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Nos vemos, papá
por Nahevy Estrada

La película se había presentado por vez primera en competencia durante el Festival de Morelia del año pasado. Ya cuenta con contratos televisivos en toda Latinoamérica y a nivel de distribución internacional se presentó en República Checa, Israel e India donde permaneció en tres festivales. Nos vemos, papá de Lucia Carreras es una historia común con una perspectiva muy singular. Una historia que señala la finalización de círculos como esencia del cambio y la trascendencia.

Con un guión objetivo y una breve semblanza a Repulsión (Polanski65), los personajes nos hacen entender la historia a través de sus sentimientos. La complejidad de la muerte así como el miedo al enfrentarse a ésta son los duelos bajo los que Pilar (Cecilia Suárez) debe enfrentarse. Esta coyuntura cuenta con varios tonos y colores. Pilar lleva el complejo de Electra a un nivel pasional, mental y sentimental. Un amor que se torna sensible al no entender que éste siempre permanecerá a pesar de ella. La complejidad del personaje cae en no poder diferenciar la pérdida de su padre plasmado a través de su lenguaje corporal, sus gestos y los ademanes contenidos. El papel es conmovedor al dejar en claro que desprenderse de alguien querido y asimilar su ausencia es un paso que puede durar por siempre.

José, su hermano (Arturo Barba) es la antítesis de la protagonista cuya función es truncar el hilo de cordura de Pilar. Este papel hace entender a la protagonista que la pérdida de su padre no es sinónimo de la finalización de la vida de ella sino todo lo contrario. Los anclajes no siempre son buenos y este personaje lo señala con lo absurdo del pasado. Gabriela por otro lado (Gabriela de la Garza) experimenta un tono contenido y contrasta la dulzura de Lucía con la locura. El complejo de Electra se hace aún más notorio cuando Marco (Moisés Arizmendi) pretende a Pilar. El duelo bajo el que se desarrolla es en una guerra que ya tiene perdida.

La casa (ubicada en Tlalpan ) al ser una sola locación es un gran acierto ya que la tensión y el ritmo de la pieza se conservan, mismo que se contrapone con la casa de José. El ritmo se percibe bajo el letargo en el que Pilar vive después de la pérdida de su padre. El tiempo pareciese no pasar y la vida de ella deja de tener sentido. La película misma merece esto al centrarse en un sólo personaje que carece de diálogos. Por lo tanto, la dirección nos hace centrarnos en la complejidad de esta experiencia. La película también hace entender que la muerte es digna de celebración y la manera en que las personas fungen nuevas personalidades a partir de esto.

La influencia argentina es notoria y particular: el exilio argentino es un subtexto, un referente personal de la directora. Al llevar parte de la realidad a la ficción, la directora cambió el exilio español hacia Argentina al ser un tema más vigente y más cercano de la cultura mexicana. Lucía Carreras crea un vinculo cultural muy dulce al hablar de una mezcla contemporánea que sucede en nuestro país. Otro gran acierto ya que confirma la expansión del mercado cinematográfico.

La musicalización es rica y personalizada. El tango está compuesto exclusivamente para esta cinta. La directora menciona que imaginaba su historia con un tango de Astor Piazzolla, una música muy pasional, nostálgica e intensa. Sin embargo recurrió a Christian Basso. La letra la escribió ella al lado de Humberto Pastor Brondo, compositor de tango de Córdoba. El tango juega como contrapunto ya que se encuentra presente durante toda la película. La cámara en mano, los barridos y el montaje discontinuo construyen una escena fuerte que logra trasmitir la intensidad de los personajes.

La directora no brincó del guionismo a la dirección, ella aparece en el mapa cinematográfico como guionista antes de ser directora por el fenómeno ocurrido en Año Bisiesto al ganar la Cámara de Oro en Cannes aunque en Machete Producciones los dos proyectos se encontraban al mismo tiempo. Las dos películas, a pesar de venir de la misma directora, tomaron caminos distintos: por un lado, al ser presentada en varios continentes, Nos vemos, papá ha sido confundida con la corriente del Realismo Mágico pero no es así. La muerte es el hilo conductor de esta cinta al contar con una búsqueda espiritual muy fuerte pero plasmada de manera sutil.

El público sabe que ya no existe un sólo tipo de cine mexicano, ahora se puede hablar de géneros. Por lo tanto, las películas de nuestro país comienzan a encontrar diferentes tipos de mercados. El público debe construirse y debe nutrirse de este tipo de cine para dar oportunidades a nuevas propuestas. Esto no quiere decir que la libertad del espectador se vea condicionada. Al contrario, esa es la riqueza del cine. El show siempre debe de continuar.

16.01.2013



Nahevy Estrada


@nahevy
Nació en la Ciudad de México. Gracias a que su padre la adentró en el mundo musical al reproducirle piezas de soul, música clásica y rock durante los desayunos, y que su madre fue quien la introdujo al mundo cinematográfico con pel....ver perfil
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