesantes, mucho más que los chicos hormonales que nos ha vendido históricamente el cine norteamericano.

Tschick será para Maik una especie de Virgilio que lo invitará a olvidar sus miedos y a romper una serie de prejuicios que tímidamente se nos van desanudando a lo largo de la trama. A través del viaje en carretera que hacen con un viejo automóvil robado, pasando por mil y un peripecias, incluyendo a la trotamundos Isa (Nicole Mercedes Müller), los chicos no sólo se van a conectar de manera profunda, también van a permitir, con sus experiencias, que el protagonista enfrente un umbral que lo hará crecer y reconocerse como alguien que es mucho más que el rechazado.

La impresionante fotografía de Rainer Klausmann, quien juega con pericia con un espectro azul entre la neblina de la carretera y los faros de los automóviles, le da carácter a esta película donde el tímido Maik comenzará sus aventuras sin sospechar que ganará una importante amistad y que tras las vacaciones de verano volverá como un chico fuerte a quien no le importa lo que sus compañeros de clase piensen, ya que él se ha encontrado a sí mismo.

Tschick se trata de un divertimento inteligente que no cae en estereotipos y busca, con su gran manufactura, el encuentro con un espectador que esté dispuesto a conectarse con este ágil relato (gracias al montaje del editor, Andrew Bird) que no emite juicios sino que se entrega a la experiencia de vida al igual que sus nóveles personajes.

 

11.03.2017

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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