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Pina, el placer de la mirada
por Miriam Matus
@MatusOnTuits

“¿Qué tesoro esconde nuestro cuerpos para expresarse sin palabras, y cuántas historias pueden contarse sin decir un sólo enunciado?â€

Wim Wenders


Pina es un sensual recorrido visual que nos conduce por la obra de una de las mujeres más audaces de nuestros tiempos, es un viaje que se va narrando a través de emociones inducidas por el movimiento y que nos convierte en cómplices de las historias que se cuentan con el cuerpo.


La mirada de Pina

Pina puede asumirse como una obra transgresora desde que expone la mirada de una mujer sin liarnos con discursos feministas o con retóricas pobres como las de Josefina Vásquez Mota. A propósito, no está de más cuestionar la poca exploración que ha habido sobre la mirada femenina en el cine contemporáneo, que si bien no es inexistente, predomina el posicionamiento de las mujeres como objeto de deseo, dejando un tanto del lado la incógnita de que es lo que han deseado ellas.

¿Qué mira Pina? El enigma se revela cuando descubrimos que la coreógrafa es la voyeur de su propio arte, su deseo es conocer al género humano, desde lo anecdótico hasta lo más profundo; a partir de sus bailarines investiga y reflexiona, se satisface con el movimiento y las emociones de los otros al mismo tiempo que se descubre a sí misma.


La mirada de Wenders

El director parece compartir con la coreógrafa lo que la conmueve y exhibe la mirada de Bausch en complicidad con la suya.

La cercanía que se logra con el cine (especialmente en 3D) nos envuelve dentro de las coreografías, la sensualidad se potencializa y podemos experimentar muy de cerca los movimientos, los gestos, la textura de la piel, la respiración y las sensaciones que mueven su danza. Wenders logra cruzar las fronteras del escenario y nos concede la posibilidad de ver a los artistas a los ojos para explorar detenidamente las historias que sus cuerpos narran.

Los escenarios también son poéticos, en ocasiones oníricos, y rememoran el lugar donde la compañía (el ensamble Wuppertal Tanztheater) desarrolló por más de 35 años sus exploraciones corporales a través de las investigaciones creativas de la inmortal Pina Bausch.

Los extractos de las coreografías (Le sacre du printemps, Café Müller, Kontaktho y Vollmond) representan con situaciones cotidianas, mitos y experiencias simbólicas, lo complejo de las interacciones humanas entre sus semejantes y con la naturaleza (que lejos de ser controlada, parece controlarlo todo), subrayando aquello que todos sentimos pero es incómodo de reconocer.


La mirada de los bailarines

Las entrevistas en off al tiempo que vemos el silencio en los rostros de los intérpretes, sugieren que estamos entrando en lo más profundo de sus pensamientos, sobretodo cuando nos revelan no sólo la relación con la coreógrafa, sino de donde vienen su movimientos: su mirada es al interior y su danza la más honesta desnudez.

El trabajo de Bausch fue ayudarlos a verse a sí mismos y hacer junto con ellos el viaje adentro, de ahí que Wenders haya nombrado Pina a su película, no sólo como un homenaje, sino porque la cinta expresa a Pina en sí, se le dibuja en cada movimiento, en cada escenario, en cada palabra; como si con su mirada hubiera entrado por siempre en su obra, confesando quien era a partir del entendimiento absoluto de los otros.


Nuestra mirada

Nosotros compartimos el placer de Pina, encontramos a través de los cuerpos en movimiento lo que no hemos aprendido a decir con palabras, lo físico transgrede a lo intangible, hasta llegar a un punto en común, que no nos habla de los demás, sino de quienes somos en conjunto.

Compartimos el placer de Wenders, quien nos lleva con su propia mirada a la catarsis que ofrece el movimiento. Retoma el método de Bausch y cuestiona a los intérpretes sobre su relación con Pina, para que ellos le contesten y la rememoren con el cuerpo.

El director guía nuestros ojos para que logremos comprender como el movimiento libera, no sólo a quien lo hace sino a quién lo mira. Nos revela que la danza es el trayecto hacia lo más íntimo, y que una vez que nos hemos atrevido a entrar, lo que resta es bailar la vida misma y encontrar la libertad.


08.05.12

Miriam Matus


@MatusOnTuits

Je ne suis pas infâme, je suis une femme. ....ver perfil

Comentarios:
08.05.12
Un lector dice:
Pina Bausch es una de las mujeres más importantes del siglo pasado y estos últimos años, revolucionó totalmente la danza y el teatro, comparto con el autor del artículo la idea que Win Wenders supó comunicarnos a Pina desde adentro. Excelente artículo.
08.05.12
Emmanuel Glez dice:
Interesante articulo... Concuerdo con el fragmento donde las palabras no suelen ser suficientes y tenemos que recurrir a otro tipo de lenguaje. Rondaré frecuentemente su página...
08.05.12
Daniela Moyado dice:
De acuerdo, esta película es en sí una poesía coreográfica, como lo será Pina, admirable mujer observadora e inmortal para nuestra mirada. Hubo pocas y profundas palabras de los intérpretes porque el que habló fue el movimiento y los gestos valiosamente honestos. Lo incómodo, lo que nos produce miedo averiguar tal vez por temor a enloquecer, se presenta cómodamente a nuestros sentidos, personalmente disfruté mucho los sonidos del cuerpo. Empatizo mucho con esta mirada.
08.05.12
Daniela Moyado dice:
Me gustó tu artículo, me parece interesante exponer las miradas, como perspectivas de ancho, largo y profundo, un análisis 3D escrito, de la película que a su vez es 3D, para mi es muy claro todo.
comentarios.