La pasada noche del 31 de julio en el gran recinto de la Ciudad de México, el Polyforum Siqueiros, nuestros amigos de El Fanzine nos ofrecieron una gran noche de cine, música e intercambio e ideas con su ya tradicional velada de FanCine.
La película en esta ocasión fue PressPausePlay (David Dworsky & Victor Köhler, 2011), un documental que através de decenas de testimonios de creadores musicales y audiovisuales va preguntándose por la forma en que hoy en día las tecnologías digitales han cambiado la forma de hacer y producir contenidos.
A pesar de que el filme intenta hablar del arte y la forma en que la tecnología lo ha cambiado, realmente de lo que versa es acerca de cómo se manejan, se distribuyen y crean los productos audiovisuales, que más que ser creaciones artísticas, los mismos realizadores y diseñadores (sin darse cuenta) los están viendo como un objeto industrial.
La primera media hora de la película es interesante y vale mucho la pena –aunque habría que sospechar de una obra donde los comentarios más relevantes los hace Moby–. PressPausePlay pone ahí su importante punto sobre la mesa y lo desarrolla bien, donde presenta un problema y un cambio, venido tras la “revolución digital”. ¿Para bien o para mal? Los directores no nos responden y no toman postura, para ellos, aparentemente, todo vale. Después de esto, el documental se pierde en intervenciones redundantes que no nos llevan como espectadores a ningún lado.
La cultura occidental tiene 150 años de sufrir cambios en la forma de hacer y difundir su arte, y tiene más de seis décadas de elaborar teorías sobre la forma en que asimilamos y reproducimos técnicamente las piezas artísticas (muchos se preguntarán: ¿qué diría W. Benjamin?, ¿qué diría R. Barthes?). Dworsky y Köhler prefieren ignorar tales puntos y se quedan en un discurso al que el sujeto colonial y colonizado está atado desde la revolución industrial, y es el de poner a toda creación humana como un proceso industrioso cuyo único fin es la compra/venta, es decir, no es una representación de lo humano, es un “frío” producto de mercado.
Lo que los realizadores y sus entrevistados nunca notaron, es que con las formidables tecnologías digitales que lo abaratan todo, sí hay una crisis: el problema no está en la democratización de los medios, si no en la ignorancia del lenguaje.
Con esta polémica los invitados a la decimotercer noche de FanCine disfrutamos de una gran velada al calor de buena música y tragos que sirvieron para conectarnos y entablar nuevas relaciones con gente creativa, con quienes comentamos ideas y propuestas, proyectos, etc. Todo esto gracias a los fanzines y a sus sesiones cinematográficas.
02.08.2012