Son por todo el mundo conocidos los lamentables hechos que tomaron lugar el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y también, aunque en menor medida, el terrible incidente ocurrido el 24 de marzo de 1982 en las viejas instalaciones de Cineteca Nacional que se encontraban en Río Churubusco. Ambos acontecimientos acaecidos en la Ciudad de México han sido comentados y analizados de una u otra manera, ya sea por una investigación oficial o por innumerables charlas de café que intentan desentrañar las causas y consecuencias de ellos. Para aquellas dos tragedias, se han arrojado mil hipótesis, pero hasta ahora se desconocían algunos mórbidos detalles que podrían conectarlas y que podrían, también, dar luz sobre la oscuridad en la que se desarrollaron. El documento cinematográfico que intenta dilucidar el misterio de los mencionados casos se llama Los Rollos Perdidos (Bazán, 2012).
El documental mexicano Los Rollos Perdidos, dirigido por Gibrán Bazán -discípulo del cineasta Juan López Moctezuma-, se estrena esta semana en las sedes de la Cineteca Nacional en conmemoración al gran incendio de lo que alguna vez fue la Biblioteca de Alejandría del cine, es decir las primeras instalaciones que albergaron al máximo recinto fílmico de nuestro país. La película, narrada por Daniel Giménez Cacho, tendrá una distribución abierta y bastante arriesgada.
Al igual que la tableta de dirección, a manera de advertencia, que Cortázar escribe para su Rayuela, en el que nos aclara que el libro es eminentemente dos libros, es pertinente anotar aquí que la película es en realidad dos películas.
La primer película, que se lleva la primera mitad del documental aborda la tarde de 1968 imposible de olvidar, el dos de octubre. En esta parte se lanza al espectador una increíble y desconocida información sobre aquella fatídica jornada: el estado mayor presidencial envía a Servando González –conocido por todos los cinéfilos por ser el realizador de los clásicos mexicanos Viento Negro (1965) y Los de abajo (1978)– a registrar con 8 cámaras de cine todo lo que ocurriera en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
La filmación se llevó a cabo, se sacó del lugar al realizador y a su equipo ya bien entrada la madrugada del 3 de octubre para hacer llegar el material a los laboratorios de los Estudios Churubusco y más tarde, ya reveladas las películas, oficiales del ejército se llevaron todo. Se rumora que existió una hora, en calidad de pruebas, del material filmado por Servando González que en secreto se conservó, la pregunta es Âżqué sucedió con dicho material?