por Verónica Ramírez
Momento I
Nació como punto de reunión familiar. La confitería no luchaba con la torta, formaba parte del juego simbiótico su certeza entraƱable de risa o de llanto. Teresa, aquel letrero que enmarcaba la Torre Latinoamericana, remataba la fermentación del sonido de automóviles, comerciantes y transeúntes con sus pasos, sus olores a gasolina, coladera y nostalgia, acrecentando sensaciones transparentes de saberse en el centro histórico de la Ciudad de México.
Momento II
La gran tragedia devoradora como los grandes exhibidores cinematográficos. Su cantidad soberbia de butacas ofrecían la intimidad adecuada y el voyeurismo literal. Carteles que algunos miraban de reojo, otros, solitarios ansiosos, en pareja, decidían acceder a la experiencia making-of de los sentidos, extra corporales. Voluptuosa monotonía, la exquisitez del desprecio. El espacio se mantuvo de pie, entre cadáveres exhibicionistas, un cementerio del tiempo. Sí, pornografía, sí, el sexo; de experiencia espermática, húmeda, transgresora, honesta, pero sobre todo sobreviviente.
Piel de Venus, hombros luminosos eróticos, porcelana tersa, casi palpable, experiencia del reposo-ficción sensual. Carne, olores, la pululación. La rebelión de la sangre, loca, suave, frenética, nos satisfacía con lujuria, nos exponía frente a nuestras miradas los sueƱos incestuosos, la sombra de arena en ámbar. Solo por permanecer en la inmediatez de una fábula.
Y ahí estaba aquella, hermosa y sensual⦠Teresa
Momento III
Después del abandono y su destino que ciertamente era el olvido, hoy abre sus puertas a nuevos idilios entre el público y el cine, solo que esta vez lo hace de una forma delicada, casi como un susurro fresco bajo la cadencia de la mirada de asfalto. Caminos emergen como luz, seƱal de bienvenida para nuestra huésped que nunca se marchó, que se reinventa en medio de la fulminante caída de las horas. Sobreviviendo como un bosquejo de la historia, iniciando con un nuevo rostro, que nos invita, y nos muestra en medio de marquesinas nuevos nombres para la utopía, para quien quiera descubrir sus historias que también son nuestras.
17.03.13