por Mr. FILME
Justo después de llegar a los 91 años de edad, el gran ensayista cinematográfico, uno de los realizadores malditos por excelencia, dentro de la historia del cine (francés), partió de este mundo dejando un legado impresionante de luz y movimiento.
Chris Marker, salido de las filas del gran movimiento paralelo y hermano a la Nouvelle Vague, la Rive Gauche, construyó una vasta obra cinematográfica siempre anticolonial, anti-imperial, siempre comprometida políticamente –como todo gran arte– y sobre todo revolucionaria por donde se le vea.
Se le conoce por documentalista, sin embargo la etiqueta le quedó siempre muy corta. Realizador de ensayos filosóficos, políticos, sociales, estéticos y estilizados que cual nave aérea planeaban siempre entre el mundo de la ficción y del documento audiovisual, Chris Marker fue uno de los portavoces más importantes de los últimos sesenta años en la filmografía gala, y desde su cortometraje Olympia 52 (1952) hasta Leila Attacks (2007), pasando por supuesto por su experimento interactivo IMMEMORY (1998), nunca perdió su carácter extraordinario y por demás cinéfilo.
Padre de la mundialmente popular La Jetée (1962) –corto que sería la base para el 12 Monos (1995) de Gilliam– pero también de construcciones monumentales como Lettre de Siberie (1957), Lejos de Vietnam (1967) y A.K. (1985), Marker odió siempre ser una “figura pública” y nunca quiso hacer de su imagen un ícono vulgar, de tal manera que evadía las entrevistas tanto como podía y enviaba a la prensa, en lugar de fotografías suyas, retratos o dibujos de gatos atigrados.
Inigualable espécimen del cine, sin duda es una de las figuras menos notorias del celuloide mundial, pero sí de las más notables e imprescindibles. Para la memoria de éste gran maestro de maestros, reproducimos unas frases de Marcelino Perelló:
30.07.2012