por Elías Razo Hidalgo
¿Es lícito contar los días, los años de las personas desaparecidas? Resulta ocioso este ejercicio, pero también es un indicativo de lo que nos significan los muertos, que siguen viviendo, incluso, a pesar suyo. Esto sucede con seres queridos o con artistas, escritores, pintores, poetas. Y tal es el caso que nos obliga a escribir en esta ocasión, el 80 aniversario del nacimiento de José Carlos Becerra y 46 años de su accidente mortal (21 de mayo de 1936; 27 de mayo de 1970), El Poeta, sin más y con mayúsculas, reconocido así por compañeros de su generación, por quienes le antecedieron en el tiempo y, claro, por quienes lo seguimos leyendo. Algo más nos condujo a Becerra: su amor por el cine, que gustaba recrear en sus escritos y en su vida. El motivo está planteado y quisimos averiguar más, por ello recurrimos a Modesto López, director de Pentagrama, que hace medio año estrenó el documental José Carlos Becerra, poeta (Pentagrama/TV UNAM, México, 2015), para que nos contara cómo preparó el documental y qué aprendió de El Poeta.
Modesto López, ¿cómo te encuentras con José Carlos Becerra?
Había leído cosas sueltas de José Carlos, pero realmente no tenía la dimensión de lo que era él como poeta y como persona. El proyecto surge a raíz de que la Fundación José Carlos Becerra, en Tabasco, me plantea hacer un documental sobre la vida y obra de el poeta, y para mí fue un desafío porque era la primera vez que hacía un documental de alguien con quien no tenía posibilidad de dialogar. Yo me preguntaba cómo acercarme a José Carlos; empecé a leer la obra más detalladamente, a indagar materiales de estudio sobre él, leí después el libro de Abreu [Álvaro Ruiz Abreu, La ceiba en llamas, Cal y Arena, México, 1996], que fue impresionante: fue como abrirme las puertas al mundo de Becerra, y me faltaba el contacto con su gente, porque descubrí al Becerra que no solamente era un gran poeta, sino más, y había que platicar con sus amigos que me transmitieran lo que él era.
El contexto íntimo, Modesto...
Sí. Entonces trabajé entrevistas de uno por uno, me juntaron a 18 amigos cercanos a él, más sus familiares, más sus amigos literarios, 40 personajes casi, los fui entrevistando constantemente, en los detalles, eso fue muy impresionante, porque todos coincidían en una cosa incluso por separado… Todos sentían que José Carlos estaba en ellos, era una admiración y un cariño entrañable, como dando a entender que si no hubiera existido Becerra ellos no serían lo mismo, lo cual me impactó mucho, porque era como mirar a José Carlos Becerra a partir de los ojos de ellos mismos, y ya habían pasado casi 40 años de su partida.
¿Ellos lo tenían presente?
Pero muy presente, y con qué cariño, yo los envidiaba, porque para mi hubiera sido genial conocer a un hombre con esa personalidad, me deslumbró. Becerra era de esos seres humanos que si no existiera habría que haberlo inventado, era un tipo solidario, carismático y al mismo tiempo sobrio, sabía ser humilde, tenía un desparpajo alucinante, desafiaba todo y todo lo llevaba al extremo... Por ejemplo, él vestía un traje como Humphrey Bogart porque era admirador de éste.
Modesto López
¿Se disfrazaba?
No. Se metamorfoseaba. Así iba a las casas de los estudiantes para hablar de movimientos sociales, del 68, por ejemplo, y llevaba profesores de filosofía, de ciencias políticas y daba charlas, y él les decía “Tienen que ver tal cosa, tienen que leer tal otra”, era un tipo que admiraba la música, escuchaba jazz, blues, música popular, le gustaba bailar y, por ejemplo, cuando le gustaba un disco, con la poca plata que juntaba lo compraba para regalárselo a los amigos. Quería que los amigos compartieran con él las cosas buenas que él sentía.
¿Era muy completo Becerra?
Sí, estaba en todo, pintaba, iba al cine todo el tiempo, dice que podía entrar a una misma película varias veces hasta que cerraran la sala de cine, era fanático de Casablanca, (Curtiz, 1943), fanático del buen cine… Era un tipo ameno en la literatura, en la vida, comprometido socialmente, un hombre comprometido con el 68, comprometido con los ferrocarrileros, comprometido contra Estados Unidos, por la invasión de Bahía de Cochinos, en Cuba, solidario con Vietnam. Fue un hombre que vivió su época de una manera intensa y un profuso lector, como bien dice la China Mendoza: él era fundamentalmente un lector y era un gran lector, un lector que se leía todo y tenía además una memoria prodigiosa.
¿Así lo encuentras tú, así te impacta…?
Sí, sí, claro… Todos los documentales que hago me modifican en corto, me cambian, me golpean…
Él es El Poeta, le decían así desde joven, él El Poeta, en mayúsculas…
Desde niño. Es interesante eso, porque en su casa no hay un antecedente que indique que por eso se hace poeta. Increíble, de niño tenía una tendencia de escaparse, de ir a la biblioteca, de hurgar en lo que no abreva dentro de su casa, es increíble…
Muerte y vida van de la mano con él…
Sí, sí… Cuando era niño escribía los epitafios de gente que no conocía, al visitar el panteón de Villahermosa. La muerte juega un papel importante, pero para mí es como afianzamiento de la vida, la muerte para él era vida…
Él es vanguardia, rompe con el pasado, ¿no? Pero domina el pasado, domina la construcción del verbo, de la poesía... Rompe para él siempre proponer…
Creo que todos los grandes escritores tienen una capacidad innata, pero la gama de lecturas que él tenía y la visión de su mundo lo ponía en ventaja. Él hacía de la literatura y de las cosas cotidianas algo esplendoroso, porque él admiraba las cosas cotidianas, podía pasarse las horas discutiendo en un café de las cosas más simples, o las cosas más complejas, siempre enriqueciendo a quien estuviera enfrente.
¿Él era un poeta cinematográfico?
Sí, se dice que para él el cine juega un papel fundamental en su construcción como poeta y como persona. Se enamoraba de las artistas que veía, se enamoraba de todas y admiraba a los actores. Está la anécdota de que iba pasando con una amiga por donde un realizador, amigo suyo también, filmaba una película por la Zona Rosa y se quedó no sólo viendo, sino participando activamente en la filmación, opinando sobre la posición de la cámara, sobre la puesta en escena...
Su trágica muerte es inherente a su situación poética, ya se sabe. Sin embargo, se plantea el suicidio como posibilidad…
No, no. Él amaba mucho la vida, es más, él iba en búsqueda de encontrarse con su gran amigo Rafful en Grecia y conocer parte de lo que quería conocer de aquella cultura. Él iba contento… A lo mejor se desmañanó, no pensó, a lo mejor se quedó dormido, no sé, muchas cosas, pero yo no creo que un hombre como él se pudiera suicidar ¡Estaba lleno de vida, buscaba la vida! La muerte era como una cosa natural, que tenía que llegar, porque tenía que llegar, pero él era fundamentalmente vida…
Los poetas de su generación admiraban a Becerra…
Más bien se admiraban mutuamente. Becerra tenía un carisma, era un tipo que atraía, un tipo que no podía pasar desapercibido, era un Don Juan, era, era… ¡Era Gardel…!
¿Al decir Gardel quieres decir que era un chingón?
¡Era un chingón, claro! Era un tipo muy querido, como él también quería a los demás…
¿El vampirismo, que era lo que él tanto seguía y se reflejaba en su rostro, puede planteársele como un ser que retoma al redivido? Los poetas son redividos, nunca mueren, ¿él es un vampiro…? Pensando, incluso, en su proyección cinematográfica de la vida…
No, no. Es parte de la fantasía, el mundo de los cómics que influyen en él, yo creo que en su etapa final dejó esa entrada, esa posibilidad, la cuestión del vampirismo y todo eso, pero es parte de su fantasía y parte de su imaginario, una parte rica de él, así como un fantasma. Él era más parte de la vida cotidiana, lo que pasa es que él transformaba las cosas cotidianas en poesía, yo creo que era parte de su diversión de la vida, cosa lúdica, creo que en lo esencial era un tipo con los pies en la tierra…
Hasta que se fue…
Sí, murió en la tierra, murió en su ley…
Y hablando del video, ¿cuántas horas grabaste, cuántas calculas?
Debo de haber grabado unas 60 horas… Al final quedó en una hora diez, creo 75 minutos…
¿Qué es hacer documentales, Modesto?
Es ir a lo esencial, ir a la síntesis, cómo transformar la metáfora en hechos reales y sencillos para que la gente común lo entienda, ese es el problema…
¿Qué suerte ha tenido el video de José Carlos?
Hasta el momento le ha ido bien, se ha exhibido en varios lugares, ya estuvo en Argentina, se dieron dos presentaciones muy buenas, me sorprendió una de la provincia Entre Ríos, donde se acercó alguien que antes de ver y saber del documental me dijo “quiero decirte yo que de los poetas que más admiro y que lo considero uno de los grandes poetas de América y del mundo se llama José Carlos Becerra”, así qué imagínate el impacto que tienen Becerra... La experiencia es muy linda, siempre pasa lo increíble en las exhibiciones y es emocionante ver la reacción de los chicos, de los estudiantes, descubrir a un poeta como éste, qué gran aprendizaje…
¿Por qué consideras que es indispensable que se sepa de José Carlos Becerra, a 80 años de su nacimiento? ¿Es necesario seguir leyéndolo? ¿La gente lee poesía?
Yo creo que no, la gente no lee ni el periódico, lamentablemente lo que está sucediendo en el mundo es terrible, es una vorágine, recuerda el surgimiento del nazismo, es una derecha que va avanzando cada día más y de una forma en donde los mediocres y los incapacitados nos gobiernan, y les vale tres bledos la cultura, pasan sobre los cadáveres, caminan sobre los cadáveres, pero ellos se preocupan por ellos, por cobrar grandes sueldos, por tener el poder, poder, por el poder mismo, lo mismo en Perú, que en Argentina y en México, en donde caminamos sobre cadáveres, ¿qué pasa en todo este mundo? Es lamentable, lo que dice Trump y los que siguen a Trump, yo veo esto como la ascensión de Hitler, ¿cómo fue posible que un hijo de la chingada enano delincuente ascendiera al poder? Por la mediocridad y la insolvencia mental de los que lo eligieron. Todos los medios de comunicación nos hacen borrar la memoria, somos parte de eso, es terrible como estamos viviendo esta época, para mi es el avance de la barbarie, entonces ¿qué hago? Me aíslo y hago estos documentales para deleite de mi vida y si algunos de los que están cerca se alegran, qué bueno, de lo demás no creo ni espero nada, no creo que jamás estoy bichos vayan a tener un momento para leer… Pero sí, sería importante que leyeran a José Carlos Becerra.
Estamos en un proceso de analfabetismo funcional en todos lados, Modesto…
Sí, sí. Para mí es un plan dirigido para instaurar una dictadura de la barbarie…
Olvidarnos de la historia, como tú dices… pero para no olvidar vale la pena recordar a gente como José Carlos Becerra y recrearnos con su poesía y su punto de vista para con la vida...
Así es… así es…
21.05.16