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Lost and sound

por Beatriz Paz Jiménez


Así como con los buenos libros que se incorporan a nosotros después de la última página, la vida después de Lost and sound se escucha más clara, más fuerte, podría decirse que nos reencuentra con aquello perdido en la sobreexposición de lo cotidiano: el sonido mismo.


El sonido es algo tan lineal cuando siempre está ahí. Lleno de cavidades, de tonalidades, que crecen, que descienden. Es casi un fantasma plasmando su huella sobre los giros del mundo, porque estamos acostumbrados a ser sonido. Tan así, que el oído es el primer sentido en formarse y el último en morir.

Oír es apenas el principio de escuchar, y escuchar es el principio del pensamiento ordenado, pues el lenguaje es la música que se va tornando en conocimiento conforme vamos creciendo. Conocimiento comunicado, el sonido, la casa-ambiente que nos devora tiene amplitud de onda, profundidad y forma. Su textura revela la causalidad de las cosas, nos narra el espacio circundante, la identidad de objetos, fenómenos, sujetos, misterios.

Pero oír es una actividad sensorial que se torna en perceptual al escuchar, ubicándose así en la compleja red neuronal de nuestra mente. En esa red galáctica de trabajo, que ilumina sus interacciones en la noche cerebral donde nace la música, ¿se puede escuchar música sin oídos? ¿las notas, se pueden sentir en el cuerpo, o pueden ser cuerpo, sin ser sonido?

Lost and sound (Dryden, 2012) pone de manifiesto la realidad de la sordera. Y digo la realidad porque en ella una bailarina sorda desde el nacimiento, una pianista sorda a partir de sus primeros meses y un crítico de música con reciente sordera parcial, no están desvalidos por su discapacidad, sino fortalecidos y retados, absortos en una situación social que les exige más que a las personas con audición estándar. El crítico comparte que su proceso ha sido como salir de la tridimensionalidad de una catedral para sólo acceder al mapa arquitectónico, a partir del cual trata de reconstruirla, siempre, como una hipótesis con predicciones sobre lo que va a pasar en el continuum sonoro. Y en ese sentido, estar sordo es estar descolocado, pero ¿nada más?

La plasticidad cerebral organiza nuestro conocimiento y nuestra capacidad reactiva ante la realidad. Cuando una zona cerebral ha cesado sus funciones, las zonas aledañas toman parte de ese espacio y se fortalecen. Perder también es ganar. Y a veces no son los sordos, sino los agentes de su entorno social cercano, quienes se ven más afectados en el seno de sus prejuicios y expectativas ante la problematización de la sordera.

En la sala de proyección con Lindsey Dryden, la directora del film, parcialmente sorda, el público sordomudo abordó el tema del aislamiento como algo que ocurre incluso a personas con todos sus sentidos: “Los sordos tenemos amigos y familiares, sabemos comunicarnos, podemos estudiar y ser profesionistas. ¿Quién diría que estamos solos?â€, se preguntaban.

Lindsey aclaró que lo mostrado en su film no trata de abarcar a todos los casos posibles, sino parte de las posibilidades que le agradan: personas integrándose a la sociedad gracias al arte y a la aceptación de sí mismos como seres en igualdad de derechos y posibilidades. En sus palabras: “Nunca estamos solos, siempre estamos conectados con el Todo y esa conexión es la música. A ella no se tiene ni se puede explicar, ella es. Ella nos hace sentir y nos da vida.â€

Incluso, lector, si te detienes un poco, notarás que el silencio también se escucha. El mayor logro de Lindsey respecto al film no fue sólo confrontar su condición a través de la documentación de casos similares, sino el buen trabajo de investigación científica, y compartirnos a grandes rasgos la experiencia de la sordera gracias a metáforas audiovisuales, a través planos con fluidos en cámara lenta que de un momento a otro, en el lapso de un compás, pierden el color y la textura sonora para ofrecernos el zumbar de las notas sin sonido.


8.06.12

Praxedis Razo


Un no le aunque sin hay te voy ni otros textículos que valgan. Este hombre gato quiere escribir de cine sin parar, a sabiendas de que un día llegará a su fin... es lo que más le duele: no revisar todas las películas que querría. Y también es plomero de avanzada. Mayores informes y ofertas al 5522476333. ....ver perfil
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