por Daniel Valdez Puertos
Fotos: Opiano
Albricias. La Ciudad de México cuenta con un espacio espléndido donde pueden confluir diversas expresiones plásticas en diálogo con el cine, en un lugar nunca más idóneo que la Cineteca Nacional.
Poco más de dos años después que la dirección de la Cineteca Nacional cambiara de administración, se inaugura el recinto planeado de lo que sería el museo del cine dentro de las mismas instalaciones de la Cineteca. Ahora con el nombre de La Galería de la Cineteca Nacional, la dirección del doctor Alejandro Pelayo retoma, concluye e inaugura este proyecto que se comenzó a fraguar desde la gestión de Paula Astorga, y hemos de decir que de modo venturoso.
Se trata de un espacio que rompe con el esquema clásico del cubo blanco, hecho más bien de columnas y paredones negros que posibilitan diversos juegos museográficos para siguientes exposiciones en torno a la imagen, como si la caja negra se expandiera en los muros blancos tradicionales de un museo. También cuenta con un segundo piso, cuya estructura asemeja a la de una pirámide, donde incluso podrían coexistir dos o más exposiciones al mismo tiempo.
La Galería de la Cineteca Nacional se inauguró con la exposición Cineteca Nacional: 40 años de historia 1974-2014 y desde luego no pudo haber sido de otra manera, y si de otra manera hubiera sido, hubiera sido un error. El acierto administrativo de dar continuidad al proyecto de Astorga recae en esta linde curatorial. Itala Shmelz, curadora de esta exposición había trabajado ya hace tiempo en ella, y el logro se verifica en cada una de las piezas que la componen. Hay que destacar la presencia de una incisiva caja negra, que a suerte de memorial recuerda el episodio oscuro de 1982 cuando la primera Cineteca Nacional se consumió en llamas.
En suma, se trata de una efectiva exposición para el espacio que la convoca. Ahora solo resta preguntarnos ¿por qué galería y no museo? Por lo común, en América Latina y EE.UU el espacio de una galería se concibe como un escaparate para el comercio del arte de iniciativa enteramente privada. Por lo común, también, se estila que un museo público albergue una colección sobre los artefactos que se han presentado, y que pueden ser exhibidos subsecuentemente, ya sea en el mismo espacio o en otras latitudes, pues representa un patrimonio de interés nacional.
Según la explicación a esta decisión nominal es que La Galería de la Cineteca Nacional no cuenta con la infraestructura para tales propósitos de conservación, y que mucho de lo expuesto será de carácter ex profeso y nada más. ¿Cosas de utilería?¿Pero acaso la Cineteca y la Filmoteca de la UNAM no son un acervo en sí? ¿Por qué, por esta sola circunstancia, empañar el concepto de este espacio propiamente museístico con la categoría ambigua, y quizá, diminutiva, de galería? Hay un museo de vanguardia en México que no tiene necesariamente un acervo, como el Museo Experimental El Eco donde han ocurrido cosas importantes.
Al preguntarle a Stéphane Martin, sobre el museo parisino de Branly, por qué lo bautizaron con el nombre del muelle donde está situado, respondío que fue por optar hacia un "término convencional, no programático, porque da más libertad a la evolución de la institución y le permite adherirse a la expectativa de la sociedad" ("Un musée pas comme les autres. Entretien" en revista Le Débat: histoire, politique, sacíete, N° 147, noviembre-diciembre, pp. 5-22).
Por tanto, entonces sea sólo cuestión de marca, lo cual no está mal. Y bien, México seguirá sin tener un museo del cine, entonces cabe aún la posibilidad de que eso suceda. Por lo que no es del todo negativo incursionar en esta práctica exhibitiva con bajo perfil, y así “no tirar manteca al techo”.
Lo que sí podríamos preguntarnos, además, es sobre cuál será la manera de operar de esta galería. ¿Cuáles será sus limitaciones, más allá de lo presupuestal? ¿Cuál será su agenda de inclusión y de prospección? Demasiado temprano para adelantarlo, lo que sí es que se trata de un espacio cuyo más lamentable futuro sería el perderse entre una variedad más de la Cineteca, entre los cafés, la heladería, el bar y las tiendas y librerías.
Tendremos que estar pendientes como público general, cinéfilos aguerridos, artistas, museógrafos, curadores y activistas culturales qué es lo que ocurrirá en adelante, pues bien es cierto que la inauguración de La Galería de la Cineteca Nacional es un paso significativo donde la multidisciplinaridad y la reflexión sobre el cine, en toda su posibilidad de cuestionamiento crítico, se conjugan.
En conclusión, La Galería de la Cineteca Nacional es un espacio primoroso donde el dispendio intelectual puede llegar a ser derrochador. En México existe una oferta intelectual enorme de investigadores sobre cine que harían maravillas con los acervos con los que se cuenta. Proyectos curatoriales sobre cine que incluso en los espacios más alternativos no podrían respiran tan a beneplácito como en este nuevo espacio. Ahora la Cineteca Nacional ya lo tienen todo para hacer demasiado.
Aquí vemos a César Costa, co-curador de la próxima exposición. Atrás Alejandro Pelayo, Tovar y de Teresa y Jorge Sánchez.
Foto del coctel, donde vemos al artista Felipe Erhenberg.
17.08.15
Textoservidor. Lic. en Técnicas de la alusión con especialidad en Historia de lo no verÃdico. UNAM generación XY. Editor en Jefe y cofundador de la revista F.I.L.M.E. Fabricante de words, Times New Roman, 12 puntos. Es....ver perfil