Argentina fue el país invitado en la séptima edición del Bogotá Audiovisual Market. Entre las mesas de discusión nos encontramos a Alejandro Cacetta, quien nos platico acerca del estatus de su cine y en general de Iberoamérica, y que en diciembre 2015 fue electo como Presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) instancia responsable del desarrollo cinematográfico de aquél país.
¿Qué diferencias o empatías encuentras entre el cine mexicano y el argentino?
Yo creo que, en general, el cine Iberoamericano tiene un montón de puntos en común. Concretamente, entre el argentino y el mexicano, me parece ambos tienen una importante tradición, una gran producción y son muy eclécticos. Sin embargo, hay una gran diferencia que tiene que ver con la cercanía a Estados Unidos y la cultura de este país que permea (cinematográficamente hablando) con México y que, me parece, es mucho más fuerte que en Argentina.
A pesar de ello, creo que ambas cinematografías abordan temas y problemas en común. En todo caso, una posibilidad que habría que considerar es permitir un mayor acercamiento para hacer más cosas juntos.
¿Cuáles son los principales inconvenientes del cine iberoamericano, y en específico, del argentino?
La generación de audiencias. Creo que en el nivel de producción, algunos países son más incipientes que otros, eso es seguro; aún así, creo se ha logrado una calidad y cantidad interesante. El problema ahora es la exhibición.
En Argentina, puntualmente, es algo a lo que le queremos poner especial atención. Recientemente, comenzamos a instrumentar un programa que se llama “Las escuelas van al cine”, así que firmamos un acuerdo con el Instituto Francés para utilizar el programa que tiene la CNC Francés y que, en el transcurso de 20 años, ha dado resultados óptimos en aquél país.
Además de la generación de audiencias, ¿qué otros ejes ha considerado que son importantes para el cine argentino?
La federalización es otro de los objetivos. Hay que darse cuenta que Argentina no sólo es Buenos Aires. En estos últimos años se ha mantenido el interés de apoyar las producciones incipientes que vienen de provincias del interior del país, así que hay que ir y abrirnos para que estos lugares tengan un plan sustentable y desarrollen su potencial.
Por otro lado, está el tema de generar multiplataformas, que me parece, es lo que se viene, es el siglo XXI.
Como acción a corto plazo, es importante empezar a incrementar la pantallas y ser inteligentes al ver qué producción hacemos y decidir hacia dónde direccionarla.
El mayor desafío es trabajar sobre la difusión y la generación de audiencias, es algo que necesitamos solucionar ya, a la vuelta de la esquina, sin embargo es algo que se logrará a largo plazo.
¿Cuál es la importancia de la iniciativa privada dentro de la industria del cine argentino?
Es importante acerca a este sector a cuestiones de producción y distribución: no sólo debe ser Estado el que tenga que financiar o apoyar nuestra cinematografía porque el dinero no es suficiente para poder producir y exhibir todo lo que necesitamos.
Estamos tratando de tener contacto con fondos mixtos dentro de lo que permite la legislación. La idea es abrir las posibilidades para que terceros que no tengan que ver con la industria del cine también puedan aportar y a cambio puedan tener rentabilidad, tasa de retorno.
No es fácil, pero es algo que veo posible y creo que es lo que también nos va a dar sustentabilidad como sector.
Frente a la creciente popularidad de producciones seriadas, ¿cuál es el estatus del cine en su país?
El cine y los nuevos audiovisuales no los veo como un enfrentamiento. Finalmente, estamos en una industria en donde hay una evolución. El cine y la televisión tienen su especificidad (enhorabuena que lo tengan y va a seguir siendo así), sin embargo, hoy en día el cine no sólo se ve en una pantalla de sala; la televisión pasó a hablar con el cine a través de las series, una forma de producción en donde empiezan a haber puntos en común.
En algunos aspectos, me parece que en el panorama hay mayores posibilidades de apertura en determinadas producciones, así que el desarrollo de proyectos de cine van a seguir y, posiblemente hay que migrar hacia una industria audiovisual integral con distintos formatos.
¿Para usted qué significa hablar de ‘un buen momento para el cine argentino’?
Es un hecho objetivo, no tiene que ver con subjetividades. Internacionalmente, se ha mantenido el sello de los últimos 10 o 15 años, la participación del público viene incrementándose desde hace años. Hemos pasado de tener un siete u ocho por ciento, hasta un 12 o 14 y este semestre que llegamos a casi 20. Yo creo que el buen momento de esta industria tiene mucho que ver con esos números.
El porcentaje de producciones tiene que ver con una decisión, sin embargo el lado del espectador es la parte más difícil de conseguir.
Con años de trayectoria dentro de Pol-ka, Patagonik Film Group y el resto de producciones que has realizado, en la industria cinematográfica de México, ¿quién o quiénes ‘te dicen algo’ en dirección o producción?
No me detendría a hablar de un sólo director. A mí lo que me interesa mucho es la generación que viene desarrollándose, tanto en Argentina como en México.
En el sector de la producción hay un grupo que va desde los 25 hasta los 45 años y que tienen una mentalidad más amplia que la que, a lo mejor, veníamos trabajando.
Hay películas de directores que me gustan y otras no tanto. No soy de seguir un sólo tipo de producción o de dirección. He visto cosas de Ripstein que me han gustado muchísimo y en una película tomamos como referencia su trabajo.
González Iñárritu, sin duda alguna, es otro código y me parece que cuenta un cine con otros parámetros que están fuera de Latinoamérica.
¿Qué tipo de cine se está haciendo hoy día en el Argentina?
El género documental, el que siempre produce en Argentina, hay una gran cantidad de cine documental que se produce en Argentina y que sigue creciendo, así que necesitamos ponerlo en valor para que toque con el público porque me parece que hay un error en cómo se está intentando difundir.
También ha habido notoriedad en el thriller y las comedias, en éste último Argentina parece que es muy fuerte, pero necesitamos un poco más de apertura y cuando sucede, sin duda está abierto a ello.
El año pasado hubo directores como Mitre que empezaron a tomar notoriedad. Hay directores de comedia que han confirmado su evolución como Ariel Winograd, pero estas menciones son sólo dos ejemplos, en una vasta cantidad de directores.
16.07.16