por Julio César Durán

El largometraje documental realizado por el colectivo MAFI de Chile sobre las campañas electorales del año 2014, está dirigido por 19 pares de ojos coordinados por el cineasta Christopher Murray y su forma consiste en una serie de planos fijos que capturan desde el inicio hasta el final de los actos políticos para las elecciones con las respectivas reacciones del ciudadano común.

Propaganda (2014) registra las relaciones cotidianas entre la gente y el material de campaña partidista, desde las charlas comunes y corrientes del día a día, pasando por las manifestaciones estudiantiles, hasta los actos políticos de los mismos candidatos. Tal cual, la propaganda, estará revisada de manera progresiva donde lo capturado a manera de “vistas” –cual inicios del cine– nos trae a la mirada las reacciones de los candidatos, que se sienten distanciadas del resto del material ya sean movimientos ciudadanos, un recital de cientos de guitarras interpretando El derecho de vivir en paz de Victor Jara e inclusive un ritual indígena fuera de lo que parece el parlamento. Sin más, lo que se va sintiendo es un amplio aspecto de ciudadanos ignorados por los políticos pero acosado por los actos de campaña.

El filme de Murray, et. al., es un reflejo de un pueblo, como muchos otros de América Latina (incluyendo a México), cansado y escéptico ante todas esas mediáticas promesas de los políticos. Aquí se documenta el cómo reaccionó Chile ante las campañas electorales y su divorcio con la política partidista cuando llegamos a la cumbre, es decir el día de las elecciones, con urnas vacías y casillas desiertas. El documental no es una obra panfletaria, es un discurso del qué miran, sienten y piensan las gentes ante toda una propaganda que finalmente terminará acumulándose en un basurero.

“Los que están en el gobierno son los dueños de las universidades, dueños de las pensiones…” sentencian un par de señoras, mientras los contrapuntos continúan. No hay espacio para confianzas o esperanzas absolutas, la propaganda es un circo mediático que no ofrece certezas para el futuro cercano de Chile. Las protestas ciudadanas son reprimidas por la policía, en los mejores casos “contenidas”. Pareciera, según el fluido montaje del filme, que hay no sólo una distancia sino una confrontación: los discursos vs las manifestaciones sociales y las opiniones de la gente común.

El conjunto de “vistas”, bien manufacturadas, se van armando y sí logran construir sentido durante poquito más de una hora de duración. Propaganda va más allá de ser una narración cronológica de acontecimientos aislados, supone una mirada crítica (pero no tendenciosa) de un proceso mediático que observa a las personas en su actividad común (trabajos, escuela, simple paseo callejero) y que también consigue meterse hasta la cocina con quizá los que fueron los tres candidatos principales en las elecciones. Este documental chileno realizado por cineastas jóvenes pone en evidencia el abismo mundial que existe entre gobernantes y gobernados.

21.01.15