The Ides of March (2011) es la breve y coyuntural historia de una precampaña demócrata para la candidatura presidencial en Estados Unidos, escrita, dirigida e interpretada (aunque no en el papel estelar) por George Clooney. Siendo un thriller político, los prejuicios con los cuales el espectador entra antes de ver la película son más que legítimos: se trata de la lucha por el poder, y sus costos para alcanzarlo.
Ryan Gosling interpreta a Steven Myers, un brillante asesor de campaña capaz de formular tácticas lo suficientemente buenas como para aparentar que su candidato (George Clooney) es invencible. A sus 30 años, se encuentra en la edad justa para autoproclamarse experimentado y al mismo tiempo joven y enérgico. Sin embargo la experiencia no deriva de cuántas campañas electorales ha logrado asesorar, o qué tan fructíferas han resultado sus estrategias, sino qué tan rápido se ajusta a una dinámica que a muchos les puede parecer predatoria: en el medio, antes que los amigos y los ideales, se encuentran los intereses y los resultados.
Poder y traición, nombre que se le otorgó a esta película en nuestro país, claramente por motivos mercadológicos –Idus de marzo, su traducción al español, es difícil de aprender, incluso de nombrar–, es un mal título. El poder y la traición no son dos términos pertenecientes a la misma categoría, como sí lo son por ejemplo la democracia y el autoritarismo. La traición es sólo una herramienta, uno de tantos medios disponibles para servirse del poder.
La traición entonces está al mismo nivel que las tácticas más elementales de guerra, pero no es traición como la que Judas Iscariote efectuó al vender al hijo de Dios, sino la traición que efectúan personas de carne y hueso a otras personas de carne y hueso para alcanzar sus objetivos. No hay héroes o villanos en esta película, sólo seres humanos que reaccionan ante sus circunstancias y necesidades.
Lo anterior es un punto importante: la política está llena de necesidad, ya sea la necesidad de conseguir votos o la de ocultar algún secreto; esta misma necesidad puede ser al mismo tiempo combustible y barrera para la acción. El guión de Clooney y Grant Heslov logra capturar bien este hecho, a diferencia de otras películas que tocan los mismos temas políticos. Los guionistas se abstienen de hacer promesas quiméricas sobre cómo la política puede ser usada para “el bien común” (tema ya muy choteado, en especial por los directores gringos). Aquí la política es mediana, se queda en el terreno de lo posible, no lo deseable, y está llena de actores múltiples que impiden la consecución de los fines. Si bien todo surge con las mejores intenciones, el camino hacia la casa blanca está lleno de pactos y promesas que son “necesarias” realizar.
Por eso The Ides of March es el retrato verosímil de la vida pública, devela un proceso que constantemente se queda entre las sombras: detrás de las políticas hay políticos, detrás de los políticos hay operadores, detrás de los operadores hay intereses. Se puede decir que ese es un mérito del director, quien ha demostrado tener un buen dominio tanto de la cámara como de los temas que trata. La película toca la realidad en todo el sentido de la palabra, desde el argumento hasta sus personajes; al mismo Obama le pudo haber pasado.
Con una dirección bastante sólida y un excelente reparto (ver actuar a Philip Seymour Hoffman siempre será un placer), Clooney demuestra que él no sólo es capaz de otorgar grandes actuaciones sino de generar un ambiente digno de toda conspiración: la incertidumbre y la tensión de una pasividad violenta están en el aire de las precampañas demócratas en Ohio. Resulta interesante ver su evolución como director, yo diría que esta última entrega es bastante más aventurada que sus dos anteriores películas: la ignorada Leatherheads (2008), y la aclamada pero enlatada Good Night, and Good Luck (2005). Es probable que en los siguientes años veamos cómo un hombre de Hollywood no sólo dejó huella por sus actuaciones en lastrilladas películas de Steven Soderbergh, sino en películas que, aleluya, tienen algo que decir.
13.02.12