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Voraz, en tres mordidas

Primera mordida: Terror albergado en el cuerpo femenino

por Javier Quintanar Polanco

 

Voraz (2016) llegó precedida del rumor de que al ser proyectada en el Festival Internacional de Cine de Toronto, la crudeza de sus escenas gráficas provocaron desmayos entre los asistentes. Pero más allá de este mero ardid publicitario, es sin duda una de las obras más transgresoras e inquietantes estrenadas en la cartelera.

La cineasta Julia Ducournau plantea, en su debut cinematográfico, una analogía entre el canibalismo y el despertar sexual de su protagonista Justine, una adolescente quien ha vivido un tanto sobreprotegida por su familia de hábitos vegetarianos. Al ingresar a estudiar veterinaria a una facultad, se topa con un mundo duro y de oscuros matices donde (ya sin la vigilancia y cuidados de sus padres) prueba la carne por primera vez, haciendo emerger en ella una compulsión latente, que la lleva a buscar experimentar todos los placeres relativos a ella, sean estos lícitos o aberrantes.

De forma paralela al vertiginoso aumento de su consumo cárnico, lo hace también su instinto sexual. Así, su femineidad se incrementa, reemplazando gradualmente a la jovencita aniñada, ingenua y virginal por una joven de salvaje sensualidad, deseo a flor de piel y ansiosa por tener relaciones carnales.

Así, cada uno de los pasos en su desarrollo y necesidades biológicas, van acompasados con la naturaleza y magnitud de sus ingestas carnívoras. Y cuando sus experiencias eróticas se acercan a un punto crítico, del mismo modo lo hace su nueva adicción, por la cual —de modo accidental— descubre una especial afición por la carne humana. De ese modo, una de las máximas abominaciones en nuestra actual colectividad, se trastoca y fusiona con su propia sexualidad femenina. Una sexualidad irónicamente sujeta a condena, rechazo y tabú por las sociedades desde tiempos ancestrales, y que continua siendo un tema negado e incómodo de tratar para las sociedades modernas.

El carácter provocativo del filme nace no tanto de su violencia gráfica ni de sus escenas perturbadoras —existentes pero no en demasía—, sino de proponer una exploración del erotismo femenino ligado a la práctica del canibalismo, para permite exaltar los aspectos oscuros de la sexualidad, el terror que puede albergar el cuerpo humano —sobre todo cuando en él se producen cambios drásticos gracias a la maduración de los órganos reproductivos—, y el mostrar el deseo carnal con una pulsión feroz, primitiva, de naturaleza animal, desprovista de cualquier edulcoración o sublimación.

Todo esto sucede en un entorno deshumanizado, en una microsociedad que disfruta de humillar al más débil, de señalar los defectos de los otros, donde todos solo buscan hundirse en un rebaño de rutinaria y gris medianía, parrandear hasta niveles demenciales, y grabar con sus celulares todo aquel suceso fuera de sus estándares de “normalidad”.

Por sus características, Voraz puede ubicarse dentro de la corriente del nuevo cine extremo francés, dialogando perfectamente con otras obras (filmadas también por directoras) vinculadas a dicha corriente, como Sangre Caníbal (Denis, 2001).

 

Segunda mordida: Azaz de ridiculez

por Praxedis Razo

 

Así, pues, la boletera Voraz no es más atroz ni más locuaz que el disfraz eficaz de la fresez pudibunda que fue la serie Crepúsculo (Hardwicke et al. 2008-2012), ya que bajo la misma premisa de una familia Adams muy universitaria perdida en Bruselas –una de las capitales del discurso más holgado sobre el desarrollo humano–, esta ópera prima explora el canibalismo hereditario, mas buscando sólo la ligerez de los más, sacando ideas de los restos más procaces de Alarido (1977) y Satánica inocencia (1985), ambos filmes del Dario Argento más mordaz.

Chiquitez de tratado sobre la mancebez entre hermanas que se aman las entrañas hasta perder de vista lo metafórico, toda la rojez con la que se viste la cara pálida del vegetarianismo a ultranza de esta película no es más que pura ridiculez melodramática del qué difícil es crecer sin saber lo que sospecho.

Destaca en sus medianías rapaces [además, vivaz, declara tomar lo cruento y lo fantasioso de la vida estudiantil de Carrie (De Palma, 1973)] por el llamado a la porfiriana paz que hace el jefe de la manada de lobas a la cachorra y nada más.

Ñoñez de cuerpos-cicatriz, si usted puede ver algo de crítica a la europea civilidad entre el minuto 10 y los créditos finales, es una necedad suya que se le revelará entre una risita mendaz y la náusea falaz.

 

Tercera mordida: Más que simple gore

por Paola Parra

 

En Voraz una adolescente vegetariana descubre su naturaleza caníbal a partir de un extravagante ritual de iniciación estudiantil. Una ingesta de carne y un baño de sangre, evidente homenaje a Carrie (Stephen King/ Biran de Palma 1976), son suficientes para  desencadenar incontrolables instintos carnales que llevarán a la protagonista a descubrirse a sí misma en una desquiciante batalla de impulsos y contenciones físicas. Grave es una película seductora que termina siendo una radiografía extrema sobre la sexualidad, haciendo del canibalismo un recurso metafórico de las pasiones eróticas, la sensualidad, la atracción animal, el deseo y su negación.

Grave no cae en el cliché del uso exacerbado de escenas cruentas para dignificarse como gore. La sangre no es el fin, es un medio práctico que podría, incluso, ser innecesario cuando se tiene una historia potente y bien ejecutada. En este sentido la cinta de Julia Ducournau, quien apuesta por la complejidad del simbolismo más que por la fórmula fácil de lo explícito, logra satisfacer, con inteligencia, los apetitos mórbidos inherentes de su público. Su claridad narrativa mantiene al espectador hundido en la butaca, ansioso, interrogante de sus propios deseos. Película que lejos de generar repulsión invita a la empatía sensitiva. Convirtiéndose en un interesante y delicioso planteamiento de horror del cual se antoja degustar más.

 

17.04.2017

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
Comentarios:
02.05.17
Abril dice:
Un amigo me la recomendó, así que decidí ver el corto y quedé enganchadísima. La verdad es que me encantó. Tiene un balance perfecto que te hace estar todo el tiempo en espera de saber qué va a pasar y el final creo que es excelso. Tal vez su popularidad fue ganada con otros aspectos pero sin lugar a dudas te llevas una mejor experiencia de la que esperabas.
comentarios.