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Reporte Berlinale, 4: más de Panorama

I.

Hoje eu quero voltar sozinho

 

Daniel Ribeiro, el treintañero director brasileño, después de haber ganado el Oso de cristal en 2008 con el cortometraje Café con leche, regresa a la Berlinale con el largometraje Hoje eu quero voltar sozinho (Hoy quiero regresar solito), basado en el cuasi homónimo cortometraje Eu não quero voltar sozinho (No quiero volver solito) del 2011, y la apuesta del largometraje es ahondar en la problemática de los personajes exhibidos en el cortometraje previo: Leonardo un adolescente ciego; Giovana, la mejor amiga de Leonardo; y Gabriel, un nuevo estudiante. Si conocemos ya el cortometraje podremos adivinar que además de que estas relaciones humanas están basadas en la problemáticas de la búsqueda identitaria propia de la adolescencia con el ingrediente gay.

La película, como toda película de adolescentes, permite la catalogación de ciertos estereotipos: el jodón de la clase, la bonita, el que recibe la pamba, la “normal”, el guapo recién llegado, etcétera. Esto permite que haya una cierta empatía con los personajes por así decirlo, buenos, aunque en general la película no se basa en el maniqueísmo, es demasiado light para profundizar en esto.

La apuesta es hacer visibles los problemas a los que se enfrenta un individuo con dos posibles rasgos que tienden a la discriminación: ser ciego y gay. Sin embargo, la película se queda más en la poética rosa del estudiante de clase media, que asiste a fiestas, a campamentos y que intenta hacer un intercambio internacional; que confrontar las contradicciones sociales.

Por favor, no pensemos que ser gay y ciego en una sociedad como la brasileña o alguna otra sociedad va quedar solamente en bromas propias de la adolescencia. En general, la película no ofrece gran desafío al espectador, quien recostado en la butaca recibió una película muy rosa y que al final generó empatía influenciada por encontrarse en la misma sala de cine junto a los actores, al director, y mucho público brasileño.

Destacable, si se quiere, el llevar a la pantalla problemáticas poco vistas como eje de la historias light o rosas. Sin embargo, en ocasiones me dio la sensación de estar viendo algún filme apócrifo de American Pie, aunque en esto de la diversidad hay para todos los gustos. Prueba de ello es que la película ganó el segundo lugar del premio del público, sufragio ejercido directamente a la salida de cada proyección.

 

 

II.

Patardzlebi

 

Caso aparte es la película de Tinatin Kajrishvili, directora georgiana quien con Patardzlebi (Esposas) logra presentar un drama que por el buen manejo de la cámara y del armado de la historia, logra entablar un diálogo entrañable con el público. No es gratuito  su  tercer puesto en el premio del público, y sin batucada brasileña.

La historia nos relata todas las penurias y frustraciones que vive una mujer con dos hijos, quien dentro del calvario diario debe ofrecer su mejor cara hacia su esposo recluido. La historia se sitúa en Tbilisi, Georgia, que en su afán de aparecer como un país con estado de derecho, aumentó las penas para los crímenes comunes, así dentro de estos estatutos, robar una bicicleta representaba una pena de hasta 5 o 6 años de cárcel. La mirada que observamos es una versión femenina de la enclaustramiento, el personaje Nutsa (Mari Kitia), aunque libre legalmente, se le representa entre rejas del ascensor, de la casa, de su lugar de trabajo, como una leona en cautiverio.

Goga (Giorgi Maskharashvili), el esposo de Nutsa, es un hombre que percibe tal enclaustramiento aunque no se imagina lo que ella está viviendo: el doble enclaustramiento del dolor, por una lado tener a su marido, el padre de familia en  prisión; y por otro lado, no poder compartir sus frustraciones en cada visita a su esposo en la prisión.

La historia comienza en la boda de varias mujeres, entre ellas Nutsa, quienes dentro de los cambios políticos, han decidido oficializar su boda para poder visitar con frecuencia a los presos. Ahí vemos a mujeres tanto jóvenes como mayores que hayan en la etiqueta de esposa, la posibilidad de poder seguir siendo la conexión entre sus hombres y el espacio exterior.

La película es intimista y  se enfocada en caracterizar a los personajes, con secuencias y montajes prefabricados que evocan la reclusión, la soledad y la frustración. Esta película es un buen drama que mantiene la atención y la empatía con el espectador hasta las lágrimas. Sin embargo, todas las emociones desbordas en la película se concentran aún más en la plática con la directora, ya que nos enteramos que Esposas, es una película basada en hechos autobiográficos vividos por la directora.

La situación política de Georgia contemporánea que es transfigurada en la película proyecta una ruptura social que agudiza las cicatrices de las dolorosas decisiones del aparato estatal. Hecho que nos hace evidente la intención de dotar a los personajes de cierta intimidad y problematización de los aspectos mínimos de una vida familiar.

Hasta para hacer llorar hay saber hacerlo, ¡albricias!

 

III.

Quick Change

 

Otro tema polémico es el de los travestiS y los transgenéricos. Si bien la homosexualidad es un tema que cada vez más está en boga en el cine, la transexualidad se vuelve siempre un tema complejo. Frente a la identificación de lo que significa ser hombre o mujer en donde todo se viene a complejizar por aquello de los estereotipos, los cánones de los concursos de belleza, la exageración de los transgénero, hombre-mujer, hacia ciertos aspectos encasilladores contra los que las feministas luchan. Algo así como la banalización del cuerpo femenino, sobre lo que la mujer representa para la sociedades machistas. Justo bajo este contexto es que se presenta Quick Change (Cambio rápido), una película del director Eduardo Roy, Jr. quien ya con su trabajo Bahay Bata (Baby factory), del 2011, había llamado la atención en varios festivales de cine.

Quick Change es la historia de Dorina, un travesti maduro de origen japonés, quien en su juventud ganó todos los concursos de Miss Gay en Manila, y ahora posee un negocio informal para mejorar aspectos estéticos en los rostros de homosexuales y travestis de la región, inyectar un poco de botox casero por aquí o colágeno por allá para afinar los rasgos viriles de sus compañeras, en la nariz, mejillas, nalgas, busto y demás cosas que necesiten un rápido arreglo.

Dorina es un travesti que ha decidido mantener su pene, hecho que con el paso del tiempo ha empujado a su hombre, a buscar a otras travestis más jóvenes y sin rasgos masculinos. Ella se hace cargo de su sobrino de origen japonés. Entre el trabajo y el cuidado de su sobrino se va conociendo su cotidianidad. La relación entre Dorina y su amante se ve fracturada justo en el momento en que el negocio del “cambio rápido” se ve afectado por la nula calidad de los productos inyectados a los demás travestis, la muerte y la ilegalidad son dos fantasmas que rodean la historia.

La historia es atrevida e interesante para conocer la problemática transgénero. La cámara recurre a planos y secuencias estándar, tomas fijas, giros, y cámara al el hombro cuando se necesita exponer ese apuro cuasi antropológico de la película. Cabe resaltar que muchos de los personajes no son actores profesionales, sin embargo, estos han estado relacionados con el medio del espectáculo gay, de ahí que aunque en ocasiones se note un aire de exageración en sus participaciones, en otros momentos se logra una buena interpretación de las atribulaciones del ser transgénero.  

Por otro lado, y para concluir, diré que ha sido una sorpresa escuchar la lengua del filipino, que aunque sabía que en esta lengua han permanecido algunas palabras del español hasta ahora, fue sorprendente y a la vez confuso escuchar vocablos en inglés, español, tagalo y demás cosas que dejan clara la relación trasatlántica del imperio español. Otro detalle son las imágenes católicas con portes europeos con los que se insinúa un comparativo con los estándares de belleza filipino y transgénero.

 

IV.

Blind

 

Esta es una de la películas de acusa una complejidad narrativa interesante, no obstante nada que nos deje anonadados. Blind (Ciega) es el primer largometraje del director noruego Eskil Vogt, que nos propone un filme en donde la ceguera, la imaginación y la soledad generan varios niveles narrativos. La historia podría catalogarse de simple, Ingrid (Ellen Dorrit Petersen) una maestra, que se ha vuelto ciega, (nunca se explica la razón) vive con Morten (Henrik Rafaelsen), su esposo, en sus ratos de soledad narra sus miedos con facciones propias.

Por la mañana Ingrid se levanta, su esposo sale de casa y ella bebe una taza de té y se sienta frente a la ventana, para comenzar a repensar su condición, su vida, los personajes que no puede ver, pero que imagina. Emergen personajes que dentro de sus fantasías interactúan con su propia vida. De la imaginación surge Einar, un personaje adicto a la pornografía y que posee distintas parafilias, por el contraste este personaje no puede interactuar con las mujeres, en general tiene miedo al contacto físico. Einar, dentro de la cabeza de Ingrid, a su vez construye una fantasía, Elin una mujer de larga cabellera a la cual observa de ventana a ventana y se convierte en su víctima para explayar su pasión voyerista. Por otro lado, está la realidad con la cual Ingrid se tiene que enfrentar día con día, su soledad, preparase el té, caminar, calentarse comida, escuchar música, etcétera. Estas actividades no son inmaculadas de imaginación.  

Desde este sentimiento de soledad de su cotidianidad Ingrid imagina que su esposo la espía y aprovecha su ceguera, para burlarse de ella, para coquetear con mujeres, para engañarle. Ahí la imaginación se entrecruza, ahora el Morten imaginario, es amigo Einar y Elin es la amante de Morten. Y ella está en medio de su propia soledad y sus necesidades de ser amante, madre, esposa.

Es muy interesante como se realizan los montajes en Blind, ya que en este historia de irrealidades las rastros y detalles entre toma y toma son fundamentales, pues los espacios son modificados en un dialogo simple, sólo los detalles nos ayudan a conectar los sucesos, lo que nos genera esa sensación de amable ficcionalización. Al final se puede realizar un comparativo con Einar e Ingrid ambos en los extremos, una ciega y el otro voyerista, una con necesidad de tocar todo, él con no poder tocar a otras personas. Una comparación que surge de las posibilidades que la ficción el absurdo nos ofrece. Blind nos ofrece una muy buena manera de explorar la importancia de la visualidad y la ficción en este trabajo fílmico. 

 

20.02.14

Cuauhtemoc Perez Medrano


Comenzó su doctorado en Suiza y lo terminó en Alemania, en la universidad de Potsdam. En el entretanto ha vivido en Suiza, Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia y Malta. Ha trabajado como mesero, botarga, tablajero, conductor de tren, vendedor de créditos, plomero, jardinero, profesor de español, cocinero, b....ver perfil
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