por Fco. Javier Quintanar Polanco
En medio de la polémica desatada nuevamente por un recorte presupuestal (a menos de la mitad en relación con el año anterior) que obligó a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) a buscar una serie de soluciones creativas y ajustes de todo tipo para llevar a cabo su ceremonia anual, el pasado martes 11 de julio se realizó la 59 entrega del Ariel en el Palacio de Bellas Artes.
Con un diseño de producción austero, pero decoroso y funcional, cuya dirección recayó en el actor Daniel Giménez Cacho, musicalizado en vivo por el percusionista Mario García Cruz (emulando un poco el trabajo desarrollado por su colega Antonio Sánchez para el filme Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, González Iñárritu, 2014), animado visualmente con dibujos (realizados en vivo) por los artistas gráficos Alejandro Magallanes y el Dr. Alderete, y conducido con las voces en off de Karina Gidi y Blanca Salces, dicha ceremonia una vez iniciada transcurrió de manera vertiginosa y ágil. Sin embargo perdió algo de agilidad cuando algunos de los ganadores u homenajeados ofrecieron largos discursos que fueron alargándola.
Dicho sea de paso, la mayoría de los discursos (tanto de los ganadores como de los organizadores) repitieron los reclamos y exigencias que se han venido escuchando en la ceremonia en años anteriores: quejas por la falta de apoyos gubernamentales para fomentar la cultura (y por el ende, al cine nacional), la demanda por un mayor número de pantallas donde exhibir producciones nacionales, y en esta ocasión se añadió la urgencia por crear espacios de diálogo donde intervengan todos los sectores involucrados en la industria cinematográfica, para exigir políticas públicas que protejan al cine mexicano con el fin de evitar quedar en una posición desventajosa frente a una inminente renegociación del Tratado del Libre Comercio.
Estas preocupaciones y posicionamientos fueron la norma a lo largo de toda la velada, expresados a través de distintas oradoras como las actrices (y ganadoras del Ariel en ediciones pasadas) Giovanna Zacarías, Julieta Egurrola y la propia Dolores Heredia, actual presidenta de la AMACC, cuyas voces se unieron a las de la estudiante del Centro de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, Sofía Landgrave y a la de Gabriela Gavica, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica CCC, cada una representando a las dos escuelas más importantes de cine de nuestro país, en pos de la construcción justamente de ese ánimo integrador, de cerrar filas en pos de la defensa del cine nacional.
En paralelo al anuncio de ganadores de las estatuillas en las diversas categorías, se rindieron homenajes a Pedro Infante y Juan Rulfo, así como la proyección de un emotivo In Memoriam recordando a todos aquellos actores, directores y personalidades del cine y la televisión mexicana que fallecieron desde el año pasado hasta los días anteriores al evento. Asimismo, se entregaron dos Arieles de Oro en reconocimiento a las trayectorias de la Diseñadora de Arte Lucero Isaac y de la actriz Isela Vega.
En cuanto a los ganadores de la noche, la producción más premiada fue La 4° compañía, dirigida por Mitzi Vanessa Arreola y Amir Galván Cervera, haciéndose acreedora a 10 galardones incluyendo el de Mejor Película. Irónicamente, la película aún no ha sido estrenada comercialmente y –con excepción de los miembros de la AMACC que participaron en la selección y votación– no ha podido ser vista por buena parte de la prensa y el público en general.
En contraste, películas que tuvieron distribución comercial como Desierto, de Jonás Cuarón; Me estás matando Susana, de Roberto Sneider; 7:19, de Jorge Michel Grau o Bellas de noche, de María José Cuevas, se fueron con las manos vacías.
A continuación, la lista completa de ganadores en las distintas categorías: