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Muestra 58. El niño y el mundo

por Fco. Javier Quintanar Polanco

 

En 2012 Marcos Magalhaes, realizador y uno de los fundadores de Anima Mundi (prestigiado festival de animación que se celebra anualmente en Brasil) declaró en una entrevista[i] que "La animación brasileña está ganando personalidad", y afirmó que esto se debe a que los animadores de esa región están creando otros patrones, sin seguir una escuela determinada. También explicó que en ese país ha ido desarrollándose un movimiento independiente, capaz de asumir riesgos.

Al ver El niño y el mundo de Alê Abreu (quien fuese objeto de un homenaje en 2007, promovido justamente por el festival antes mencionado), se hace patente lo dicho por Magalhaes. Y es que este, segundo largometraje del realizador, es una obra que deslumbra tanto por su diseño visual (sencillo pero no simple), como por su profundo y contundente argumento.

El protagonista es un niño que vive en el campo, y que un día escucha una misteriosa pero agradable tonada que no parece venir de un lugar específico, pero que más adelante y de forma mágica logra guardar y conservar en una lata. Posteriormente, vemos como su padre abandona el terruño y aborda una descomunal locomotora que lo aleja de su hogar hacia un blanco horizonte. Cuando el niño decide ir en su busca, junto con él averiguamos que su progenitor se ha ido a trabajar a la ciudad en busca del sustento para su familia. Y de su mano también vamos descubriendo tanto las maravillas que encierra lo cotidiano (y que resaltan a la mirada de un niño que las ve por primera vez) como el absurdo y los horrores que la vida en las modernas ciudades encierran.

En su viaje el niño se topará con un par de personajes que lo cuidan y lo llevan a recorrer los diversos paisajes urbanos y sus alrededores: desde las favelas más pobres y ruinosas que hemos visto retratadas en incontables filmes cariocas, pasando por ruidosas y piramidales megalópolis con vehículos y carreteras moviéndose por doquier y bañadas de miles de luces y anuncios luminosos que evocan la Metrópolis (1927) de Fritz Lang; hasta opulentas y lujosas ciudadelas celestiales que emparentan con las visiones de Neill Blomkamp plasmadas en su filme Elysium (2013). Abreu crea un fantástico mundo con dos lunas, maquinarias que se asemejan a enormes paquidermos o titánicos dragones, y urbes que se elevan al cielo, sino es que de plano se encuentran flotando en él. Recrea un mundo visualmente diferente al que conocemos, pero tan similar en su esencia que no nos resulta ajeno.

Y lo más importante, es que junto con el protagonista contemplamos variadas alegorías sobre las diversas facetas que conforman nuestra sociedad actual, y más específicamente, aquellas que están presentes y definen a la sociedad brasileña, donde el júbilo de su gente, sus carnavalescos festejos y sus coloridas formas de manifestar su gusto por la vida, son contrapunteados por la pobreza rampante que les acosa, el desempleo, el consumismo desenfrenado y el oscuro autoritarismo y la represión que como el ave negra, que vemos en una de las secuencias; ataca y masacra el alma libre de la gente, sembrando en ellos la tristeza y el descontento.

No es sino hasta muy avanzado el relato que comprendemos que el niño no es sino la representación de la añoranza: añoranza por un mundo que ha perdido su color; añoranza por una sociedad que ha sacrificado espacios de la naturaleza a cambio de una jugosa remuneración económica; añoranza por el terruño abandonado por la necesidad de sobrevivir aunque sea precariamente; añoranza por la alegría de la juventud que se ha ido, añoranza por el gozo de la gente desintegrado por el tedio y cuyas coloridas partículas se van por el desagüe; pero sobre todo, la añoranza de un mundo cálido, que habita en nuestros recuerdos, y que puede ser evocado ávidamente al final de nuestras vidas.

El niño y el mundo no es otra cosa sino la representación animada de la dulce tonada de una niñez que se fue hace tiempo, pero cuya alegría y asombro sigue habitando en lo más profundo de nuestros deseos.

 

[i] Industria de la animación brasileña reivindica su identidad. Vanguardia [en línea]. 28 de julio de 2012. Disponible en: <http://www.vanguardia.com.mx/industria_de_la_animacion_brasilena_reivindica_su_identidad-1341062.html>.

Fco. Javier Quintanar Polanco


Comunicólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Editor del fanzine independiente A.T.P. de 1987 a 1992. Actualmente, es colaborador en las publicaciones electrónicas Revista Cinefagia y El Patas.Net. ....ver perfil
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