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Under the skin

por Brianda Pineda

 

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones
Alejandra Pizarnik

 

Mucho se ha criticado el giro poético que ha tomado la carrera de Scarlett Johansson en dos de sus últimas películas Lucy (Besson, 2014) y Under the skin (2013) de Jonathan Glazer. Ambas tienen en común la atracción por un misterio que no se revela bajo camisas de fuerza, a través de lo que dura la trama esquivando la suerte de caer en las manos de una lógica fácil que lo explique. ¿Consiguen ganar la apuesta cinematográfica? Under the skin, sin duda, lo hace.

La historia es sencilla y no por ello menos enigmática en sus imágenes y desorden a favor del suspenso: Vemos a una desconocida (Johansson) despojar de sus ropas –en un espacio que podría ser la habitación de la nada–, a un cuerpo inconsciente que no es sino ella misma. Transfusión de identidad. Especulativa clonación. Después de la dosis de extrañeza recorremos Escocia al lado de la viajera cuya búsqueda ignoramos pero que muestra en su frialdad una actitud si no extraterrestre, sí extrahumana pues ¿qué seríamos en la ausencia del instinto, de nuestro enfrentamiento con el miedo, el placer y la sangre? Ella observa el vaivén de rostros humanos siempre ocultos en una dirección por las calles, el consumo cotidiano de plazas y supermercados y se detiene cuando encuentra en medio de la oscuridad nocturna a algún solitario dispuesto en su atracción por su piel blanca y ojos radiantes a subir al automóvil de una desconocida con destino (¿por qué dudarlo?) a la realización de una fantasía. Lo que ocurre después dependerá de la interpretación que demos a la metáfora siniestra del filme.

Lo cierto es que como rompecabezas aquí faltan muchas piezas y si usted es de esos espectadores que aprecian la genialidad de las cintas que, además de contener bellas imágenes, consiguen explicar los asideros del desarrollo de su trama e ideas, puede que Under the skin le deje un amargo pero no indiferente sabor de boca.

Es provocadora y hay terror en sus límites. Muestra un juego de paradojas donde el cazador, por ceder al misterio de cómo vive la presa, sueña que se convierte en ella. De esta manera es posible ver un proceso de reconocimiento entre el ser desconocido y su nuevo cuerpo, a través de acciones que se adivinan realizadas por primera vez. La sexualidad será uno de los puentes para explorar el frágil universo humano y quizá uno de los temas más confusos que van repitiéndose como un gris soliloquio de los guionistas (Walter Campbell y Jonathan Glazer), dejando interrogantes e imprecisos a sus espectadores.

Visualmente atractiva, tal vez a ratos es lenta, pero lo es como un reloj oscuro cuyo tic-tac es el tiempo transcurriendo en la soledad de bosques y carreteras. Y si es cosa del otro mundo lo que intenta revelar, como dijo un amigo con el que suelo reunirme a ver películas, “es tan lejano el mundo que intenta mostrarnos que está muy cerca del que conocemos”. Abducciones, persecuciones y pieles que son disfraces. Con un final abrumador, Under the skin nos recuerda que también en la nada se envían señales de humo.

28.01.15

 

 

El ensayo visual de Glazer

por César Flores Correa

 

Desde un primer cuadro Under the skin se nos presenta como una vela en la oscuridad, una experiencia que goza de vivir en el camuflaje, pero que recurre a los términos de una obsesión onírica y cautivante. Para hablar de ella, necesito usar una venda en los ojos, porque es un ensayo provocativo de la naturaleza y el significado de ser humano, una relación con el desconcierto que representa nuestra realidad y esos entes primitivos con los que guardamos estrecha relación.

Una cortina café,  así es como evoluciona la película dentro de un agujero que se escapa de todo pensamiento ordenado, y permanecer en una búsqueda constante de la transición entre la imaginación y lo mórbido, lo terrorífico o lo encantador; con una Johansson nunca antes vista: su actuación se te mete bajo la piel.

Las sensaciones viven escondidas. Una Escocia retratada a grises que reflejan el descenso de una sociedad abandonada, oculta de todas las aspiraciones fundamentales por las que la vida cobra un significado argumental, un pinchazo de locura e inexistencia del ser y una tristeza encarnada por el afán una mujer, de una ilusión.

Under the skin depende de las miradas que se poseen en ella, esos dos bandos como el humano y el alienígena, algo magnífico o vesicante, de ahí se desprenden las entrañas de una historia que no parece tener protagonistas, devela algo más allá de los límites dimensionales y por lo tanto, ¿reflexionaremos acerca de nuestra existencia?

Al final, la obra de Jonathan Glazer, hace alusión a un injerto de sensaciones bajo la piel, sin embargo termina por entrar donde menos te los esperas, en tu cabeza.

05.08.15



Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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