En últimas fechas el cine ha sido invadido por historias de vampiros: va de la reciente saga de Crepúsculo (2008-2012) –nueva adquisición publicitaria, mercadológica hollywoodense vomitiva–, hasta la agradable sorpresa que fue Déjame entrar (Alfredson, 2008).
En esta ocasión Sombras tenebrosas (2012), hace su aparición. Llama la atención no sólo por tocar el tema vampírico, sino porque trae de vuelta al dúo dinámico Burton-Depp, para muchos un sello de garantía en la temática gótica de la cual ambos poseen un arduo camino recorrido.
Si revisamos la filmografía de Burton notamos a un joven inspirado en la animación y el terror impregnados en sus primeros cortometrajes y hasta la más reciente pieza.Vincent (1982) es casi una autobiografía, en blanco y negro; Beetlejuice (1988) es humor y oscuridad; Batman regresa (1992), donde la Gatúbela de Pfeiffer (quien repite en Sombras tenebrosas) marcó un precedente de comparación con futuras mujeres gato (incluso con la que está por estrenarse, la última entrega de la trilogía del Batman de Nolan); Ed Wood (1994), claro ejemplo de la mancuerna que un director puede tener con un actor.
Burton nos llevó a la luna con poesía tierna en El extraño mundo de Jack (Henry Selcik, 1993) y a la coladera con su Alicia en el país de las maravillas (2010) de colores deslavados, como la película misma.
En el historial cinematográfico de Burton vemos reflejada la imaginación de un chico solitario (también en su literatura con La melancólica muerte de Chico Ostra), que encontró refugio en el rincón más sombrío de la habitación un lugar donde viven los monstruos más hermosos, en el que hay un plato de cine clase B y la sonrisa que se esconde en la grieta de la pared.
Es de reconocer que el realizador norteamericano ha ganado un lugar importante en los gustos del público. Ha dejado de ser un solo hombre, convirtiéndose en un monstruo de tres cabezas: él, Johnny Depp y Helena Bonham-Carter, la cual es recordada sexualmente por mi novio como Marla (El club de la pelea de Fincher, 1999). Burton tiene el poder de infiltrar su marca -lo ha ganado y gozado en vida-, eso que en danza se le conoce como proyección, ese sello que a veces llega a ser contraproducente, tan familiar que resulta contundente como pan con lo mismo, dejándonos deseosos de pasar al siguiente nivel.
Sombras tenebrosas, acontece en los 70, está basada en la serie televisiva norteamericana del mismo nombre, de la que Johnny Depp adquirió los derechos para que Burton la tradujera al cine.
Podrá cumplir o desilusionarnos, pero Tim Burton forma parte de nuestro selecto grupo de memorias familiares: es ese hermano con el que te peleas hasta llegar a odiarlo, pero que al final del día seguirá siendo parte de la familia.
22.06.12