por Nahevy Estrada
Llevo varias semanas intentando encontrar esa lista de reproducción perfecta que refleje mis aventuras e impulsos amorosos en esta peculiar y calurosa época del año. Por obra del espíritu santo me encontré con el soundtrack de Palo Alto (Coppola, 2013).
Ubicada en el condado de Santa Clara, California y basada en los cuentos cortos de James Franco, Palo Alto es la ópera prima de Gia Coppola –nieta de Francis Ford y sobrina de Sofia. A pesar de haber visualizado un par de avances y haber leído una que otra reseña por parte de medios neoyorkinos, creo que en realidad no sabemos bien de qué va esta historia vista desde la perspectiva de Gia. El soundtrack nos guía con nostalgia hacia nuestros primeros encuentros amorosos: la primera vez que besamos al chico/a que nos gustaba, así como los momentos en que tuvimos decepciones amorosas.
Una de las piezas más bellas es la burbujeante y embriagante Ode to Viceroy. Con esta pieza me es inevitable visualizar a algún chico en atmósfera nebulosa, incluso recuerdo la primera vez que besé a uno, en un pasillo de mi antigua escuela. La canción de Marc Demarco nos remonta a esta eterna necesidad por sentir la adrenalina correr en el momento del cortejo. Drunk in love.
Futbol Americano de Robert Schwartzman –quien es hermano del actor homónimo, Jason, y también primo de Gia– nos guía por una atmósfera de supuesta felicidad lograda a través de alguna sustancia ilegal o dopamina como bien sabe Belinda.
Champagne Coast de Blood Orange construye una escena con un fondo líquido como Cities of Dust de Siouxsie and The Banshees. Oriental y enigmática, la nostalgia nos lleva hacia un lugar conflictivo y peligroso.
5FT7 de Tonstartssbandht nos eleva por territorios airosos para aterrizarnos en Is this sound okay? de Coconut Records. Lecciones de ética y filosofía nos hacen preguntarnos si nuestros sentimientos son competentes con la trama de Gia.
Rock Star de Nat & Alex Wolff nos hace dar cuenta que está bien sentirnos mal por las decisiones que tomamos, pero no importa, tenemos toda una vida por delante para aprender de nuestros errores. Esta pieza seguramente sonaría en un bar de mala muerte en medio del desierto.
La dualidad llega desde tierras lejanas para bailar con nuestra conciencia, nuestro pasado y presente en Senza Mamma de Francesco Pennino (cfr: El Padrino, parte II, 1974). Bailemos con nuestra desgracia, seduzcamos nuestra propia vanidad y dejemos que nuestra pasión por la vida nos reviva. Llorar está permitido. La vida es bella.
Graveyard… ¿Por qué el amor tiene que doler? ¿Porqué sufrir? Ya todo pasó. Y sí, estamos vivos. Muy parecida la atmósfera lograda en Vírgenes Suicidas (Sofia Coppola, 1999). So Bad da toques muy parecidos a Dinner, el sencillo de Blood Orange; Schwartzman nos recuerda que no tenemos que considerarnos tontos o estúpidos por sentir algo por alguien. La belleza se encuentra dentro de esa misma contradicción.
April’s Daydream es por excelencia una oda a la primavera. Una escena borrosa, en medio de nubes rosadas, no sabemos hacia dónde nos dirige pero sabemos que será un lugar mejor del que ahora nos encontramos. Hay que dejarnos llevar. Ríndete. Ese sentimiento se expande al mismo tiempo que “Dev” se aprovecha del eco para dejarnos caer.
Después de habernos pegado contra el asfalto, nos levantamos para encontrar esa cara familiar que sabíamos que veríamos. It’s you hace caso a nuestra corazonada y nos abraza con esa reacción delatora corporal para sonreírnos después de aquella intensa bofetada con estoperoles.
Las notas “en bruto” de T.M de Jack Kilmer seguramente nos harán recordar al chico que nos gustaba de adolescentes. Recordar su rostro, su sonrisa, la manera en que se peinaba hacia atrás y más si este chico tocaba algún instrumento en alguna banda desafinada.
Finalmente You’re not good enough pareciera el cierre perfecto para esta cinta rosada. Con títulos de serie familiar, “Dev” Hynes nos confirma que en realidad nuestro dolor y sufrimiento por aquel chico/a malo/a no valía la pena. Quizás en el camino nos peleamos con nuestra mejor amiga, le rompimos el corazón al tipo del pórtico o quien que nunca se atrevió a decir lo que en realidad sentía por nosotros, pero no importa. La vida continúa, podremos vivir una y otra vez esto pero lo importante siempre será repetir la historia. Aunque una no reemplazará a la otra.
14.05.14