Para todos los interesados por el status de la emocionante Argo (Affleck, 2012): nos llega un cable de la Organización para la Difusión de la Ideología Islámica que comparte con nosotros que está preparando (con el financiamiento adecuado) la respuesta fílmica (y no un savecito remake, como lo han manejado algunos medios de comunicación) a la ocurrencia joligüdeña del “gran escape” a contrareloj, que seguramente triunfará como loca en los Óscares.

Este trabajito fue encargado por el gobierno iraní a Ataollah Salmanian (hasta ahora sólo un asistente de director y actor de reparto de dos películas... circunstancias que lo igualan a su contraparte californiana) como un proyecto relevante en su agenda pública, debido a que consideró que los hechos históricos que Affleck et co. representaban en su largometraje estaban un poquito desorbitados, un tantito llevados a un límite idiota; palabras más, palabras menos.

El proyecto lleva por tentativo título Junta del Estado Mayor, y esperamos dos cosas de él: primero, que el nombre sea modificado por algo menos terrenal, literal, pues, algo incluso semejante al título de la que será la gran triunfadora de la noche oscareada; y segundo, que llegue a México con el debido cuidado promocional con el que llegó esa extraña visión/versión de Ocho y medio (Fellini, 1963) que es Argo y que tanto padecen los gringos belifílicos.

Confiamos que nuestras dos esperanzas se vean realizadas y casi por el mismo vector: la honrada distribución/comercialización de películas como Una separación (Farhadi, 2011) y No es una película (Panahi, 2011), que el año pasado irrumpieron como una advertencia de que algo bueno, y no tratado como exótico, podría llegar a pasar en la butaca de a lado.

Habrá que estar al pendiente.