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Park Chan-Wook: El caminante

En esta ocasión no mencionaré lo que el cine habla ya por sí mismo. Dejaré que las palabras aparezcan en una práctica tirana de emoción constante. El camino para revelar un instante y la provocación que lleva consigo se convierte en oportunidad, usando la mirada asertiva en la mirada inquieta.

No puedo desasociar al hombre del artista. El director juega una partida en solitario con sus ideas. Cuando una historia te persigue, nadie podrá apartarla jamás: bienvenida nueva habitante. Aprendes a vivir con ella y la exorcizas de una forma audiovisual para habitar de vez en cuando el motel de la locura.

En un intento de reflexión entre la imagen sonora y mi mente, el juego cinematográfico sensorial seduce mi fascinación como lluvia en un desierto que no termina.

No existen sorpresas. Tan sólo el ser humano es el escenario, lienzo de luz, de ningún modo con final feliz. Sólo el resultado se vale de las decisiones tomadas, las acciones que nos llevan al abismo.

Los matices son impresionantes cuando una imagen conmueve justo en el momento en que creías perder. Sacude y toma tu cara de la manera más suave para liberar inherente golpe salvaje, primitivo, degradante.
Despierta, -dice el miedo.
–No.
Depredador: Camina, no existe retorno.
De cualquier forma tengo motivos, despierta, estás viendo una película de Park Chan-Wook.
25.07.2012

Veronica Ramirez


@vehuitz1
Realizadora, guionista lunar en el arte y oficio del movimiento.....ver perfil
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