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Coloreando al seductor

por Isabel Ocadiz

 

El estricto ojo de Sofia Coppola extendería su pureza con el filme El seductor (2017), pero las memorias de la filmografía que atesora nos hacen dudar de su grandilocuencia y cabe el considerarla como una película más. Aquella mujer que también se educó con el maestro apocalíptico-ahora Francis Ford Coppola, encontró su propia voz para contarnos mil escenas radiantes, realizadas para acosar una brillante línea en la construcción de encuadres, mismos que en cualquier pantalla la delatan, posible también gracias al excelente equipo de trabajo, como Anne Ross en su diseño de producción, con quien la realizadora destacó y orientó el arte hacia su inmaculada concepción de la figura femenina.

La directora de arte, Jennifer Dehghan, matiza la narrativa de Coppola, obsequiando un roce entre las combinaciones y sus colores, formas, texturas, tamaños, los cuales hacen referencia a la bruma, al clima frío, a las mañanas y noches de El seductor. Así consiguen inventar lo que nunca imaginamos y conceden una impresión natural a los actores Farrell, Kidman, Dunst, Fanning, razón para que Coppola explote aquello que eternamente la ha caracterizado: la sutileza de manos con lápiz y cámara, sutileza literaria o casi poemas.

Sobre la carga emocional tan sutil que consigue representar en imágenes, por poco literarias, destaca la belleza interna de la cinta para realizar un análisis cinematográfico importante. En el despertar de los diálogos que relatan la historia sentimos la necesidad de apreciar más el cine de Coppola y encontrar su analogía, pues en este principio me atrevo a hablar del final de la película, aquel que te regala una idea suspendida, como un efecto secundario.

El viajar tenebroso de la cámara detalla un humor natural y femenino, y la sexualidad contenida que representan los sets y locaciones. La fotografía fue una variable que dependió de la arquitectura y decoración de los escenarios, la capacidad dramática para exponer la iluminación con sus tintes, la paleta de colores bien aplicada y el vestuario para revivir una época, evocando un pasado existente.

La maravillosa creación visual relata los pasajes trágicos, sin caer en revelaciones teatrales, y relata escenas espectaculares sin caer en la publicidad, equilibrando así los deseos de la realizadora en el cumplimiento de los objetivos, que desde un inicio marcó Diseño de producción, lo que hace que olvidemos la hermosura de las actrices, extraviando la atracción física del espectador al sentirse dentro de un ambiente romántico oculto, muy sexual, muy reprimido y celotípico.

El seductor es más que una historia basada en el libro del escritor Thomas P. Cullinan. Es un trabajo de autor con un estilo personal, a pesar de que la historia ha sido contada en el cine por segunda vez, después de Don Siegel, en 1971, y afirmo que se debe a la excelencia en el diseño de producción, dirección de arte,diseño de vestuario y departamento de arte, labores cuyos vasos comunicantes nos llevan a El gran Gatsby y Romeo + Julieta – ésta última donde Catherine Martin y Doug Hardwick transformaron una iglesia mexicana en el lecho de muerte– (Baz Luhrmann, 1996, 2013), a El demonio neón (Winding Refn, 2016) .

 

29.11.17

Isabel Ocadiz


Directora y escritora, cómplice de la ensoñacion y la poética que generan 24 imágenes por segundo.....ver perfil
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