por Verónica Ramírez

Cuando uno acude a una sala para presenciar un filme. Puede llegar con un equipaje de expectativas, o quizás desnudo, esperando vestirse con los hilos de una historia sorprendente. Nada importa, las luces se apagan suavemente y todo surge. La pantalla se ilumina y te preparas para hacer el viaje. La fabulosa tarea de contar historias.

Así, por fin en la cartelera comercial, llega a nuestros ojosEl Fantástico Mundo de Juan Orol, la ópera prima dirigida por Sebastián del Amo, ganadora de Mejor Ópera Prima de la 27 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara y mención especial como largometraje mexicano en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2012.

El actor Roberto Sosa encarna al Director Orol, no sólo de una forma histriónica, sino también de una forma placentera, y se vive a la par de Jhonny Carmenta, su aliado, su tormento, su voz interna.

¿Quién es en realidad Juan Orol? Un hombre de arrogante delgadez, amante del cine gangsteril y de las mujeres bellas de cabaret: una musa para cada historia, para cada película una musa.

Su vida y obra flirteaban entre la ficción y la realidad. Fue un hombre que se desempeñó en diferentes áreas como actor, director, guionista y productor. Su trabajo no pretendía la exquisitez cinematográfica, pero era auténtico, razón que lo ha hecho traspasar las barreras del olvido, perpetuando así su estilo.

El filme, que se estrena este fin de semana en la cartelera mexicana, rescata esa imagen borrosa de un recuerdo del cine mexicano, el reencuentro con imágenes que nos son familiares. Un carnaval que pasa del blanco y negro al color, conforme el matiz del diálogo, de la escena.

No pretende ser el gran filme de la historia, pues su naturaleza es otra, una donde la risa va de la mano con la nostalgia. Homenaje al patético personaje imperfecto que hace de su baile por la vida dulces maracas y de las rumberas, sus sueños rotos.

14.09.12