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Contemplación divina: breve nota sobre Fuera de Satán
 
por Julio César Durán
@Jools_Duran


El cineasta galo Bruno Dumont ha reflexionado sobre la espiritualidad de alguna u otra manera a lo largo de los seis largometrajes que lleva como director. En cada uno de ellos se detiene de manera detallada en un tipo muy específico de misticismo o de comportamiento que tiene su base en la fe –o en todo caso en la fe, según el protagonista de la historia en turno–.

Ya hemos dado miradas bastante peculiares al cristianismo a través de su cine, como en su ópera prima La Vida de Jesús (1996) y en la polémica película Hadewijch (2009), dos muestras de cine contemplativo, pero salidas de un contexto identificable, donde la falta de fe o la desproporción de la misma son motores de dramas éticos y existenciales.

En su más reciente filme, que es Fuera de Satán (Hors Satan, 2011), Dumont se muestra mucho más ambiguo y mucho más reflexivo que de costumbre (si eso es posible). La narración gira en torno a una joven que vive en las cercanías del Canal de la Mancha, quien se siente atraída y mantiene amistad con un extraño sujeto que subsiste sin relacionarse con más personas, a través de pescas, hogueras en las orillas de pantanos y misteriosas meditaciones. El raro ermitaño se convierte en una especie de protector y guía –espiritual, si se quiere ver así– de la joven, quien todo el tiempo se ve agredida por personajes o situaciones bastante cotidianas.

La película camina sobre la base de una serie de postales mínimas, entre las que vemos desde la agresividad del oscuro protagonista, hasta las muestras de poder divino del mismo, librando de demonios al pequeño cuerpo de una adolescente, o resucitando a su coprotagonista.

En fin, la más reciente obra de Bruno Dumont está más cerca de un estatismo cinematográfico que de una representación audiovisual reflexiva. A ratos da señales de vida, pero continúa hasta terminada su hora con 50 minutos sin explotar o tener un climax que devele el misterio del filme mismo. En momentos, también, por su mínimo movimiento y sub-uso de elipsis, pareciera que es una obra inacabada, hecha por fragmentos de una sola toma sin editar.

Aún así, me parece que el cine de Dumont debe verse. Se trata, es cierto, de una obra difícil y oscura, pero no es infranqueable y es posible mirar lo que hay en las intensiones del realizador, que a lo largo de la década ha mostrado puntos de comunicación con el cine de Carlos Reygadas o de Apichatpong Weerasethakul, por ejemplo, con movimientos de cámara mínimos y el uso de no actores. Se trata pues de una cinta, más que filosófica, extremadamente contemplativa… perfecta para mantener nuestras mentes en blanco.

 

19.12.11



Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
Comentarios:
20.12.11
Christina Román dice:
A mi no me gustó la película, pero me gustó más tu escrito. Saludos!
20.12.11
Zombisapiens dice:
Otra pinche película apestosa, al chile que yo no sé que le pasa a la cineteca, antes si pasaban cosas ch_as
20.12.11
Jools dice:
¡Gracias por los comentarios! En lo particular, aún no sé si me gustó, es demasiado lenta y ambigua, pero tiene algo.
comentarios.