Rancière en diálogo con la UNAM

El año pasado, los días 10 y 14 de febrero, el grupo universitario de investigación Cine y filosofía. Poéticas de la condición humana, coordinado por Leticia Flores Farfán y Armando Casas, se aventuró por las muy concurridas calles de Montmartre, a la vuelta del Moulin Rouge, para entablar un diálogo deslumbrante con Jaques Rancière, quien, amable, atendió sus cuestionamientos que abrevaron de diversas fuentes: la cinematografía, las artes plásticas, la filosofía y la literatura.

A lo largo de 5 raudas horas, el filósofo francés nacido en Argel expuso y analizó lo que los coordinadores e Ignacio Díaz de la Serna y Carlos López Ocampo le pusieron en frente, como un pretexto para dar continuidad a su alebrestado pensamiento cinéfilo, en la búsqueda de la postura estética y política que el pensador ha tenido como una constante frente a las pantallas. En su departamento parisino, de asceta recolector de libros de todo el mundo, se habló generosamente igual de sus obsesiones (Béla Tarr, Pedro Costa, Kenji Mizoguchi), que de sus preocupaciones actuales (el cine chino, el tema de los sin parte).

Y aquí compartimos, pues, un fragmento de esa entrevista que verá la luz en forma de un libro que será presentado en el marco del Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Ficunam, y que es una muestra palpable del brío con que tomó Rancière el proyecto de hacer un recorrido por su cinefilia rampante, desde sus años de nouvelle vague hasta la era en la que ya en vez de salir a hacerse un espacio en la taquilla, se sienta a ver, tranquilo, una película en su casa.