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Animal Vertical

Ruptura y continuidad de mundos posibles

por Jessica Romero

 

[…] el hombre es un animal que se yergue

(al menos mientras es de día y con la mayor vivacidad

 –o con la mayor rabia posible-)

George Bataille

 

Si la poesía aparece a cada instante y en cada escena que filma Alain Guiraudie,  es porque es el reflejo de la inventiva de este autor. A lo largo de su obra cinematográfica, Guiraudie identifica en el tiempo el deseo, en el sufrimiento la carencia y, en el placer, el miedo, la angustia y el remordimiento, haciendo del espacio un lugar tacto-visible donde se plasman inquietudes, secretos y misterios. Hay muchas formas de hablar sobre la condición del hombre moderno, pero, Guiraudie lo logra a través de los más finos matices de las sensaciones y con el mayor énfasis posible.

Presentada en su momento en el Festival de Cannes 2016, Animal vertical (Rester vertical, 2016), quinto largometraje de Guiraudie, es una obra que plasma el punto de vista singular de su autor al explorar los más íntimos secretos de la sociedad contemporánea. Secretos que al quedar bajo el escrutinio de la lente hacen brotar lo imprevisible. Lo imprevisible: vagabundeos, deambulaciones y huidas que liberan dimensiones espacio-temporales, trazando no una narrativa, sino una poética de las sensaciones.

Poética de las sensaciones donde las imágenes se desencadena para ser soberanas. Poética que nos conduce a una noción de retorno; no a un comienzo sino a un incesante recomienzo. Retorno que traza encuentros y entrecruzamientos entre la humanidad y la animalidad: “[…]  retorno a la vida más libre, más fiera, que podría calificarse de salvaje.” [1] Encuentros que únicamente buscan su posibilidad en lo erótico-poético de la vida. Proximidad que despliega interrogantes y problemáticas actuales de lo que en esta época significa ser humano.

Animal vertical recorre el vertiginoso movimiento de las errancias como instrumento de análisis de sensaciones y pensamientos. Errancias que dan lugar a comportamientos y actos explosivos. Entrecruzamientos que abren la posibilidad de encuentros de amor, de (des)amor, de amistad, de soledad, de miedo, y, sobretodo, de soberanía. Afecciones que (re)activan el deseo, alterando las condiciones de existencia normal donde la vida ya no se asemeja a un recorrido definido sino a una aventura en la que todo puede ser posible: “[…] una incandescencia enfermiza, […] un incesante orgasmo.” [2]  Así, fuera de la ciudad, en el campo, en un no lugar o, más bien, en el lugar de los acontecimientos, se despliega toda una trama de intensidades. Leo (Damien Bonnard) huye de su trabajo, de su vida como escritor, pero sobre todo huye de sí mismo. Esa huida lo conduce a Yoan (Basile Meilleurat), también, a Marie (India Hair); al amor, a la vez al (des)amor. Encuentros en donde la existencia es puesta a la par del azar y el azar se transforma en destino. “Es necesario ser un desposeído y dejarse arrastrar por la temeridad, la locura y la miseria implicada en el destino humano.”[3]

 

Temeridad, locura y miseria son signos bajos los cuales el destino del hombre adquiere soberanía. Desafíos de la realidad que dan lugar a lo imprevisible. En Animal vertical cada acontecimiento traza su tiempo y su espacio, subordinándolos al ritmo de su propio devenir. “El cine, […] desafía a la realidad, pero no se sustrae de ella, y si irrumpe en el presente es para darle un estilo del que éste carece.”[4] Irrupciones en el presente, a la vez, despliegue de continuidades y rupturas relativas. Posibilidades de mundos donde todo interviene desde un lado diferente.

Posibilidades de mundos, también, posibilidades de existencia. Instantes en  que el hombre se yergue con la mayor rabia posible recordándonos que “[…]  el aspecto fulgurante del animal desencadenado se sitúa más allá de los límites humanos. Esa descarga ilimitada pertenece más bien al orden del sueño: define una posibilidad divina.” [5] Posibilidad divina donde sueños, ensueños, mitos y realidades tocan los límites de la imaginación. Posibles imaginarios (o imposibles de imaginar) donde fantasía y realidad se rozan, se tocan extralimitándose mutuamente, creando un espacio que bien podríamos llamar onírico-erótico. Mundos originarios donde apenas es perceptible la diferenciación entre el hombre y el animal. Mundos originarios: un comienzo, también, un fin que abraza pasado y futuro a la vez.

Desde este punto de vista, Animal vertical se desenvuelve es un espacio mítico donde se conjunta vida y muerte, pérdida y ruina. Un estado de presencia, también, de ausencia que no cesa de recordarnos lo que implica ser humano. ”En esta ausencia de mito puede hallarse la vida, y ésta debe entenderse con la pasión que anima a los que en la antigüedad no quisieron vivir más en la realidad apagada sino en la realidad mítica.” [6] Espacio mítico donde se dan las afecciones, también, los acontecimientos. Espacio donde convergen lo onírico, lo poético y lo erótico como signos de vida de lo hemos sido, pero sobretodo, del porvenir de nuestra existencia. Así, en una de las más bellas escenas del filme, Guiraudie muestra que entre animales y entre humanos se ejerce un acto soberano, donde mirar de frente equivale a una identificación que devela el carácter cruel y demoledor de la vida misma. Carácter que extralimita los límites de la experiencia humana.

Mediante efectos hábiles y violentos que llevan al espectador a experimentar un drama más allá de sus propios límites, Guiraudie nos presenta escenas de ruptura. Paráfrasis de la realidad que por medio de una serialización de planos manifiesta el deseo de reducir el drama a la inmovilidad del acontecimiento. Animal vertical emplea como elementos expresivos encuadres que captan los instantes más íntimos de la existencia. Mirada singular sobre las cosas que penetra. Movimientos y gestos que sólo cobran sentido en la medida en que repiten una acción primordial. Instantes donde la noción de plano asume su verdadera función de signo, es decir, la de anunciar algo ha tenido lugar: cada instante de nacer, amar y de morir.

Imágenes plenas de soberanía desbordante y libertad frente al cualquier tipo de moralismo, Guiraudie nos sumerge en los juegos de la expresión, la experiencia, y la exploración. Juegos donde planos detallados desbordan escenas eróticas cargadas de ingenuidad, gracia y belleza. Indiferente a toda norma, Guiraudie se mueve en un espacio estético, espacio de goce que nos sitúa en una posición vertical que nos obliga a mirar de frente.

Mirar de frente, un acto demoledor, centro donde desemboca un nuevo equilibrio que conduce a recobrar la plenitud de la condición humana. “Ser en el sentido fuerte, no es en efecto contemplar (pasivamente), tampoco es actuar (si por actuar renunciamos al comportamiento libre con miras a resultados ulteriores), sino que es precisamente desencadenarse.” [7]

 

07.04.2017

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[1] Bataille, Georges. El surrealismo como exasperación. Antología. Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de Querétaro. México, 1982, p.34.

 

[2] _________________ Para leer a Georges Bataille. Fondo de Cultura Económica. México, 2012, p.59.

[3] Op. cit. Bataille, Georges. El surrealismo …, p. 66.

[4] Godard, Jean-Luc. Jean-Luc Godard por Jean-Luc Godard. Barral Editores. España, 1971, p.17.

[5] Bataille, Georges. La felicidad, el erotismo y la literatura. Adriana Hidalgo Editora. Argentina, 2008, p.62.

[6] Op. cit. Bataille, Georges. El surrealismo …, p. 33.

[7] Op. cit. Bataille, Georges. La felicidad…, p.61.

Mr. FILME


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La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
Comentarios:
10.04.17
Guillermo dice:
¿Qué debemos entender por soberanía? Saludos, buen análisis.
13.04.17
Jésica romero Alatorre dice:
Me siento muy orgullosa de ti y de todos tus logros!!! , Estoy esperando la primera oportunidad para decirtelo en persona es un principio de todo lo que viene es una buena, muy buena reseña no he visto la película pero me parece muy profundo analisis
comentarios.