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Series de TV: Lo mejor de 2014

por Arantxa Sánchez

 

Además de las menciones obligadas (Game of Thrones, House of Cards y True Detective). Este año llegaron a la pantalla chica algunas propuestas bastante interesantes que demuestran por qué la televisión es uno de los medios audiovisuales más fértiles y a la cual se le tiene que tomar MUY en serio.

 

1. The Leftovers (HBO)

Éste es el mejor ejemplo de la “maldición Damon Lindelof”. Ignorada por los medios especializados que la descartaron por ser la nueva creación del responsable del final de Lost, The Leftovers pasó desapercibida bajo la sombra de otras producciones de HBO.

The Leftovers sin duda tiene el sello personal de Lindelof (lo humano profundamente ligado a lo sobrenatural), pero la historia construida por su otro creador, Tom Perotta, es lo que da un destello de distinción a la serie: ¿qué pasaría si un día, de la nada, desaparece el 2% de la población mundial? La cifra parece mínima pero lo que provoca en un pequeño poblado de Estados de Unidos, tejerá una red de interacciones complejas, misteriosas y violentas entre sus habitantes.

Aunque suena a un gran cliché lostiano, Lindelof y Perotta usan de pretexto este hecho cuasi sobrenatural para diseccionar los vicios de la condición humana. Todos y cada uno de los personajes son esenciales, las actuaciones de Justin Theroux, Liv Tyler y Christopher Eccleston terminan de unir y dar sentido a una producción que ofrece capítulos entrañables que cuestionan: ¿estamos preparados para la ausencia?

 

2. The Knick (Cinemax)

Producida por el canal Cinemax, The Knick fue otra grata sorpresa ignorada (HBO no la quiso producir). Dirigida por Steven Soderbergh (Traffic, 2000), este drama médico se centra en los inicios de la medicina moderna a través de la mirada de John Thackery (Clive Owen), un “Doctor House” del siglo XIX, cruel y frío, obsesionado con la perfección y los avances de la ciencia.

¿Por qué ver otro drama médico? The Knick se aleja de dicha etiqueta y desteje tópicos que marcarían una época como el racismo, el clasismo y el machismo. Una de las virtudes de la serie es explotar rasgos plásticos que hacen explícitos los polos opuestos: por un lado el derroche y la riqueza, y por el otro la suciedad y la inmundicia en una sociedad que todavía se resistía al futuro.

Soderbergh hace bien su trabajo y entrega una producción visualmente pulcra que matiza las transformaciones emocionales de Thackery (sus descubrimientos, la gloria, el inframundo del burdel chino, la ira y sus adicciones). Los personajes que lo rodean conjugan en él sus miedos y frustraciones como pequeños ejemplos de todas las dolencias de un Estados Unidos confuso.

Al  final, y además de la caracterización, los diálogos y las actuaciones, The Knick se transforma en un producto completo gracias a las atmosferas sonoras creadas por Cliff Martínez. Lo que logra Cinemax y Soderbergh en una joya audiovisual cruda y violenta.

 

3. Halt and Catch Fire (AMC)

Cuando se anunció su estreno, la crítica la consideró la sucesora de Mad Men (AMC): Halt and Catch Fire es una serie de época que explora un momento histórico poco tocado: los años 80 y su incipiente revolución tecnológica.

HCF obtiene un punto de vista sincero de lo que hay detrás de todo descubrimiento histórico a través de un acercamiento detallado a sus tres protagonistas: Joe MacMillan (Lee Pace), un carismático y oscuro empresario; Gordon Clark (Scoot McNairy), un ingeniero inconforme con su vida, y Cameron Howe (Mackenzie Davis), una talentosa y joven programadora.

La obsesión por crear una computadora que transgreda los estándares de la época, llevará a los tres protagonistas a una montaña rusa de emociones que los obligará a salir de su zona de confort. ¿Qué sobresale? Ya era hora de ver otra perspectiva que no fuera la cómica sobre el mundo geek, se agradece profundamente la ambientación, el soundtrack (David Bowie, Talking Heads, The Clash, Trentemøller…) y la actuación de un trio que da vida a personajes con problemas, tan familiares que demuestran que los estándares de socialización complejos no sólo se limitan a los genios cool de Warner Channel.

 

4. The Honourable Woman (Sundance TV)

Pocas veces se ha planteado el papel femenino en una serie de televisión. Por lo general tenemos a la mujer en las intrigas políticas que sólo sirven para una cosa: el sexo y ser un personaje “fuerte” pero secundario. En The Honourable Woman las cosas rompen ese estándar y ponen a una mujer al frente de un drama político contextualizado en uno de los capítulos más confusos de la historia: Israel y Palestina.

Nessa Stein (Maggie Gyllenhaal) es la heredera de un negocio internacional que se agita en las arenas movedizas de los interés políticos, pero cuando decide introducir la fibra óptica en el territorio de Cisjordania, sabrá que su vida será un juego de ajedrez en donde tendrán que sobrevivir ella y su familia.

Aunque es la historia perfecta para crear un drama lacrimógeno y victimizar la figura de Nessa, The Honourable Woman tiene la bondad de ir tejiendo flashbacks que se encargan de desmoronar poco a poco las impresiones que se tienen de unos personajes (sí, nada es lo que parece) que se desarrollan en una gama extraordinaria de sentimientos: egoísmo, odio, amor, miedo, traición.

Lograr un trabajo visualmente impecable y una contextualización que no se mete en apuros políticamente incorrectos, hacen de esta miniserie una lectura obligada dentro de los dramas políticos.

 

5. Fargo (FX)

Todos queremos dejar de ser un don nadie, atreverse a hacer cosas que no se tienen permitidas y experimentar un resquicio de la palabra “libertad”. Lester Nygaard (Martin Freeman) es un vecino promedio cualquiera a quien los años convirtieron en una persona propensa a la humillación: tímido, respetuoso, un buen ciudadano.

¿Qué pasa cuando unimos a Lester con un asesino a sueldo, el cruel y siniestro Lorne Malvo (Billy Bob Thornton)? Fácil, tenemos Fargo, una miniserie creada por Noah Hawley que se inspira en la producción de los hermanos Coen de 1996 y se adentra en la investigación de una ola de violencia dentro del poblado de Bemidji en Minnesota. 

Aunque es fácil imaginar el resultado de este encuentro, Fargo logra escapar de lo previsible y se sumerge en un mundo de humor negro, traiciones y secretos cuando el buen Lester descubre que regresar la maldad que el mundo le ha echado encima no está tan mal. El sello de FX es evidente y a pesar de no tener una serie visualmente arriesgada, la construcción de los personajes y la historia son los elementos esenciales para presentar a una sociedad violenta y corrupta que sólo puede mirarse en un espejo y reírse de sí misma.

 

Mención de honor:

La primera parte de la última temporada de Mad Men.

La última entrega que nos hizo Matthew Weiner sobre el mundo de la publicidad en Estados Unidos es de una sobriedad enorme: Don Drapper experimenta una profundad crisis en todos los sentidos y aunque se aferra a no extinguirse, todas las escenas de vacío, nos dicen un poco de lo que podemos esperar para este 2015.

 

Decepciones:

Selfie (ABC). Pues sí, Karen Gillan nos cae mejor como acompañante de Doctor Who que como pelirroja tonta con chistes malos sobre las redes sociales (por fortuna, ya fue cancelada).

American Horror Story: Freak Show (FX). Quizá sea la repetición infinita de la fórmula de terror Murphy-Falchuk, pero AHS ya no estremece ni provoca incesantes retorcijones de estómago.

Gotham (FOX). Para los guionistas, el niño Bruce Wayne escuchaba Death Metal, porque de ninguna otra manera podría convertirse en Batman…

The Strain (FX). La televisión no está hecha para Del Toro: con lagunas enormes en la continuidad, acciones ilógicas como estar a un metro del monstruo y no poder dispararle, la historia de los vampiros en una sociedad contemporánea se leen mejor en sus libros.

 

26.12.14

Arantxa Sánchez


@mentecata_
Hace un esfuerzo constante por caminar el línea recta. Le gusta el punto y seguido, la literatura, coleccionar imágenes y ver la tele. Dicen que es odiadora de profesión pero los servicios escolares de su universidad dicen que....ver perfil
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