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DRIVE (a secas)

Una épica urbana que combina el cine de autor con la más conservadora historia de acción/suspenso, que ha dado ya a su realizador Nicolas Winding Refn el premio como mejor director en el Festival de Cannes llega a la cartelera mexicana, tras otros contrastantes resultados en festivales internacionales.

por Terpsícore Mendiola
@terpyx

 

Al principio, Drive (2011) puede parecer una historia de amor como muchas: el chico solitario y desinteresado encuentra el amor inesperadamente en una chica vulnerable e indefensa; por una u otra razón su amor no puede concretarse y, al final, él tiene que arriesgar todo para protegerla con la sangre y acción que nos han vendido desde el tráiler.

Drive, en esencia, es una historia básica sobre amor, crimen, venganza y redención, pero es llevada a niveles increíbles por su director, el danés Winding Refn, quien hace un trabajo impecable, elegante y meticuloso, que parece poseer de manera natural.

Ryan Gosling interpreta al Conductor, quien por las mañanas trabaja en la industria del cine como doble de acción al volante y por las noches ayuda a bandidos a salirse con la suya al escapar de la ley en sólo cinco minutos. Nunca sabemos su nombre ni nada de su pasado, no duerme y sólo tiene un amigo en el mundo, Shannon (Bryan Cranston), el dueño de una tienda local de automóviles donde trabaja como mecánico cuando no está frente a las cámaras.

Un buen día, conoce a su vecina Irene (Carey Mulligan preciosa, como siempre) y a su hijo Benicio (Kaden Leos), y todo parece ser felicidad, hasta que se enteran que el esposo de Irene, Standard (Oscar Isaac con todo y nombre de muebles de baño), saldrá de la cárcel en sólo una semana. El marido no puede alejarse de los problemas y resulta que le debe dinero a unos pandilleros, quienes lo amenazan con lastimar a su familia si no les hacía el trabajito de robar un dinero. Obviamente el conductor no puede permitir que algo le pasé a su amada ni al pequeño, por eso le ofrece su ayuda para hacer el trabajo que le encargaron y así borrar las deudas que tiene con “los malos”.

A pesar de que la historia es bastante predecible, la película funciona por tres cosas.

1. La estética: durante la hora 40 minutos que dura la película, el director te bombardea con tomas preciosistas, un manejo de luces y cámaras acertadísimo y escenas violentas y sangrientas en las que es difícil no notar los homenajes a cintas como Taxi Driver (Scorsese, 1976) y Blade Runner (Scott, 1982).

2. Indiscutiblemente esta película es pura atmósfera, parte de ella es dada por las brillantes actuaciones de Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston y el devaluado Ron Perlman, que interpreta a Nino, uno de los mafiosos, y hasta la babelicious Christina Hendricks está muy bien. El Conductor mantiene la misma expresión de frialdad durante casi toda la cinta (cfr. Sam Spade, El hombre sin nombre y León, el profesional), excepto cuando está con Irene y su hijo: ligera sonrisa y una mirada que transmite todo lo que no puede decir hasta que llega el final.

 

3. El soundtrack, en mi opinión, es uno de los mejores en la historia del cine norteamericano, cuyas piezas musicales complementan a la perfección cada secuencia.

Tengo que aceptar que la segunda vez que la vi me impactó mucho menos que la primera, sin embargo, la película estéticamente es casi perfecta, y aunque no les va a cambiar la vida, merece ser vista innumerables veces para percibir todos los detalles. Les aseguro que se quedará en su memoria, de menos por la música, y la que será famosísima escena en el elevador, que pondrá a todas las chicas a suspirar sin dejar ninguna butaca seca.

28.01.12



Terpsícore Mendiola


@terpyx
Estudió arquitectura y ama la museografía, pero su trabajo soñado es que le paguen por ver televisión mientras come pizza, fuma cigarrillos y bebe cerveza. Es fan de Stanley Kubrick y le gusta pensar que en una vida paralela es la hi....ver perfil
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