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El nuevo nuevo testamento

En el comienzo no sabías que eso era el comienzo

por Iranyela López

 

Cuando termina la obra de la vida, que tal vez sea una tragedia, el espectador sigue su camino. Por lo que a él respecta, era una especie de ficción, un mero trabajo de la imaginación.

Henry David Thoreau

 

En El nuevo nuevo testamento (Le tout nouveau testament, Bélgica-Francia-Luxemburgo, 2015) el director Jaco Van Dormael, al igual que en Las vidas posibles de Mr. Nobody (Bélgica, Francia, Alemania, Canadá, 2009) nos plantea una película sobre los titubeos que conllevan la miscelánea de opciones que se abre ante nosotros en este abismo llamado vivir.  Mientras que en Mr. Nobody la pregunta se planteaba en torno a las casualidades de elegir una cosa en vez de otra –y las  intrusas circunstancias que se atraviesan para que esto suceda o no– en su reciente película, montada en evangelios a manera de episodios, Van Dormael (quien nuevamente se apoya en Thomas Gunzig guionista de Kiss & Cry, 2011) utiliza a la muerte como un cepo, como música eoliana.

La carga del existir, esa acción que conlleva el peso de su cuerpo sobre la tierra, se aligera cuando a la humanidad se le recuerda que morirá (situación de la que todos están conscientes) pero que se intensifica cuando les es revelado el momento exacto en que sucederá. Sus movimientos se aligeran (en algunos casos). Todos los miedos, el orgullo, la timidez, etc., vuelan hacia lo alto y se distancian de la tierra. Ya no hay nada que perder, flotan libres en su insignificancia. El centro gravitacional humano, el cual dicta deseos y pretensiones, está ahora sin base.

Dios (Benoît Poelvoorde, a quien recordamos por 3 corazones de Benoît Jacquot, 2014) vive en Bruselas, es un cabrón, es un infame.  Su centro de operaciones en el que juguetea y controla a la humanidad y el devenir de la Tierra se establece dentro de una habitación envuelta de multitud de archivos que cubren las paredes que rodean un escritorio con una computadora encima como dispositivo principal de operación. El Dios que Jaco Van Dormael y Thomas Gunzig nos presentan, se divierte no solo con los desastres y las breves ilusiones de la humanidad, para fastidiar aún más los acontecimientos singulares de los individuos también se deleita escribiendo una serie de leyes concentradas en Emmerdement Universal, que traducido literalmente sería “Dolor universal en el culo”. Por ejemplo la ley 20127, “La cantidad de sueño necesaria es de 10 minutos más”; y la 20125, que reza “La tostada de mermelada siempre cae del lado untado…”

Dios  crea el hombre a su semejanza. Su obra comienza como un rajadura al lienzo decorado del viejo testamento. La belleza está oculta, como un agujero, una casualidad, un escape simbólico y material a la superficie plana, como en los cuadros de Fontana[1]. Habitaciones vacías, cines que evocan el tiempo diluido en las pantallas blancas de Hiroshi Sugimoto[2]. Libros cuyas páginas se tiñen en un Blanco sobre blanco a la  Malévich. Eva y Adan se encuentran, se miran, se hojean de arriba a abajo entre los pliegues de una cama y el resto de la historia de la creación-población ya lo conocemos.

Ea (Pili Groyne, quien ya ha aparecido en la trágica Dos días, una noche de los Dardenne, y en la estremecedora Alléluia de Fabrice Du Welz, ambas de 2014) es la pequeña hija de Dios, jamás sentada a la derecha del padre. Cierto día hastiada de la saña de su padre, decide abandonar el reducido apartamento en que viven no sin antes hurgar en sus archivos para prevenir a la humanidad, mediante un mensaje vía celular, del momento exacto de su muerte. De aquí en adelante el espectador se planteará algunas preguntas derivadas de las propias de la película. ¿Qué haríamos con el resto de nuestra vida? De saber, como los personajes, el día de nuestra partida en el mundo terrenal.

Ea, aconsejada por su hermano JC (quien también se aparta de la familia tiempo antes), decide reescribir en primera persona, con su fuga, una versión hilarante del “Nuevo Nuevo Testamento” a través de metáforas enunciadas con la mirada volcada a las situaciones rutinarias, nimias e irrelevantes de 6 paradójicos hombres; seis apóstoles y un errabundo “copista”  (Marco Lorenzini) que integrarán a los 12 previamente reunidos por su hermano JC, para conformar un equipo de béisbol evangelista, siendo éste el deporte favorito de su callada y tolerante madre (Yolande Moreau) quien también disfruta de bordar.

En cada encuentro Ea ennoblece los desperfectos y vicios humanos, quitándoles peso. De la misma manera archivará para sí misma lágrimas, lluvia, mañas y regocijos de las personas. Ofreciéndoles a cambio una canción que los identifique y en algunos casos un sueño.

Cada apóstol hallado en su camino nos contará un poco del paraíso terrenal desde su particular situación. Al igual que en Mr. Nobody la cámara de Christophe Beaucarne, como un baile, se moverá desde el primer plano de una escena conforme a las situaciones que vive cada personaje, para diferenciar los comportamientos entre una vida  y otra. En su mayoría, nos imbuiremos en encuadres cerrados y con duplicación en los diálogos (sin que por esto el pleonasmo resulte desagradable por ilustrativo). Así, con uno de los apóstoles, la imagen se asumirá con un movimiento flotante similar al de la válvula de escape en un una olla a presión, encrespada por dejar atrás “la realidad” o mejor dicho lo común y opresor de lo cotidiano.

Quizá la película es un pretexto para redireccionar o al menos escapar, como pasajeros curiosos, de aquello que nos hunde en nuestra cotidiana condición de existir, y hacer una circunnavegación a la muerte, ya sea para cambiar o no de aires y de escenarios nuestra propia cosmogonía doméstica.

 

10.07.16


[1] Con su Concetto Espaziale perfora la superficie del lienzo para cuestionar así la autoridad del cuadro e introducir la casualidad, el azar y el inconsciente en la actividad creativa, en definitiva para saltar al abismo. (Schimmel, 42)

[2]  …bajo la escritura la imagen Hiroshi Sugimoto en Union City Drive nos muestra una película que dura tanto como la película proyectada en “la pantalla brillante en blanco cuyo vacío está en realidad lleno de luz y tiempo.” (Cadava, 29)

Iranyela López


@Iranyela
Meliflua, desorientada, cloroformizada con la polifonía de las palabras, el aullido del sonido y la hilaridad de los sentidos. Su andar se guía con el trazo cartográfico de sus retinas hacia un punto de fuga.....ver perfil
Comentarios:
25.07.16
Abril dice:
Disfruté muchísimo de esta película, la verdad no indagué más acerca del director pero ya que hacen referencia a alguno de sus trabajos anteriores me ha dado curiosidad y lo más seguro es que vea otra de sus cintas. (:
comentarios.