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Estreno: La castración

por Arantxa Sánchez

 

Ganadora de diversos reconocimientos como mejor película extranjera en el Winter Films Awards (Nueva York) o las nominaciones a mejor largometraje, mejor guión y mejor actriz en el Festival Internacional de Cine Bajo la Luna (España), es difícil enclavar una película así: hay exigencias y razones que la justifican. Circunstancias ajenas que, si bien aún hay muchas carencias y fuerza autoral, pone sobre el mapa el trabajo en el cine de Iván Löwenberg –también productor de Martha (Marcelino Islas, 2010) que ya prepara su segunda producción. No hay más, habrá que esperar: una buena carta de presentación que presume, puede contener más y más.

Castrar es quitar. Bajo todos los términos, se arranca algo. Se queda incompleto.  Lourdes es así: está mutilada. La experiencia de su no-experiencia en las relaciones sociales la conduce a una vida lenta, pesada, fragmentada. Día tras día se prepara para condiciones rítmicas, abrumadoras, pausadas que esperan un giro irremediable.  

Iván Löwenberg, joven cineasta mexicano egresado de CENTRO, tuvo que lidiar con un presupuesto minúsculo y las inclemencias que derrumban el glamour de todo cineasta: armó un grupo pequeño de trabajo e inició el rodaje de su proyecto ganador del apoyo que otorga la Fundación Hubert Bals del Festival Internacional de Cine de Rótterdam: La castración (2011).

Lourdes (Victoria Santaella), una chica de 24 años está negada: el impedimento de gozar y vivir la tiene sujeta a la separación, a la ausencia de poder lograr acercarse a las personas: algo transparente que se armoniza con la timidez, la inseguridad, su cabello largo y su ropa desalineada, carente de toda motivación. Pero no es por elección, su comportamiento es el resultado de un quiebre familiar.

 

Con pocos espacios y escenarios cerrados, suceso tras suceso, la película avanza de manera casi metódica para exponer las vivencias de Lourdes al lidiar con la soledad y la incertidumbre de un futuro que se vislumbra gris y cotidiano: la carga de ciertos tabúes pesa sobre los personajes: la virginidad, la exploración de la sexualidad, el libre albedrio y el abandono.

¿Hay algún elemento precursor y significativo en la opera prima de Löwenberg? Sí. Quizá traspasar las dimensiones de una producción austera, minaron el potencial de la historia: hay algo sugestivo y propositivo en la idea central del director pero ¿qué la “contiene”?

La castración está manufacturada con los errores y aciertos de las primeras aproximaciones de cualquier cineasta. Prevalece el sentido de las creaciones estudiantiles: la labor casi íntima que se experimentó en la realización se puede percibir en la película. No es un pecado, es una característica muy particular que se logra obtener pero que, irremediablemente, podría ser malentendida.

Lo fundamental del cine es experimentar nuevos planteamientos, nuevas aristas que lleven al espectador a crear una reflexión y en La castración, hay una aproximación a lo femenino: razones, causas, consecuencias del por qué se es de una u otra manera: sé es el resultado de algo. Causas y consecuencias.

La idea está ahí, bien estructurada, bien armada, un pensamiento que llevó a Löwenberg a tejer su película; sin embargo, la ausencia de un tratamiento más atractiva (palabra entendida con todas sus significaciones e implicaciones particulares) sobre la imagen y las actuaciones que se tambalean entre la intencionalidad y la exageración un tanto fallida, puede provocar el disgusto de los más conservadores.

La película cuenta con un casting que combina lo consolidado y lo que apenas inicia: la intervención de Paloma Woolrich y Keyla Wood por un lado y los pininos de Victoria Santaella por el otro, podrían dar un tratamiento que oscila entre la falta de afianzamiento o las implicaciones de ser una producción tan íntima (¿naturalista?).

Con una filmación que proyecta atmosferas grises, tristes, sencillas, La castración es austera, no hay espectacularidad, no hay cosas complejas con miles de personajes, no hay glamour, sólo hay historia, hay razones y una exposición personal sobre lo incompleto, la falta de guía y la inexperiencia para entender a los (y lo que) nos rodea.

 

07.09.13



Arantxa Sánchez


@mentecata_
Hace un esfuerzo constante por caminar el línea recta. Le gusta el punto y seguido, la literatura, coleccionar imágenes y ver la tele. Dicen que es odiadora de profesión pero los servicios escolares de su universidad dicen que....ver perfil
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