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Partes de una familia

por Isabel Ocadiz

AMBULANTE, que continúa su gira por la República mexicana (ahora cerca de Puebla, Veracruz y Baja California), es como todos sabemos, un medio de expresión para los mejores documentales, así como filmes que tienen que ver con una forma distinta de hacer cine. Aquí hablaremos de una de las películas de la sección Pulsos que, en gran contraste con otras obras de la gira, ha mostrado una creatividad inigualable.

El documental realizado por Diego Gutiérrez, Partes de una familia (2012), es una revisita novedosa al tipo de documental mexicano que se aborda como mera entrevista (profunda o no) a los personajes involucrados. Los protagonistas cumplen con sus roles de la vida diaria y se presentan como personas que no tuvieron que actuar en ningún momento –las lágrimas, risas y enojo son naturales–, mostrando un punto de vista particular en el arte documental, pues no solamente nos da información en bruto, sino que va más allá de una exposición de lugares o situaciones.

La película está hecha para investigar las emociones más severas del entorno en que se filmó. A diferencia de otras obras, aparece cual ficción donde encontramos funciones dramáticas específicas. Si este documental se reprodujera en una versión más larga y fabricada en estudio, estaría muy cerca de cumplir con todas las expectativas y parámetros de una premiada cinta comercial.

La habilidad del director para conducir la película con las herramientas dramáticas necesarias es precisa, no encontramos fallas. Quizá los planos son demasiado cerrados, no tan cómodos; sin embargo podemos encontrar la visión de paisajes en panorámicas abiertas que expresan tranquilidad, al tiempo que aquellos planos apretados nos permiten apreciar un lenguaje mucho más cinematográfico, y quizá sea más real que una toma a distancia.

La cinta tiene características importantes, constantemente ligada a flashbacks como un excelente recurso del séptimo arte para ampliar el dialogo, la nostalgia y sobretodo las ideas del documental a todo el público. La familia protagonista expone los inicios del árbol genealógico, desde la adolescencia de cada una de las partes hasta el término de su vida. La sensopercepción nostálgica inicia cuando el padre y la madre del realizador cuentan cómo se conocieron, cómo la vida fue pasando del gran amor a un desinterés y soledad que nadie puede explicar.

Partes de una familia es un recorrido a la historia real de una pareja que con los años fue consumiéndose hasta llegar al desamor. Relevante viaje que aborda el autor, con base en una entrevista en torno a las emociones y razones por las que la pareja llegó a sentirse inestable. Un argumento real, espontaneo, que marca el camino hacia la muerte, situación que por supuesto está plasmada en las escenas que se desarrollan con preguntas relacionadas al inicio y fin de la vida.

La edición es maravillosa. Dentro de la gran selección de sentimientos que se desbordan a cuadro, se reúnen los mejores. Hasta aquellas emociones que los mismos personajes no desean declarar, y han guardado por largo tiempo, son expuestas con crudeza en un ambiente de soledad y ancianidad.

Algunos directores de cine sugieren que todo aquello que se escriba y lleve a la pantalla debe ser de alto contenido sensorial, en apariencia incompatible –mencionan–, con la historia de un viejo; cuando se piensa en Amour (Michael Haneke, 2012) definitivamente se convierte en todo lo contrario. Así es Partes de una familia: la conmovedora realidad de la tercera edad, desde una nueva perspectiva. Nos hubiera gustado ver a Diego Gutiérrez al final de la historia, pues solamente se escucha su voz, pero el director deja la oportunidad de reflexionar acerca de la familia a través de un documental dramatizado, sin melodramas.

Para ver el calendario de exhibición de este documental en AMBULANTE, da click aquí.

07.03.13



Isabel Ocadiz


Directora y escritora, cómplice de la ensoñacion y la poética que generan 24 imágenes por segundo.....ver perfil
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