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El matrimonio Loving: la historia en el cine

por Germán Martínez Martínez

 

Las relaciones entre el cine y la historia son múltiples y complicadas. Hacer cine basado en la biografía de una persona, o el recuento de un hecho, puede llevar a que la importancia de una película sea social, más que cinematográfica. Esto no necesariamente es un problema, sino que es parte de la relación que se establece entre una cinta y sus públicos. El matrimonio Loving (Jeff Nichols, Gran Bretaña/Estados Unidos, 2016) retrata, precisamente, el principio del final definitivo de la prohibición y penalización de los matrimonios interraciales en Estados Unidos de los años sesenta.

Al narrar “hechos reales”, el cine tiene diferentes opciones. Una solución aparentemente, y con frecuencia fácil, es la de dramatizar los hechos. Por supuesto me refiero a películas que tienen los recursos y la debida investigación para reconstruir lo sucedido; a partir de esto, los guionistas imaginan lo que pudo haber ocurrido. Lo anterior, por lo general, requiere que esas acciones no confirmadas de los personajes sean plausibles y que no distorsionen lo que se tiene como referencia –no por fidelidad a alguna historia oficial, sino por coherencia de lo representado. Pero hay otros caminos, menos evidentemente entretenidos, como el que Nichols toma para contar la historia de dos personas y su boda que, a 58 años de ocurrida, puede decir mucho a los espectadores mexicanos.

El matrimonio Loving no es una película vanamente inspiradora. Un tratamiento poco sofisticado del tema habría mostrado personas luchando por ideales, sin límite de sacrificio. Por el contrario, el mérito de esta cinta es que, aunque frecuentemente parece estar a punto de fracasar como relato audiovisual, se mantiene en un balance entre hacer avanzar la historia y revelar, con sutileza, la psicología contrastante de los Loving, él señor blanco, ella señora negra –quienes se han casado en el Distrito de Columbia, en un tiempo en que eso les gana prisión temporal en Virginia, su estado de residencia, y posterior imposibilidad de estar juntos en el condado: una especie de destierro.

Hay múltiples momentos en que un espectador, acostumbrado a los giros convencionales del cine dramático, podría esperar acontecimientos disruptivos: que alguien se dé por vencido, que el amor se acabe... En vez de eso, El matrimonio Loving muestra el tedio y la tensión durante la espera de una solución judicial, mientras los niños crecen y el trabajo y la vida continúan. Como seguramente ocurre muchas veces en la realidad, los hechos históricos no son conducidos por grandes individualidades seguras de su trascendencia en la sociedad. La película muestra, en cambio, una pareja que, como cualquier otra, tiene aspiraciones cotidianas, como que sus hijos corran sin peligro por el campo. Ni siquiera los abogados se asumen como paladines de una causa, sino que se ayudan uno a otro a comprender que podrían llegar a cambiar uno de los entramados constitucionales más significativos de la historia de la humanidad. El de El matrimonio Loving es un heroísmo silencioso.

Hoy, en México, por supuesto, no hay obstáculo legal, por motivo de raza, para casarse. Sin embargo, el matrimonio igualitario, por cuestión de género, sí ha propiciado discusión y su registro en la constitución del país acaba de sufrir un revés de procedimiento en la cámara de diputados. Esto es una demora, basada en estrategia electoral, que contraviene el veredicto de la suprema corte, el cual debe ser legislado para garantizar el derecho al matrimonio, con independencia de la orientación sexual. Las personas que se ven afectadas por esta dilación quizá no vivan situaciones tan dramáticas como las de los Loving y sus hijos, pero enfrentan numerosas y probablemente graves dificultades y, sobre todo, la misma injusticia: un estado y una sociedad que se arrogan la posibilidad de limitar con quien pueden los individuos formar una pareja legal.

Además de las leyes, como se ve en la película, cuentan los entornos sociales: ni la madre de Loving, ni el padre de su esposa se muestran entusiastas del matrimonio de sus hijos; incluso podría haber sido alguno de ellos quién los denunciase originalmente ante las autoridades. La visibilidad de las personas no heterosexuales ha aumentado de manera considerable en México en años recientes, pero, ¿ha disminuido la homofobia?

Hay múltiples maneras de ver una cinta, la recepción de ésta, es probable, se verá influenciada en cada lugar por las condiciones en que vivan los espectadores. En México, el público podrá identificarse con el relato de El matrimonio Loving, pues exhibe una sociedad en que persisten irracionalidades que obstaculizan el amor y la vida cotidiana en familia, sea cual sea su forma.

 

El matrimonio Loving es parte de la 61 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional (11 al 28 de noviembre).

 

18.11.16

Mr. FILME


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La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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