Nuestra compañera charló con la directora de uno de los documentales más refrescantes de los últimos años en México, Yo no soy guapo, mismo que propone, a través de la historia de las sonideras, un festiva práctica que da identidad, pertenencia y resistencia a los barrios obreros de la capital.
por Paola Parra
¿Por qué elegir este tema en particular?
El tema lo elegí porque me gusta mucho la música y me gusta mucho bailar. Cuando llegué a vivir a la Ciudad de México descubrí el mundo sonidero, una familia gigantesca que goza de un sentido de identidad y de pertenencia muy fuerte, adentrarme en ese mundo fue increíble. Soy fotógrafa de profesión y me di cuenta de que un proyecto de fotografía no alcanzaba para reflejar este movimiento; fue así como empecé a trabajarlo en la maestría de cine documental.
¿Cómo se llevó a cabo el acercamiento con los personajes, los conocías?
No, a Lupita la Cigarrita, un personaje del documental, me lo presentó una chica antropóloga llamada Mariana Delgado que trabaja en un proyecto multidisciplinario llamado El proyecto sonidero; al Duende y a otras personas que también han sido registradas, pero que no están en la película, los conocí en exposiciones, bailes, conferencias y presentaciones de libros; hubo otros personajes que yo quise abordar, pero tenían su agenda demasiado ocupada.
¿Cuánto tiempo duró el rodaje?
Como tres años, del 2013 al 2016 y entre pre y post fueron como cinco.
Sobre el conflicto que ocurre dentro del documental que les niegan la posibilidad de hacer la fiesta en la merced, ¿Se tenía contemplado retomar esta fiesta como parte del documental, este conflicto en particular cambia el rumbo del documental, le da otra afinada al documental?
Sí, totalmente, al principio la escaleta estaba pensada justamente en terminar con una fiesta de la merced, queríamos que se viera el relajo que se arma por medio de un dron que recorriera las calles. La idea era seguir los procesos organizativos internos de la merced y culminar en la fiesta pero nos encontramos con la prohibición, lo cual cambió el rumbo y le dio una dimensión mucho más política al documental.
La resistencia es un tema que está constantemente en el documental, ¿Se podría decir que el documental Yo no soy guapo es una canción de resistencia que se puede bailar?
Sí, va mucho por ahí, en realidad todo el movimiento sonidero es una resistencia ante los monopolios musicales de los espectáculos, ante la venta del espacio público; es una resistencia de los cuerpos y también de los sexos. Este movimiento es una herencia musical que los jóvenes no escuchan porque ya no está en moda.
Los sonideros crean sus propios eventos, son autogestores de todo el movimiento y, creo yo, que no lo hacen conscientemente como un símbolo de resistencia; simplemente lo hacen porque les encanta, no lo hacen en busca de reconocimiento.
Joyce García, directora del documental
En el caso de la Cigarrita, un personaje entrañable, ¿Cómo está pensado el nombre?
El nombre hace un guiño a una canción de la Sonora Matancera que asocia el ser guapo con ser maldoso y busca pleitos. Justamente lo que queríamos hacer con el documental era darle otro matiz a la gente del barrio, a la cultura del barrio que siempre se le toma como lo peor.
Y sobre esta forma de darle una nueva vista al barrio, ¿A quién va dirigido, a quién se está pensando que se vea?
Yo creo que va dirigido a gente joven y a gente que no conoce mucho el movimiento sonidero, este documental busca abrir una ventana de comunicación, un puente para las personas que no tiene idea de que esto existe.
¿Cómo llegan a Guanajuato, cómo se les hace el filtro para entrar?
Realmente este es el estreno público del documental, lo hemos mostrado en espacios muy pequeños y cerrados, pero Guanajuato es el primer espacio en el que tiene una proyección pública como Yo no soy guapo y tal cual entramos por medio de la convocatoria del festival; yo había estado en ocasiones anteriores en el festival y quizá abogué un poco porque creía que era una pieza que valía mucho la pena. Finalmente, no quedó en México como selección oficial, pero se nos dio este espacio dentro de la sección Música más Cine y tuvimos la proyección en la Alhóndiga de granaditas. Nos dio mucho gusto ver que la aceptación del público fue buena, la gente se quedó, incluso gente de Sinaloa que al final empezó a decir que no tenía idea de que era el sonidero. Justo la función de este documental es des estigmatizar la fiesta de barrio en la Ciudad de México, quienes están allá saben que a veces el barrio de Tepito está muy estigmatizado a que hay puro malandro y mucha delincuencia, cosa que no está fuera de la realidad, pero el documental trata de demostrar la otra parte dentro de estos barrios en donde hay mucha cultura, identidad y también historias que contar.
¿Cuál es el plan para el documental, a donde lo quieren ver?
Nos gustaría acercarnos a una distribuidora, que esté en un ciclo de festivales en México; sobre todo en la Ciudad de México porque es el público más fuerte al que le puede interesar la película y también en festivales internacionales.
08.11.19