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Animación y perversión II. Migración política,Moana

por Samuel Rodríguez Medina

 

Otro ejemplo lo encontramos en Moana (Clemens, 2016). Es una película animada de Disney que fue lanzada al mercado en 2016, está ambientada en el Pacífico Sur. Técnicamente es impecable. De hecho, quien quiera revisar a profundidad un argumento sobre el descenso a los infiernos, ésta es una cinta que lo acomete con muchísima seriedad. Lo que logran los animadores es verdaderamente impactante. Es interesante notar que el diseño de los personajes y la esencia de la historia es muy similar a El rey león.

La cinta podría parecer progresista en un principio. La protagonista es hija del jefe de una isla del Pacífico que enfrenta una crisis alimentaria; en la trama, la chica es quien toma el control de las acciones ya que está siendo instruida para gobernar, lo que destaca en una pantalla comercial. Sin embargo no habrá cambios significativos. El tema de los gobernantes intocables se repite, lo cual habla de un orden imperturbable, un orden que el resto de la sociedad debe respetar, de lo contrario el peligro de caer en el caos y la ruina es inminente. Moana  tomará el control en la isla, lo que no significa que exista una subversión, más bien sólo será un re acomodo en las esferas de poder. Los recolectores de coco serán para siempre eso y los pescadores también, no hay posibilidad de movilidad social a menos de que se pertenezca a las élites o sea decretado directamente por los dioses, esto en sintonía con otra cinta emblemática de la misma firma como La espada en la piedra (Reitherman, 1963).

Por otro lado, el personaje de Maui, un semidiós rebelde y entrañable, es quien funciona como el elemento que reta al poder. El personaje es una mezcla de Prometeo, el benefactor de la humanidad según la mitología griega; Proteo, una deidad que podía mutar de formas según su antojo; y el Ulises de Homero. Maui emprende una rebelión y es castigado, su deseo es que los hombres aprendan a generar sus propios medios de subsistentica y residualmente puedan prescindir de los dioses (el sabor a Nietzsche es inconfundible). El componente de subversión está presente, pero será arrasado por el montaje de la cinta que vuelve a caer en el tema de la catástrofe social a la vista de la rebelión. Cabe destacar que Maui es miembro de las estructuras que detentan el poder, si bien plantea una reforma social. Sólo los selectos son dignos de operar en relación con las formas de gobierno, el grueso de la población debe permanecer reverentemente en su sitio.[i]

Un elemento sorpresivo son los personajes de los Kakamoras, una banda de piratas en forma de cocos, muy parecidos a las hienas de El rey león. Cuando Moana decide emprender el viaje y es la elegida por los dioses para salvar a su cultura, se encuentra en mar abierto con estos seres; son de tez más oscura, no hablan el idioma, viajan en embarcaciones de dudosa procedencia y pueden acaban con toda la misión: desean robar el tesoro que lleva la chica.

Esta es una premisa aterradora, sobre todo por el tremendo drama de la migración y la percepción de ésta que vivimos actualmente en el Mediterráneo, la frontera sur y norte de México, o las fronteras palestinas. Los Kakamoras son presentados como enemigos de la cultura. Al no hablar el idioma, ser de tez más oscura y al ser presentados como nocivos para la misión, decididamente marcan una línea retorcida en cuanto al trato de aquellos que son vistos como lo otro. Se les define como desheredados que están destinados a vagar en la clandestinidad para el resto de sus días, y que no tendrán sitio en la bonaza por venir.

El análisis de estas cintas nos propone un descubrimiento: más allá de su disfrute, contienen ideas dañinas. El consumo irreflexivo de estas propuestas puede degenerar en la creación de espectadores poco críticos, sin panorama o movilidad social más allá de su propio micro universo, presas de mensajes nocivos, incapaces de instrumentar cambios significativos en las sociedades a las que pertenecen y con un miedo casi instintivo a otras culturas. Disney está a la vanguardia en cuestiones técnicas; en cuestiones sociales, en cambio, es responsable de promover una visión decadente de la sociedad.

Es verdad que Moana y El rey león fijan sus intenciones comerciales en el ámbito de entretenimiento de audiencias adolecentes e infantiles; sin embargo, en una sociedad devastada como la nuestra, me pregunto si tendremos derecho a darnos el lujo de obviar los mensajes políticos presentes en lo que consumen nuestros hijos y nuestros jóvenes.

 

16.09.17

 

[i] En una reflexión sobre problemas actuales, cuando ganó Enrique Peña Nieto en México, Mariano Rajoy en España, o el actual presidente de Estados Unidos, escuché y leí en redes sociales cosas absurdas como que Dios los había puesto ahí, y que era su voluntad, por lo tanto había que respetarlos. Estos mensajes viajan obviamente a través de Disney y de otros canales.

 

 

Samuel Rodríguez


www.rodriguezsamuel.wordpress.com
Master en Filosofía Contemporánea por la Universidad de Granada y profesor de estética en el Tec de Monterrey, campus Monterrey. ....ver perfil
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