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El Cannes de los cinéfilos

por Gabriela Gorches

 

A unos cuatro kilómetros de la Croisette y su Palacio, en el barrio de la Bocca,  se lleva a cabo todos los años una fiesta del cine paralela al famoso Festival de Cannes. La invitación está abierta a los residentes de la región Provenza-Alpes-Costa Azul y, si bien no es difícil de obtener, sí requiere seguir todo un procedimiento. Ese trámite es bien necesario, pero no cabe duda de que para convertirse en verdadero cinéfilo lo indispensable es ser, más que amante, un vicioso del cine. Durante diez días las películas de la Selección Oficial (dentro y fuera de competencia por la Palma de Oro, y las de selecciones paralelas: Una cierta mirada, La Quincena de Realizadores y Semana de la Crítica) se proyectan en diferentes salas ante un público de apasionados que, al menos en papel, comprende alrededor de 4,000 personas. El festival de los cinéfilos es casi igual al de las grandes estrellas, sólo que sin periodistas ni escaleras de alfombra roja, sin canapés ni vinos franceses, sin vestidos de gala. A cambio del glamour, a los cinéfilos se nos ofrece la oportunidad de hablar personalmente con muchos cineastas que vienen con su equipo: se trata de conocer en persona a futuros talentos cuando todavía lo que más les importa es la reacción del público.

Diez días seguidos de cine a destajo, previa espera de un promedio de una hora por función haciendo cola bajo la lluvia o el sol calcinante se dice fácil; semana y media de levantarse al alba y manejar cuarenta minutos para llegar a buscar estacionamiento frente a la vista de una fila en crecimiento exponencial, de sándwiches malos y caros comidos de pie, de volver a tu casa después de medianoche con un batidillo de imágenes que empiezan a mezclarse con las de ayer, las de antier… la verdad es que uno acaba convertido en energúmeno, dispuesto a matar, sobre todo a quien intenta hacer trampa en la cola y de esos hay muchos entre los viejitos retirados que integran la mayoría de los cinéfilos de Cannes.

La muestra de 2014 resultó algo dispar con tantos filmes anglosajones (aparte de Ken Loach y Mike Leigh que ya son como de la casa) y sólo una asiática: uno sospecha que la creadora de las maravillosas El Piano (1993) y Holy Smoke (1999), entre otras, tuvo algo que ver. En cuanto a México, cosa rara, habría brillado por su ausencia si no es que Gael García participa como miembro del jurado presidido justamente por Jane Campion –La Jaula de Oro (Quemada-Díez, 2013) volvió este año en el grupo “Visión Social”, pero nada del Festival de Morelia llegó a los cinéfilos). Por supuesto que la problemática de América Latina apareció como siempre en pantalla sólo que, para variarle un poco ­(a la tendencia de nuestro cine y a la de las preferencias del festival), el argentino Damián Szifrón escogió la catarsis del humor para contarnos con un ingenio asombroso sus Relatos Salvajes (2014). A las once de la noche después de un maratón de películas desoladoras la sala entera del “Teatro La Licorne” (unas 400 personas) agradecimos mucho el placer inmenso de poder reírnos al menos un rato de una realidad cada vez más cruda.

Haciendo cuentas, vimos cerca de cuarenta películas y sin embargo nos faltó la Palma de Oro. Como siempre, habría sido cosa de suerte: ni siquiera los  grandes críticos, cuyos pronósticos iban cambiando con cada presentación y pasando de boca a oreja (como dicen los franceses) le atinaron. Aunque no hay de qué arrepentirse porque Winter Sleep (2014) de Nuri Bilge Ceylan llegará pronto a las salas, lo mismo que las de Cronenberg, los Dardenne y Xavier Dolan, “el niño consentido de Cannes”. Menos mal que no sacrificamos otras esperando lo doble de tiempo para entrar a las que son más taquilleras entre los cinéfilos. En cambio, fue el destino el que nos espantó el sueño y el hambre a las diez de la noche, cuando empezó el Leviatán (2014) del ruso Andrey Zuyagintsev, quien definitivamente se merece el premio al mejor guión, sin embargo, creo podría haberlo compartido con Clouds of Sils Maria de Assayas.

Para la misma película de Assayas, el premio de mejor actuación femenina que se llevó Julianne Moore lo hubieran dividido entre ella y la Binoche (ningún santo de mi devoción) que merecía al menos un gran “chapó” en su papel de actriz madura lidiando con su propia decadencia y con la actualidad del arte y los artistas mediáticos. Como simple acreditada, el único reconocimiento que me toca a mí otorgar es el de la Asociación de Cinéfilos que una vez más nos organizó la exhibición de las “Pantallas Jóvenes” y el “Cine de las Antípodas”, lo mismo que la subida hasta la Bocca y algunos otros lugares de la muestra “Visión Social” y “Asociación de Cine Independiente para su Difusión”. Es en esas categorías donde uno se topa a veces con piedras preciosas ­– aún si no están bien pulidas en todas las ocasiones– que muy difícilmente encontrará en otra parte.

El domingo 25 de mayo hubo elecciones europeas, por eso la ceremonia de clausura se hizo el sábado y al día siguiente todo había terminado según la versión oficial. Pero a pesar de ello y de que en Francia era el día de las madres, los cinéfilos seguíamos a la caza de salas donde se proyectara algo de lo que no habíamos alcanzado. Hasta el último minuto los mismos de siempre coleccionábamos películas vistas, con el ánimo de quien hace compras de pánico antes de que cierren las tiendas. Pero también había caras nuevas: un solo festival y ya están contagiados de la enfermedad que te convierte en monstruo tragapelículas. Ya nos veremos las caras la próxima vez, y a lo mejor mientras hacemos fila nos pongamos a hablar sobre alguna que en común nos haya gustado: al menos durante ese tiempo seremos mejores amigos. En cuanto a tantas imágenes acumuladas en estos días, seguro tardarán en acomodarse para reconstituir poco a poco las historias, las emociones que nos invadieron en la oscuridad de la sala. Quién sabe si esas emociones vuelvan con la misma fuerza, a veces se debilitan. Pero otras, no sólo regresan potenciadas sino que se quedan todo el año dando vueltas en la mente, como picando piedra ahí adentro hasta que logran construir algo, con suerte algo positivo. En todo caso, siempre existe la posibilidad de nuevas propuestas que devoraremos en mayo del 2015.

 

Gabriela Gorches vive en Niza, Francia desde hace 9 años. Cuando no está en el cine se dedica a escribir, hacer traducciones y dar clase de español. Ediciones Irreverentes publicó su última novela en Madrid: http://www.edicionesirreverenteslibreria.com/Basura-cosmica-Gabriela-Gorches

 

26.05.14

Mr. FILME


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La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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