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La inmortalidad de una fórmula: Sombras Tenebrosas

por Mariana Dávila Moreno

Sombras tenebrosas (2012) comienza con el susurro de un Tim Burton redimido. Desde la primera escena la estética visual del filme rápidamente nos envuelve en el estilo que, como espectadores sabemos, no podría pertenecerle a nadie más que al director estadounidense. Desde la butaca no dejamos de preguntarnos –no sin algo de inquietud– ¿logrará éste limpiar el mal sabor de boca que Alicia en el país de las maravillas nos dejó en el 2010? La respuesta, sin embargo, no es tan sencilla. Se puede decir que lo logra a medias.

La cinta, basada en la serie de televisión de Dan Curtis, nos narra la historia de Barnabas Collins (Johnny Depp) un exitoso playboy que tiene el mundo a su pies hasta que comete el error de romperle el corazón a una atractiva bruja, irónicamente llamada Angelique (Eva Green), quien en su papel de femme fatal, lo convierte en un vampiro y lo condena a una vida de encierro, misma de la que es liberado dos siglos después para encontrarse con un mundo para el cual ni siquiera Mefisto lo preparó: los psicodélicos años setenta. Época en sí misma irreverente y que bajo la cámara de Burton se torna aún más. Dotada de un humor que raya en lo fársico y que resulta una grata sorpresa, el filme se acaba convirtiendo en un relato de redención y familia, de obsesión y maldad, que funciona bien hasta la mitad. Y es que el retrato que, en principio interesante, conforman los Collins (Michelle Pfeiffer, Johny Lee Miller, Chloë Grace Moretz y Guilliver McGrath), su fiel sirviente Willie (Jakie Earle Haley), la empastillada y demente Dra. Hoffman (Helena Bonham Carter) y la gris institutriz –objeto de afecto de Barnabas y reflejo íntegro de su amada Josette– Victoria Winters (Bella Heathcote), acaba desdibujándose en un desenlace cansado y absurdo. El cual nos deja entrever a un director que, cada vez más, se debate entre los contenidos superfluos que demanda el mercado y la extraña belleza que caracteriza su filmografía dotada de seres más conmovedores que fantásticos, más tiernos que aterradores.

La película no es mala pero está muy lejos de ser una de sus mejores obras, entre las cuales destacan: El Gran Pez (2003), El hombre manos de tijera (1990), Ed Wood (1994), Beetlejuice (1988), Batman (1989) y El cadáver de la novia (2005) entre otros. Elementos como: la música de Danny Elfman –siempre presente en las bandas sonoras de Burton–, la fotografía que, indudablemente, aún le rinde culto al expresionismo alemán y el redundante trío Burton-Depp-Bonham Carter logran crear un filme medianamente decente que probablemente no emocionará a los seguidores del director, pero tampoco los decepcionará.

El californiano finalmente ha agotado la fórmula que ha venido perfeccionando desde hace casi dos décadas. Parece ser que tanto él como su mancuerna han caído en una zona de confort que los ha enfrascado en un perpetuo déjà vu compuesto de los mismos personajes reproduciéndose infinitamente bajo distintos nombres. Cosa que no es mala pero, hay que aceptarlo, se ha vuelto aburrida.

Sombras tenebrosas nos deja entrever un talento y una genialidad que, evidentemente, todavía están ahí pero que quizás- al igual que a su protagonista- habría que desenterrar.

25.06.12

Mariana Dávila Moreno


@manzanita_zeta
Biodegradable, comunicóloga, cafeinómana, escritora, periodista en formación. Amante de las bellas artes, las tardes lluviosas y las enfrijoladas sin pollo. En búsqueda de realidades inusitadas.....ver perfil
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