...por ira hacia los dioses la Madre Tierra irritada, última hermana como dicen para Ceo y Encelado, la engendró, célebre por los pies y las alas veloces; monstruo horrendo, ingente, que cuantas plumas tiene en el cuerpo, tantos ojos en vela.
Virgilio.
Un debate entre mujeres…
Cuando la formula no funciona
por Arantxa Sánchez
De uno u otro modo, la fama lo es todo. Quien diga lo contrario, miente. El reconocimiento y la euforia que se mezclan con la adrenalina de tenerlo todo, ese todo que no sólo se traduce en bienes materiales, en cosas tangibles propias, sino en algo más interesante, más seductor, más embriagador: lo ajeno, la fama, el todo del otro.
Ladrones de la fama (The bling ring) de Sofía Coppola se produjo para ser la película de verano, esa combinación extraña entre el cine que pesa por el apellido del director y la apropiación de una taquilla por siempre paciente. Pero creo que el filme queda a deber. Ni Emma Watson, ni la temática, ni el apellido de la directora...
El mayor reto fue aceptado, Coppola abandonó su zona de confort en las películas con historias intimistas para adentrarse en los aparentes dramas de la superficialidad y el glamour: un grupo de adolescentes fascinados por robar las mansiones de las estrellas de Hollywood para crear a su alrededor toda una alegoría de triunfo y estatus.
Seis jóvenes, fiestas, drogas, el aburrimiento de los suburbios recompensado por el alcohol y la ropa de diseñador que, contrario a lo que podría creer de la directora estadounidense, se queda en un tratamiento ligero: elementos que permanecen sin amarrar, como si hubieran sido remachados con premura, un corte a créditos que deja un sabor amargo, un coitus interruptus.
Este tipo de relato fue explorado por Coppola con su proyecto anterior Somewhere (2010): una historia sencilla que es equilibrada por la fotografía realizada por Terry Stacey que remite a la calidez veraniega y apacible. Pero en esta ocasión, Coppola trata de acoplar elementos característicos de su cine (colores pastel, los diálogos naturales, los cortes a negro que avanzan despacio entre el trazado de la película y, en esta ocasión, la buena intensión de trazar un perfil cercano y complejo de los personajes) a un hecho real, que demandaba más consistencia.
Lo interesante en The Bling Ring pudo haber sido el tratamiento: el hecho mismo extraído de la realidad a través del articulo publicado en Vanity Fair, “The Suspects Wore Louboutins” escrito por Nancy Jo Sales, una mina de oro que gritaba ser explotada. Pero no, en esta película, Coppola parece incómoda, limitada, ausente: ÂżLas expectativas sólo fueron eso: expectativas?
Para muchos, el sueño húmedo de pubertad se cumplirá cuando vean a Emma Watson dejando atrás la capa de magia por un buen par de Vuitton. Y ese elemento es constante, la cuasi perfección de las protagonistas que usa Coppola como las adolescentes que aún están en la búsqueda de un mundo que se atreva a aceptarlas, ocultas en familias que desayunan y rezan, en mentiras piadosas y excesos con auras de inocencia. Pero hasta ahí. Es mucho pero Coppola ofrece poco.