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F.I.L.M.E. über Berlin, I

Nieva sobre las calles de la poderosa y atractiva Berlín. Llegó el festival de cine, y con él una especie de carnaval que contagia a los peatones de la gran ciudad. Nuestro hombre perdido en el corazón de una Europa que sigue confiando en el €uro (alemán) nos cuenta, a grandes rasgos, lo que ve y siente en estos primeros momentos en que responde al llamado cinéfilo de las salas de cine de este foro tradicional, prometiendo continuar con las reseñas y un peligroso abordaje a lo mejor de lo mejor que se pueda y deje ver por allá.

por Cuauhtémoc Pérez-Medrano


Sehr geehrte Damen und Herrn, hablo en pasado porque ya ha sonado el gong, y con los ecos de esos decibeles ha comenzado ya la 63ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, mejor conocido como la Berlinale, en cuya inauguración se estrenó Yi dai zong shi (El gran maestro, Kar-wai, 2013), película fuera de la competencia en la que están 24 filmes para este año, pero que engalanó la apertura de la fiesta cinematográfica. En la Wettbewerb o competencia se encuentran títulos que se han ido estrenando en los últimos dos meses y que se considerarán como posibles regidores de la producción fílmica de este año: entre otras, Camille Claudel, 1915 (Dumont), Paradies: Hoffnung (Paraíso: Esperanza, Seidl), Parde (Panahi,), Promised Land (Tierra prometida, Van Sant).

Además, y más allá de la tan representativa lucha por los osos dorados otorgada por el jurado y los plateados otorgados por el público, se encuentra toda un organización de secciones ya bien definidas: Berlinale Spetial (gala presentación del ostentoso remake de Les Miserables (Hopper, 2012); Berlinale Shorts (diferentes conjuntos de cortometrajes de todas las latitudes que competirán de igual modo por un osezno); Panorama (donde se exponen tanto ficciones como documentales más vanguardistas de todos las texturas, temas y estéticas); Generation (cine hecho por niños y jóvenes, una intento de inyectar frescura y juventud previa a los 18 años. Me pregunto ¿si caso será aun vigente este límite de edad?); Perspektive Deutsches Kino (un recuento de las mejores propuestas en el cine nacional alemán, en donde se apuesta por los nuevos temas y destacadas maneras de expresarse en celuloide, Bitte!; Retrospektive (paso antropológico y de nostalgia sobre los clásicos ora alemanes ora extranjeros, filmes restaurados y reestrenados); Kulinarisches Kino (muestra de los trabajos de cine que tienen relación directa con el tema culinario, pues si con la vista nace el amor a la comida, con el cine se paladea); Hommage (exhibición especial del trabajo del documentalista, historiador y guionista Claude Lanzmann, personaje que prueba que el mundo cultural alemán oscila aún entre los ripios holocáusticos y una culpa-lugar-común); y finalmente la sección recién añadida Native, en donde se exponen trabajos de autores o temas “indígenas” de todo el mundo: y sea lo que esto signifique, este año se muestran filmes culturales especialmente de Australia, Nueva Zelanda/Oceanía, Canadá y Estados Unidos.

¿Pero qué sería de la Berlinale sin la ciudad, sin sus ritmos, trenes, metros, parafernalias, desarrollo, y demás armatoste germano? La Berlinale no sólo está conformada por el cine, la alfombra roja (trozos de madera teñida de rojo y no más), los espectaculares y monumentales osos rojos alrededor de la Potsdamer Platz, por los lujosos autos y las estrellas bajando de ellos. No, además de todo esto está la ciudad, fílmica de por sí.

Tiene la ficción hasta en sus andenes de metro. De pronto un turco callejero musicaliza con su acordeón el andante desesperado de la gente por alcanzar el tren mediante la Obertura de Guillermo Tell. Otro acordeonista acota el Waltz 2 de Shostakovich para la gente que aguarda su tren. No muy lejos veo entrar a Tim Robbins a un café, deja su colilla en la basura, se toma una fotografía con una fan y avanza para volver al anonimato que le permite el sombrero pardo como el cielo. Una artista callejera vestida como bailarina de ballet interpreta al compás de una opera su tetragenario performance en hula-hula, tosco. Y en fin.

Nuestros ojos se vuelven cámaras. La película está dentro y fuera, como para darle a la ciudad un equilibrio quizá innecesario pero espectacular. Este año todo comenzó como marca la regla, nieve en la noche de gala, tarde de operativos policíacos para resguardar a los actores, boletos sobrevendidos. Lo entrañable para mí, quizá: la búsqueda de boletos en los tres diferentes puntos de venta al público: Potsdamer Platz Arkaden, Karl-Marx-Allee 33 y en Haus der Berliner Festspiele. Tres diferentes zonas de una ciudad dividida por la historia, por las arquitecturas diferentes que se entrelazan por el objetivo fílmico, un oso y una lente de cámara de cine.

Al final, habemus boletos que seguirán alimentando otras entregas de este festival tan nuevo y tan viejo. Berlinale 2013, bienvenida.

12.02.13



Cuauhtemoc Perez Medrano


Comenzó su doctorado en Suiza y lo terminó en Alemania, en la universidad de Potsdam. En el entretanto ha vivido en Suiza, Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia y Malta. Ha trabajado como mesero, botarga, tablajero, conductor de tren, vendedor de créditos, plomero, jardinero, profesor de español, cocinero, b....ver perfil
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