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EDITORIAL SEPTIEMBRE
 
 
Hemos llegado a uno de los meses más célebres y sensitivos del año, septiembre, que en su cromática se despliega ese abaratado, politizado, fascistoide tricolor, que irrumpe con el estridentismo del guitarrón, la trompeta y los falsetes. De él emanan vapores picantes y en conjunto, orgía de estímulos, no logra más que generar una terrible sensación de zozobra, desconocimiento, extrañamiento ante aquello que los medios masivos empaquetan con la estúpida intención de fabricar una idea colectiva de pertenencia para desplazar cualquier intención de realidad.
 
En el mes de septiembre no hay nada más ruin que el anacrónico concepto de patriotismo.
 
Así bien, el cine mexicano ha funcionado por mucho tiempo como dispositivo para enaltecer esta perversión. El cine como lábaro patrio, el cine como vehículo para exportar una imagen hechiza del mexicano, pero también ese cine que, desembarazado de esas intenciones, dio de frente con aquel ideal (La fórmula secreta, Gámez, 65, la película conceptualmente más cercana a la realidad del México actual), en fin, el cine mexicano que, como ninguno, ha ensayado Jorge Ayala Blanco en su magno proyecto abecedario. Es por eso que este mes F.I.L.M.E. se propone enfrentarlo desde toda la picardía que se antoje, derribando aquellas estampas folcloristas que fundaron el mito, al tiempo que intenta y siguen intentando echar a andar una industria cinematográfica que después de su pedroinfantilismo no ha logrado pasar de la pubertad.
 
¡Felices fiestas parias!
 

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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